El estado de salud de los médicos españoles ha empeorado notablemente durante la pandemia, llegándose a alcanzar prevalencias muy elevadas de malestar y deterioro físico, mental y emocional que pese a ligeras mejoras, nunca llegan a recuperarse. Así se desprende del estudio Repercusiones de la COVID-19 sobre la salud y el ejercicio de la profesión de los médicos de España realizado por la Organización Médica Colegial (OMC), en colaboración con otras entidades, y presentado hoy en la sede colegial.

El informe, que recoge los resultados de encuestas a un total de 4.515 médicos, evalúa el impacto de la pandemia sobre la salud física y mental de los profesionales en tres momentos -antes de la pandemia, durante la primera ola (marzo-abril) y el último trimestre de 2020-, destaca que una cuarta parte de los médicos (25,5 por ciento) ha estado de baja en algún momento desde el inicio de la pandemia por motivos relacionados con la COVID-19 (han sido positivos o presentaron sintomatología), un 2 por ciento ha sido hospitalizado y el 8 por ciento ha vivido la muerte de algún compañero de trabajo por esta causa.

El 51 por ciento de los médicos afirma sentirse “sobrepasado” y menos preparado física y emocionalmente ante nuevas olas

Los datos reflejan que las energías de los médicos están al límite, tal como muestran diversos indicadores: el 51 por ciento afirma sentirse “sobrepasado” y menos preparado física y emocionalmente ante nuevas olas, ya que se van enfrentando a ellas sin haber podido recuperarse de las anteriores. Cabe reseñar, que un tercio de los profesionales han tenido que enfrentarse a dilemas éticos, ante los cuales la mejor manera de gestionarlos acostumbra a ser en equipo (61 por ciento).

Por ello, el 20 por ciento se ha planteado adelantar la jubilación cuando llegue el momento y hasta el 34% ha llegado a barajar la idea de abandonar la profesión, aunque reconocen que no lo harán.

Insomnio y mala salud percibida

De acuerdo con el estudio, los profesionales duermen menos y peor -un 27 por ciento duerme menos de 6 horas vs 14 por ciento antes de la pandemia (el doble que antes de la pandemia (14 por ciento)- y tienen peor salud percibida (23 por ciento considera que su salud es mala o regular). Asimismo, seis de cada diez presentan algún indicador de fatiga, dolor o estrés y la misma proporción sufre síndrome de burnout (estrés que se cronifica y cursa en forma de hartazgo y agotamiento, más aún ante la expectativa de “no ver el final del túnel”). En consecuencia, se registra un incremento del consumo de tranquilizantes e hipnóticos: del 18,6 por ciento al 29,4 por ciento.

No obstante, los profesionales se han sentido masivamente apoyados por sus compañeros y equipos en los peores momentos de la crisis (83 por ciento) y también por los pacientes (82 por ciento), pero solo uno de cada tres médicos ha percibido el apoyo de su organización y de los gerentes y directivos de sus centros de trabajo.

Solo uno de cada tres médicos ha percibido el apoyo de su organización y de los gerentes y directivos de sus centros de trabajo

Entre otros aspectos analizados en el estudio, cabe señalar que los hábitos de vida han empeorado: aumenta (aunque los porcentajes son relativamente bajos) la proporción de profesionales que consumen bastante o mucho alcohol del 4 por ciento al 7 por ciento y disminuye del 50 por ciento al 28 por ciento la práctica habitual de actividad física.

Para Tomás Cobo, presidente de la Organización Médica Colegial, estos datos ponen de relieve “el tremendo esfuerzo realizado por la profesión y la necesidad de cuidar al que cuida desde todas las instancias posibles. Es imprescindible que los profesionales sanitarios cuenten con el máximo apoyo porque son el pilar fundamental de nuestro sistema sanitario. Desde la Fundación de Protección Social de la OMC seguiremos trabajando por proteger, cuidar y prevenir la salud de nuestros compañeros y sus familias. Cobo recuerda que los médicos se han dejado la salud en esta pandemia, incluso algunos de ellos la vida, en concreto 116 compañeros que han fallecido en el ejercicio de su profesión por COVID19”.

Pocos médicos utilizan servicios de apoyo a la salud mental

Una de las principales conclusiones que se desprende del estudio es que, a pesar de llevar más de un año inmersos en la pandemia, todavía son pocos los médicos que acuden a servicios de apoyo a la salud mental para hacer frente al malestar emocional y al agotamiento mental acumulados. De hecho, el 13 por ciento de profesionales encuestados reconocen que necesitan ayuda aunque no están recurriendo a este tipo de servicios y, de hecho, afirman que tienen previsto hacerlo en algún momento.

Si a este porcentaje se añade el de profesionales que sí que han acudido o están acudiendo a este tipo de recursos, el resultado es que una cuarta parte de los médicos y médicas españoles (24,9 por ciento) son usuarios reales o potenciales de servicios de apoyo a la salud mental. Las mujeres y los jóvenes son los que en mayor medida han recurrido a estos servicios. Por otra parte, en la Comunidad de Madrid, esta demanda (real o potencial) es significativamente superior a la media y asciende al 30%.

Otra conclusión muy significativa del estudio es que, en general, los médicos echan de menos y creen que deberían recibir formación para mejorar las competencias emocionales (88 por ciento), para un ejercicio saludable (50 por ciento) y para la gestión de conflictos (48 por ciento).

La experiencia de más de 4.500 médicos españoles

El estudio Repercusiones de la COVID-19 sobre la salud y el ejercicio de la profesión de los médicos de España se basa en los cuestionarios que han respondido 4.515 médicos españoles entre octubre y diciembre de 2020 (en Cataluña, los cuestionarios se respondieron en el mes de julio), coincidiendo con un endurecimiento de la pandemia y la llegada de la denominada segunda ola que, en algunas zonas, fue incluso el inicio de la tercera.

El 63 por ciento de la muestra está integrada por mujeres, mientras que la media de edad es de 52,4 años. El 65 por ciento ejerce en el sector público y, por ámbitos asistenciales, el 52 por ciento lo hace en hospitales, el 30 por ciento en atención primaria y el 18% restante en otros ámbitos (salud mental, sociosanitario, salud pública, etc.). Por otra parte, el 30 por ciento tiene contrato temporal (interinaje, temporal laboral o MIR), un porcentaje que asciende hasta el 84 por ciento entre los profesionales menores de 35 años.


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