La Unidad del Dolor del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor del Hospital de Sant Pau (Barcelona) ha implantado la última generación de bombas de infusión intratecal de fármacos en pacientes con dolor crónico refractario. Se trata de la primera vez que se ha desarrollado en Cataluña este tratamiento contra el tipo de dolor no responde a tratamientos convencionales. El dispositivo recibe el nombre de ‘Synchromed III’ y ha sido desarrollado por Medtronic. Permite una administración dirigida y localizada del fármaco hacia el target de la nocicepción, interrumpiendo las vías del dolor en su origen. De esta forma reduce su concentración sistémica y sus posibles efectos secundarios, mejorando la calidad de vida de los pacientes.

La directora de la Unidad del Dolor del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor del Hospital de Sant Pau y presidenta de la Societat Catalana del Dolor, Marta Ferrándiz, ha explicado que “esta terapia está indicada en pacientes muy seleccionados con dolor crónico, benigno o maligno, que no consiguen un alivio con los tratamientos analgésicos convencionales”. En este caso, “el primer paciente a quien hemos implantado la Synchromed III presentaba dolor crónico oncológico”, según ha informado el hospital en un comunicado.

Esta bomba de infusión de fármacos tiene forma “redondeada y tiene el tamaño de un disco de hockey”. Se implanta entre la piel y el músculo del abdomen del paciente. En concreto, entre las costillas y la cresta ilíaca mediante una intervención quirúrgica mínimamente invasiva, con anestesia general o local y sedación. Según han explicado, la duración está estimada entre una hora y media y dos horas. Este fármaco se administra a través de un catéter que conecta el reservorio del dispositivo con el espacio intratecal de la médula espinal. Desde ahí se administrará directamente el fármaco a un ritmo constante y de acuerdo con las dosis programadas.

Dispositivo que interrumpe las vías del dolor

La batería de esta bomba de infusión tiene una vida media de siete años y es necesario realizar la recarga del fármaco de forma periódica. Según las características y necesidades de cada paciente, cada dos o tres meses. El procedimiento se realiza a través del puerto de carga ubicado en el centro del dispositivo, tal y como han detallado. Por tanto, a diferencia de los fármacos orales que se absorben sistémicamente hacia todo el organismo, este dispositivo interrumpe las vías del dolor en su origen. Directamente en la médula espinal haciendo llegar el fármaco al líquido cefalorraquídeo.

Además, al administrar una mínima concentración de fármaco en el lugar de destino, se minimiza su concentración en el resto del cuerpo. De esta manera, este sistema de administración de fármacos permite a los pacientes experimentar un alivio eficaz del dolor utilizando una dosis inferior de medicamento. “Esto puede ayudar a minimizar los efectos secundarios que a menudo acompañan a la medicación analgésica por vía oral”, han indicado. También puede ser una opción en pacientes resistentes a altas dosis de opioides orales y contribuir a reducir o eliminar el uso de analgésicos sistémicos concomitantes. “Aparte de reducir los efectos secundarios, el tratamiento farmacológico es más efectivo con dosis inferiores. Por ejemplo, si estás tomando 300mg de morfina oral, con esta bomba de infusión y por vía intratecal esta cantidad es de 1mg”, ha recalcado Ferrándiz.  

Programación más sencilla y segura

La última generación de bombas de infusión de medicamentos por vía intratecal “aporta diversas ventajas para los profesionales y, sobre todo, para los pacientes”. En este sentido, el Sant Pau ha recalcado que se debe a una programación más sencilla de cada bomba. Cada paciente es diferente y, por tanto, el proceso de programación del dispositivo también debe serlo. “Esto es crucial, porque garantiza un mayor seguimiento de la adherencia y de la evolución del tratamiento y se facilita la actividad diaria de los equipos clínicos y de enfermería”, han informado. De hecho, Ferrándiz ha insistido en que “la estrecha colaboración y aprendizaje entre los equipos de enfermería y los facultativos especializados permite, con este nuevo dispositivo, conseguir una mayor seguridad para el paciente. Mejorando así su analgesia y funcionalidad, lo que puede llegar a compensar y disminuir el gasto sanitario global de estos pacientes”. 

La bomba mejora la rapidez de la telemetría, el sistema de comunicación que permite recoger, procesar y transmitir toda la información de la bomba de infusión. También el flujo de programación en la recarga de medicamento, además de ofrecer una mejor ciberseguridad. Todo ello supone “una mayor facilidad de uso por parte de los profesionales de Enfermería y también un ahorro de tiempo en lo que se refiere al seguimiento de los pacientes y una mayor eficiencia en el entrenamiento de los equipos en el manejo de esta terapia tan especializada”, han abundado.

El dolor crónico afecta a 8 millones de españoles

El dolor crónico es constante o intermitente, puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. En los casos más extremos, limita de forma importante la funcionalidad y la calidad de vida de las personas que lo sufren, unos 8 millones en España (17 por ciento). Según ha apuntado el Sant Pau en este comunicado, “no siempre se consigue controlar el dolor adecuadamente con las opciones terapéuticas disponibles”.

Por otra parte, el dolor oncológico que aparece debido a la progresión de la enfermedad o a consecuencia de los tratamientos y patologías asociadas, es muy frecuente en pacientes con cáncer. Se calcula que alrededor del 53 por ciento de los pacientes oncológicos tienen dolor. Un dato que en las fases avanzadas de la enfermedad puede estar situado entre el 62 y el 86 por ciento. Sin embargo, han concluido recalcando con que suele estar infradiagnosticado e infratratado. Uno de cada tres pacientes con dolor oncológico en España, 146.110 personas, no tienen controlado su dolor.


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