“Tras un año de incertidumbre por la Covid-19, en el que familias, docentes y empleados de centros escolares han hecho un gran esfuerzo, nos encontramos ante un nuevo curso con muchas dudas”. La vicepresidenta segunda de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), Teresa Cenarro, resume así las consultas que trasladan algunas familias en los días previos a la vuelta a las aulas, en el que será el primer curso sin medidas específicas anti-covid.

La incidencia de COVID-19 está a la baja, pero no sabemos qué pasará cuando vuelva el frío, a lo que se unen las informaciones sobre nuevos virus emergentes y brotes epidémicos, como el de la viruela del mono, que se ha extendido rápidamente por Europa. Esto aumenta la incertidumbre”, señala el vicepresidente tercero de Aepap, Pedro Gorrotxategi. Ante esta situación, la asociación de pediatras de primaria ha consensuado una serie de recomendaciones para que las familias encaren este curso 2022-2023.

Medidas de protección general en la nueva normalidad

El descenso de la incidencia de la COVID-19 en los últimos meses hace que se contemple con cierto optimismo el inicio del nuevo curso escolar. Pero el frío, el incremento de las interacciones sociales y de las actividades en interiores son elementos que facilitarán el contagio de esta y otras infecciones de transmisión respiratoria se extiendan entre la población infantil.

“Tras una relajación de las medidas anticovid en el verano, en el nuevo curso escolar, no parece necesaria ninguna medida de protección especial en los centros escolares”, explica Gorrotxategi. “Aunque las mascarillas, distancia de seguridad, restricción de la movilidad, etc., han contribuido a reducir la incidencia de enfermedades infectocontagiosas, no parecen necesarias en el momento actual”, comenta. Sin embargo, sí lo son “medidas de protección generales, para la Covid-19 y otras infecciones”. Las precauciones recomendadas son las siguientes:

  • El lavado de manos, ya sea con gel hidroalcohólico o con agua y jabón.
  • Tapar la boca con pañuelos desechables, o bien con el codo, al toser y estornudar, para evitar que las manos sean vehículo de transmisión de infecciones.
  • Realizar actividades en el exterior cuando las condiciones climáticas lo permitan.
  • Ventilación adecuada de los interiores en los centros educativos.
  • Es recomendable que los menores enfermos, por ejemplo, si han presentado fiebre la noche o el día anterior, no acudan al colegio hasta que desaparezcan los síntomas.
  • Los niños de seis o más años con síntomas catarrales leves pueden usar mascarilla facial durante unos días, hasta que sus síntomas mejoren, tanto en el colegio como en otros ámbitos, para proteger a abuelos y otras personas especialmente vulnerables.
  • AEPap, como recomendación general frente a las infecciones, apoya la lactancia materna y no consumir tabaco en hogares con niños.

Vacunación al día, clave contra las infecciones

Los pediatras de Atención Primaria recuerdan que el colegio puede ser un escenario de contagios no sólo de Covid-19, sino de otras infecciones comunes. “En los primeros años de escolarización, los niños sufren con frecuencia otras infecciones como la conjuntivitis, catarros, bronquiolitis, gripe y gastroenteritis aguda. La bronquiolitis afecta a tres de cada cuatro de los menores de dos años. También la gastroenteritis por rotavirus afecta, sobre todo, a los niños más pequeños. Ambas enfermedades se dan, en general, entre los meses de octubre y febrero”, comenta Cenarro.

Ante esta situación, como cada inicio de curso, los pediatras recomiendan mantener al día el calendario de vacunación, con todas las inmunizaciones recomendadas por los pediatras para los niños y demás miembros de la familia. “Las vacunaciones del rotavirus (para lactantes menores de seis meses) y la gripe (a partir de los seis meses de edad) están incluidas en los calendarios vacunales oficiales solo para algunos niños de más riesgo; la del rotavirus, para los nacidos prematuros y la de la gripe para los que padecen otras enfermedades de riesgo (cardiopatías, inmunodepresión, etc.). Pero ambas vacunas pueden ser usadas en todos los niños, a la edad correspondiente de cada una, pare mejorar la protección natural frente a estas infecciones”, asegura Hernández-Merino, portavoz de Aepap en vacunas y asesor del Comité de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Gorrotxategi recuerda que la pandemia “ha producido un descenso de las vacunaciones infantiles y, por ello, enfermedades que son poco frecuentes desde hace unas décadas, podrían regresar. Es el caso del sarampión, que puede tener consecuencias graves, o incluso de la poliomielitis, terrible enfermedad que produce muertes y parálisis que, como se ha visto en Londres y Nueva York, si se descuida su vacunación, puede incluso reaparecer en países occidentales”.

La viruela del mono, un riesgo bajo para los niños

Este inicio de curso, otro virus emergente ha acaparado titulares, el de la viruela del mono. “La palabra ‘viruela’ nos devuelve al siglo XVII cuando se extendía por todo Europa, con una mortalidad cercana al 25%, causando el fallecimiento de miles de niños. La viruela del mono ha estado presente en África desde hace décadas. Este año, inesperadamente, la enfermedad se ha extendido por buena parte de Europa. Sin embargo, mientras que en el continente africano, tradicionalmente, se ha asociado a una mortalidad importante y mayor riesgo en niños, en Europa está mostrando una mortalidad mucho menor en todas las edades y en la que los niños apenas se ven afectados”, explica Gorrotxategi. “La inmensa mayoría de los casos transcurren de forma leve y necesitan solo cuidados generales y aislamiento para evitar el contacto directo prolongado, que facilita la transmisión a otras personas”, añade.

En cuanto a virus emergentes, como la viruela del mono, AEPap considera el riesgo en colegios muy bajo y recuerda la necesidad de aislar a los positivos

El riesgo de la viruela del mono en los colegios es “realmente muy bajo, afirma. El principal mecanismo de transmisión está siendo el contacto muy próximo y prolongado piel con piel, lo que hace improbable la transmisión en el centro escolar. “El aislamiento de los enfermos en sus domicilios, hasta que los síntomas desaparecen, es la medida necesaria, y que hace que la actividad en las escuelas no sean un entorno de riesgo especial para esta enfermedad. No debe ser un motivo de preocupación importante en los colegios”, concluye.

Por último, Aepap anima a las familias y a los niños a encarar con ilusión el comienzo del nuevo curso escolar. “La actividad de los centros escolares, el aprendizaje y la interacción con los demás niños y la comunidad educativa, la actividad física y los deportes, junto con el retorno a las rutinas familiares, pueden ser fuente de crecimiento y felicidad de los niños”, aseguraCenarro. Por ello, la asociación reclama, también, de las administraciones públicas el “máximo e inaplazable refuerzo para que ninguna familia sufra los efectos de la carencia de recursos en la educación y aprendizaje de sus niños”.


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