J. Ruiz-Tagle Madrid | viernes, 16 de noviembre de 2018 h |

Los titulares están reservados para los grandes avances médicos. Este mismo caso se repite en el proyecto Bisepro, que ha conseguido mejorar la ratio de falsos positivos de sepsis en el hospital Son Llátzer. Pero, ¿quiénes están detrás de estos avances tecnológicos?

Pregunta. ¿Qué virtudes aporta el big data a la práctica clínica?

Respuesta. El término big data está asociado a una serie de definiciones que conforman una definición de consenso. Lo que más puede aportar es el valor, el obtener valor sobre toda la información existente en el Sistema Nacional de Salud. Además es un valor en tiempo real, cuando ocurre la eventualidad, y permite el uso de todo tipo de fuentes de datos heterogéneas.

P. ¿Cómo se adapta la tecnología que desarrolláis a la nueva Ley de Protección de Datos?

R. El nuevo reglamento lo único que hace es imponer las reglas de juego. Eso quiere decir que la información debe ser utilizada de una manera adecuada. Al final recogemos la información no sólo de forma anonimizada sino también disociada. Hay fórmulas informáticas de llevarlo a cabo con éxito.

P. ¿Cuesta mucho hacerse entender con las administraciones?

R. Son procesos largos porque cuesta mucho el modelo de contratación. Son lentas porque cuando trasladas el potencial de una determinada herramienta empiezan a aparecer dificultades en cuanto a la disponibilidad de los datos, dificultades en cuanto a cómo llevarlo a cabo, dificultades en cuanto a prioridades… Por resumir, la dificultad radica en que todos hablemos en los mismos términos.

P. Vayamos ahora a analizar un caso de éxito: Bisepro. ¿Cuál es su historia y cuáles son los beneficios clínicos?

R. Se inició a través de una colaboración con el hospital Doctor Peset. Llevamos allí un pilotaje contrastando con el sistema de detección de alertas de sepsis que tienen ellos instalado y los resultados fueron buenos. A partir de ahí nos derivaron al doctor Marcio Borges. Conocimos su trabajo en el hospital Son Llàtzer y escuchando y proporcionando todos opiniones llevamos a cabo un pilotaje. Hicimos una comparación de resultados y fueron muy buenos. El servicio que Borges tenía implantado detectaba muchísimos casos de sepsis pero también había alertas de posibles casos que no eran reales. Nuestro sistema lo ha mejorado reduciendo esos falsos positivos. A partir de ahí buscamos financiación y surgió este sistema que escucha la información cada 30 minutos de todos los pacientes que acuden al hospital y alerta al médico de posibles sepsis.

P. ¿La recogida de información afecta al tiempo de estancia del paciente o a la práctica del clínico?

R. No. El día a día del hospital no cambia. El paciente deja su huella habitual, nada adicional, en el servicio que necesite. Ese rastro que se va dejando es lo que se escucha.

P. Hablamos de sepsis pero, ¿podría aplicarse a otras patologías?

R. Por supuesto. Nosotros también los hemos desarrollado para alertas de obstetricia, de esclerosis múltiple o para alzhéimer.

P. Estamos hablando de software informático. ¿Necesita un mantenimiento que haya que presupuestar?

R. El producto es muy robusto y no requiere modificaciones o mantenimiento que requieren otras aplicaciones en las que hay que llevar a cabo ajustes con mucha frecuencia.