Desde el nacimiento de Gaceta Médica, hace más de 20 años, y hasta la actualidad, la sanidad se ha erigido como una de las grandes prioridades en Europa. Este paso al frente viene motivado y acelerado, en gran parte, por la reciente pandemia de COVID-19 que ha puesto en jaque a todos los sistemas sanitarios del mundo. Y es que esta crisis sanitaria ha sido el empujón que Europa necesitaba para darse cuenta de la importancia de trabajar de forma unida y coordinada.

A base de prueba y error, de lecciones y aprendizajes, Europa ha conseguido prepararse mejor, ‘sacar músculo’ y hacerse fuerte en materia de salud. Así, se ha ido forjando a fuego lento una Unión Europea de la Salud que está dando grandes resultados y dejando por el camino hitos y logros que se espera que tengan un fuerte impacto positivo en el futuro.

Gaceta Médica realiza un recorrido por los retos sanitarios más acuciantes a los que Europa ha tenido, tiene y tendrá que hacer frente, siempre con un enfoque de salud único e integral. Porque la nueva UE de la Salud va más allá de las emergencias actuales y pretende dar respuesta a los desafíos que vendrán.

Programa EU4HEalth

Fue en 2021 cuando la UE emprendió un nuevo rumbo en el ámbito de la política sanitaria con el programa EU4Health, que aporta las herramientas necesarias “para introducir cambios de larga duración en la salud pública”, aseguró Stella Kyriakides, comisaria de Salud de la UE.

Se trata de un ambicioso programa de financiación para el periodo 2021-2027, dotado de 5.300 millones de euros y destinado a garantizar un elevado nivel de protección de la salud humana en todas las políticas y actividades de la UE. Busca mejorar la preparación de los Estados miembro frente a las crisis venideras y hacer que sus sistemas sanitarios sean más sólidos, resilientes y accesibles. En concreto, el programa pretende la mejora y el fomento de la salud, la protección de las personas a través de la prevención, el acceso a productos y dispositivos médicos y el fortalecimiento de los sistemas de salud.

La lucha de Europa contra el cáncer

El cáncer siempre ha sido uno de los retos más importantes a los que se ha enfrentado la sociedad a nivel mundial, pero no fue hasta junio de 2020 que Europa decidió darle especial relevancia con la creación de la Comisión Especial de Lucha contra el Cáncer (BECA).

Los trabajos del BECA, que comenzaron en septiembre de 2020 –en plena pandemia mundial– y duraron un total de 12 meses, han sido cruciales para avanzar en un mejor abordaje del cáncer en toda la UE, con distintas propuestas y acciones puestas en marcha.

Así, a lo largo de todo un año, el BECA ha puesto sobre la mesa varios retos oncológicos, como el acceso a los tratamientos, la dificultad de la investigación clínica o los cánceres raros y cánceres infantiles, además de las oportunidades que se presentan para vencer a esta enfermedad con una mayor prevención, investigación y financiación.

Tan solo un mes después de la constitución del BECA, el Parlamento Europeo creó el Challenge Cancer Intergruop, un “grupo informal” integrado por eurodiputados de todos los partidos políticos para abordar el cáncer en exclusiva y conseguir que los pacientes ocupen un lugar central en la estrategia europea.

Tanto el BECA como el Challenge Cancer Intergroup se constituyeron dentro del marco del Plan Europeo contra el Cáncer, que vio la luz en febrero de 2021. Un esperado y ambicioso plan que constituye uno de los mayores logros políticos en el ámbito de la salud. Está dotado de 4.000 millones de euros para la prevención y detección precoz del cáncer, así como para poner la innovación y la nueva tecnología al servicio de los cuidados oncológicos. Además, incluye una importancia iniciativa para contribuir al cáncer pediátrico. Este Plan se sostiene sobre cuatro pilares fundamentales: prevención, detección precoz, diagnóstico y terapia y factores relacionados con la calidad de vida.

Y, en consonancia con el Plan, nació la Misión Cáncer, una de las cinco misiones creadas en el marco del programa de investigación Horizonte Europa (2021-2027), para mejorar o salvar la vida de tres millones de personas con cáncer para 2030.

Estrategia Farmacéutica Europea

Otro gran hito fue la adopción de la Estrategia Farmacéutica Europea en noviembre de 2021. La eurodiputada Dolors Montserrat, ponente del informe final, aseguró que con esta nueva estrategia se inauguraba la “década europea de la salud, la innovación y la investigación”, con una dimensión más social de la UE. “Es la piedra angular de la UE de la Salud“, declaró Montserrat, quien aboga por que Europa sea líder mundial en innovación y cuidados de la salud. Una senda hacia la que va encaminada la Estrategia Farmacéutica.

Precisamente, los objetivos de la estrategia van alineados con los de la UE de la Salud. Así, se basa en cuatro grandes ejes: poner al paciente en el centro de todas las políticas farmacéuticas y garantizar que tienen acceso a los tratamientos más avanzados en el menor tiempo posible; dar respuesta a las necesidades terapéuticas no cubiertas, como las enfermedades raras, el cáncer infantil, las neurodegenerativas o la resistencia a los antibióticos; apostar por una industria farmacéutica competitiva; velar por la sostenibilidad de los sistemas sanitarios; y reforzar a la UE como líder mundial en salud.

Por otro lado, aunque la estrategia no es legislativa, de ella cuelgan muchas directivas. La Comisión Europea se encuentra en plena revisión del proceso legislativo de todos los textos legislativos que acompañan a la estrategia. La revisión de la legislación farmacéutica de la UE, se prevé actualizar en marzo de 2023. En este sentido, España ha recogido el guante y la ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció que la Estrategia Farmacéutica Europea será una prioridad en la Presidencia española de la UE en 2023.

Preparación y respuesta ante amenazas de salud pública

La pandemia de COVID-19 ha sido devastadora, poniendo a prueba a todos los sistemas sanitarios del mundo y dejando miles de muertes a su paso. Sin embargo, desde el punto de vista científico y sanitario, ha supuesto una gran oportunidad para la innovación, especialmente, en el área de las vacunas.

Las compañías farmacéuticas iniciaron una carrera por conseguir vacunas eficaces en tiempo récord y, aunque algunas se quedaron atrás, muchas lo consiguieron. Pfizer fue la primera en llegar, con Comirnaty, al conseguir la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en diciembre de 2020. A ella le siguieron las vacunas de Moderna, AstraZeneca, Janssen y Novavax.

Antes de que estas vacunas lograran luz verde para su administración en Europa, la UE hizo acopio de un arsenal de dosis a través del mecanismo de compra conjunta, lo que le ha permitido contar con suficientes vacunas para inmunizar a la población europea y donar dosis sobrantes a países en desarrollo.

Además, tras el paso de la COVID-19, Europa decidió reforzar las capacidades de la EMA o el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) para responder de forma coordinada y efectiva a los retos sanitarios y de salud pública a los que se enfrentan los países de la UE.

Del mismo modo, la Comisión puso en marcha la Autoridad Europea de Preparación y Respuestas ante Emergencias Sanitarias (HERA), para coordinar y organizar la respuesta colectiva ante situaciones similares a la ocasionada por la COVID-19. Una vez consolidada, la HERA, en coordinación con la Agencia Ejecutiva Europea en los ámbitos de la Salud y Digital (HaDEA), inició el proyecto EU-FAB, cuya finalidad es garantizar la capacidad de producción de vacunas y otros medicamentos.

Resistencias antimicrobianas

De las resistencias antimicrobianas se dice que será la próxima pandemia, aunque lo cierto es que se trata de un desafío muy actual en el que la innovación y colaboración son cruciales. Europa se sirve de instrumentos como la HERA, Horizonte Europa o EU4Health para hacerse fuerte en la lucha contra la resistencia a los antibióticos, una cuestión que también será prioritaria para la futura Presidencia Española de la UE por su impacto en la salud pública.

En este sentido, España es un referente y se posiciona como el séptimo país de la UE con mayor reducción del consumo de antibióticos gracias al Plan Nacional (PRAN) que comenzó en 2014. A nivel europeo, se espera que a lo largo de este 2023 la Comisión lance una nueva iniciativa política en materia de resistencias antimicrobianas para reforzar todas las actividades que ya están realizando a nivel comunitario y a nivel internacional.


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