Raúl Poyato, Project Manager de Ekon Health.

El sector sanitario ha experimentado un salto tecnológico durante el último año que, en condiciones normales, se produciría en diez años. Así, se ha consolidado el concepto de “Salud Digital” para referenciar el uso de las tecnologías en el ámbito sociosanitario.

Desde el año de la COVID-19, la innovación digital ha capacitado a los profesionales de la salud para hacer más eficiente y personalizada la atención médica, mejorar el acceso al diagnóstico y al tratamiento. En definitiva, hacer que la medicina sea más precisa. Todo ello gracias, en gran medida, de un masivo análisis de datos.

Más Big Data

El modelo sanitario es uno de los ámbitos donde el Big Data está teniendo mayor impacto en la actualidad y en el que el uso de aplicaciones que analizan y procesan datos crecerán de forma espectacular. El aprovechamiento inteligente de toda la información permitirá obtener una visión holística 360º de los pacientes, proporcionar una identificación directa de los patrones en los resultados de salud e impulsar así los esfuerzos de atención médica. 

Asimismo, los datos están empoderando al paciente: les brinda la oportunidad de disponer de toda la información clínica en tiempo real, además de una mayor interoperabilidad y comunicación con el personal sanitario

Todas estas ventajas –y dada la dificultad de organizar datos fragmentados procedentes de diferentes fuentes– han provocado, durante el último año, una explosión de plataformas de datos de clientes (Customer Data Platform) que recopilan todos datos de todas las fuentes disponibles, los organizan y etiquetan, con el objetivo de hacerlos utilizables.

Algoritmos éticos

Los profesionales médicos ya están apostando por el aprendizaje automático (IA) y el reconocimiento de voz como el camino a seguir para ofrecer tratamientos y diagnósticos precisos.

Sin embargo, la Inteligencia Artificial funciona a través de algoritmos y los algoritmos son demasiado fieles, tomando decisiones automáticas que, en ocasiones, pueden resultar sesgadas y discriminar a ciertos individuos por razones de raza, género o condición social. En esta línea, en el medio plazo, es necesario la humanización de los procesos de diseño, operación y gestión de dichos algoritmos. 

En definitiva, la incorporación de las TIC en la vida diaria se produce a medida que las tecnologías se van implantando y, en este contexto, el sector de la salud no puede desaprovechar las ventajas que esta le ofrece. Los avances científicos deben ir acompañados de los avances tecnológicos para impulsar la mejora en la prevención y tratamientos y, por supuesto, la experiencia de cada paciente. Todo ello sin perder la visión ética y humanista.


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