Enriqueta Felip, presidenta de SEOM.

En España, el cáncer es una de las principales causas de morbi-mortalidad. Las estimaciones de la incidencia del cáncer en nuestro país según los cálculos de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN) fueron de 280.100 casos nuevos para el año 2022 y se espera un incremento en los próximos años, alcanzando los 341.000 casos para el año 2040.

En este momento, estamos siendo testigos de una auténtica revolución de la mano de la Medicina de Precisión. La identificación de alteraciones genéticas concretas ha logrado modificar la historia natural de determinados tumores y nos ha permitido ampliar nuestro conocimiento sobre la enfermedad, realizar subclasificaciones dentro de una misma patología y desarrollar fármacos contra dichas alteraciones, individualizando el tratamiento. Aunque la quimioterapia convencional continúa siendo un pilar fundamental, actualmente disponemos de una gran cantidad de terapias dirigidas, fármacos inmunoterápicos o los denominados anticuerpos conjugados que se han añadido a nuestro arsenal terapéutico. Estos avances han supuesto un impacto significativo en la supervivencia de nuestros pacientes logrando un control de la enfermedad a largo plazo, lo que era impensable hace unos años.

Una de las principales barreras a las que nos enfrentamos en nuestro día a día es la de asegurar el acceso equitativo a determinados biomarcadores ya aprobados, así como a fármacos dirigidos frente a las diferentes alteraciones moleculares. Debemos garantizar una armonización de criterios entre las distintas Comunidades Autónomas e incluso entre los hospitales de una misma Comunidad Autónoma. De especial interés es la implementación del trabajo en red entre diferentes CCAA para facilitar al máximo la derivación de pacientes, bien para su participación en ensayos clínicos de los que se pueda beneficiar o para ser tratados dentro de unidades de referencia en el caso, por ejemplo, de los tumores poco prevalentes.

Todo esto supone un cambio en el enfoque terapéutico del paciente oncológico y una reorganización de los Servicios de Oncología Médica con una tendencia a la superespecialización. De ahí la importancia de disminuir las ratios oncólogo/paciente y frenar la tasa de eventualidad de nuestra profesión que en algunos hospitales puede llegar al 40 por ciento de la plantilla.

Mención especial merecen los largos supervivientes, clara consecuencia de la mejora en los tratamientos y una nueva realidad a la que debemos adaptarnos para asegurar una atención de calidad. Las necesidades que precisan estos pacientes son diferentes a las de los pacientes en tratamiento activo. Tras superar un cáncer se abre una “nueva normalidad” a la que se tienen que adaptar, lo que puede generar problemas para la reincorporación a la vida social y laboral. Desde SEOM se está trabajando en guías de atención a largos supervivientes en Oncología e intentar implantar un plan asistencial a nivel nacional.