“Si el sector de la salud fuese un país, sería el quinto emisor más grande del planeta”. Este fue uno de los mensajes principales que desveló el informe de 2019 de la consultora Arup y la organización Salud sin Daño, elaborado para analizar la huella climática del sector de la salud. Está claro que todos los sectores contribuyen en el impacto que tienen los humanos sobre el planeta, de una u otra forma, pero ¿Qué ocurre con el sector sanitario, que tiene por objetivo promover la salud entre la sociedad? Este sector ya trabaja en esta línea, pero aun así, puede desarrollar una serie de medidas que ayuden a mejorar la huella climática y mejorar la prestación de los servicios de salud.

El documento mencionado anteriormente puso en valor algunas de las cifras que más han llamado la atención dentro de este ámbito profesional, como por ejemplo que la huella climática del sector salud equivale al 4,4 por ciento de las emisiones globales netas, lo que se corresponde con 2 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente. Estas cifras, trasladadas al ámbito español, representan el 4,5 por ciento del total de las emisiones nacionales y supone un gasto sanitario del 9 por ciento del Producto Interior Bruto.

Todos estos datos se repasaron durante los distintos GreenTalks, impulsados por Gaceta Médica y Muy Interesante, para analizar cómo todos los agentes implicados pueden contribuir en la reducción de la huella climática del sector. Ahora, en 2021, el Observatorio de Salud y Medio Ambiente, junto a la organización Ecodes y DKV Seguros, han elaborado el documento ‘Cambio climático y salud: la lucha contra el cambio climático, el mayor reto para la salud mundial del siglo XXI’, para analizar las repercusiones sanitarias previstas como consecuencia del cambio climático y los riesgos para los establecimiento de salud.

Consecuencias en el sector

Entre los efectos directos del cambio climático se encuentra el aumento del número de noches y días cálidos, el aumento e intensidad de las olas de calor o incremento del riesgo de incendios en condiciones de bajas precipitaciones. Esta situación se traduce en una mayor mortalidad relacionada con el calor, así como el agravamiento de enfermedades circulatorias, cardiovasculares, respiratorias y nefropatías, entre otras.

Existirá un aumento repentino de casos comunitarios de golpe de calor, asma y otras enfermedades respiratorias. Además, estos hechos tendrán una repercusión notable en la salud mental del personal de los centros sanitarios. Prueba de ello, es el ejemplo de la pandemia de la COVID-19, que ha puesto sobre la mesa los esfuerzos y tensiones de los profesionales sanitarios, afectando muchas veces a su salud mental. Y es que, el coronavirus surge debido a una enfermedad infecciosa de procedencia zoonótica, es decir, que pasa de los animales a humanos, un salto que se explica debido a la pérdida de biodiversidad y el desajuste de los ecosistemas.

Según la publicación científica The Lancet Public Health: “La comunidad de la salud pública tiene un papel fundamental que desempeñar en la aceleración del progreso para abordar el cambio climático”. En este contexto, en septiembre de 2021, 233 revistas científicas dedicadas a la salud intentaron alzar la voz. Todas ellas publicaron un editorial conjunto para reclamar a los líderes mundiales actuar sobre la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.

Todas ellas intentaron alzar la voz para que los profesionales fueran escuchados, pero “¿qué pueden hacer frente al cambio climático?” Esta fue una de las preguntas planteadas en el desarrollo del informe del Observatorio del Clima y Medio Ambiente. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), se elaboró una estrategia sobre salud, medio ambiente y cambio climático con los objetivos estratégicos y la relación que tienen con los establecimientos de salud resilientes al clima y ambientalmente sostenibles.

Atención sanitaria sostenible

Entre los objetivos se encuentra intensificar las medidas relativas a la prevención primaria y la integración de medidas preventivas de salud ambiental en la cobertura sanitaria universal, así como reforzar el sector sanitario o fortalecer las pruebas científicas y la comunicación para “orientar las opciones y las inversiones”, indica la estrategia. Además, desde la OMS ponen en valor la importancia de reforzar el sector sanitario en funciones de liderazgo, gobernanza y coordinación para asegurar los servicios esenciales en los establecimientos de salud.

La concienciación ante el cambio climático es un factor que está presente en la mayoría de los informes para intentar consolidar acciones que aúnen esfuerzos en una misma dirección: el cuidado de la naturaleza para una mejor salud humana. Por ello, desde el Observatorio de Salud y Medio Ambiente y Ecodes, repasan acciones que, particularmente, pueden desarrollar los profesionales sanitarios para contribuir en este camino.

Proponen apoyar y promover los acuerdos y compromisos derivados de las conferencias de Naciones Unidas sobre cambio climático, así como otro tipo de acuerdos climáticos. Esta medida toma forma debido a que, dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), uno de los objetivos fue incluir las prioridades sanitarias en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Además, la conferencia pretendía elevar la voz de los profesionales de la salud como defensores de una mayor ambición en materia de cambio climático. De hecho, muchas sociedades científicas elevaron el mensaje para intentar advertir sobre amenazas futuras.

Además, el informe anima a promover el reconocimiento social y político de llegar a estos acuerdos y, a su vez, que los profesionales sanitarios “utilicen sus conocimientos, evidencia científica y autoridad para defender la necesidad de tomar decisiones en el ámbito de la salud pública y los sistemas de salud”. Los autores piden que esta idea también se traslade a los entornos comunitarios. Por último, sugieren mejorar la capacitación y la formación acerca de las amenazas para la salud relacionadas con el clima, una propuesta que pretenden que se haga popular entre amigos y familiares de profesionales sanitarios. Todas las propuestas siguen la estela de servir de guía para mitigar los efectos del cambio climático y contribuir a una mejora de la salud humana en el futuro, pero sobre todo en el presente.

Por estos motivos, fomentar alternativas que aumenten el bienestar de los pacientes al mismo tiempo que consolidan valores ambientales de sostenibilidad es una de las prioridades de GSK. La compañía lleva años trabajando en base a objetivos ambientales de reducción de emisiones, eficiencia energética, gestión ambiental o uso de materiales sostenibles, entre otros. “Las empresas deben asumir el liderazgo en la lucha contra el cambio climático, ya que también es un estímulo para el sector y para fomentar otras iniciativas”, subraya Guillermo De Juan, vicepresidente y director de Relaciones Institucionales y Comunicación de GSK Europa.


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