El objetivo número 13 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que marca la Organización de Naciones Unidas (ONU) para 2030 se denomina ‘Acción por el Clima’. En este se engloban todas aquellas acciones encaminadas hacer frente al cambio climático por todos los perjuicios que este puede tener sobre la población. En este contexto, el sector salud por su relevancia, rango de actuación y, consiguientemente, impacto, tiene uno de sus focos de acción en esta misión. En concreto, en sembrar acciones con las que se pueda avanzar hacia la descarbonización del sector.

A la hora de analizar la mejor manera de reducir la huella de carbono en el sector sanitario, hay varios aspectos a abordar. Los expertos aluden a vigilar más de cerca los actos del día a día, como el consumo y emisiones en hospitales, pero también hay productos específicos sobre los que actuar, por la aparición de alternativas más sostenibles, como pueden ser los gases anestésicos y los inhaladores.

Éstos últimos son utilizados por personas con enfermedades respiratorias como pueden ser el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Los primeros inhaladores para usos médicos se introdujeron en el año 1950. Desde entonces hasta ahora, la innovación incremental ha jugado un papel fundamental en su reconfiguración, ofreciendo alternativas más cómodas y que favorecen la adherencia de los pacientes, además de ser menos nocivos en lo relativo a la huella de carbono. Y es que, desde la industria farmacéutica, la apuesta por la innovación incremental forma parte de su día a día, buscando constantemente alternativas más beneficiosas a nivel global, que aporten ventajas tanto para el mejor bienestar de cada paciente, como para la sostenibilidad del planeta.

Opciones alternativas

El documento ‘Cambio Climático y Salud: la lucha contra el cambio climático, el mayor reto para la salud mundial del Siglo XXI’, elaborado por , el Observatorio de Salud y Medio Ambiente, junto a la organización Ecodes y DKV Seguros, recoge que el mayor impacto de los inhaladores sobre la huella de carbono reside en el propelente (gases en suspensión para activar su uso) que contienen aquellos inhaladores de dosis media presurizados (pMDI), y cuyo efecto invernadero es ampliamente superior a aquellos de polvo seco y niebla fina.

En concreto, según este documento, se estima que “manteniendo el mismo principio activo, el cambio de un sistema pMDI a un DPI o SMI, supone una reducción de la huella de carbono de entre el 95 y el 98 por ciento por inhalador”.

Para trabajar en este aspecto, entidades como la British Thoracic Society (BTS), o nacionales como la Sociedad Española de Neumología Cirugía Torácica (Separ) y la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid) se decantan por incentivar el uso de estos inhaladores con menos impacto medioambiental en todos aquellos casos que sea posible. En este sentido abogan por seleccionar aquel que sea óptimo en cada caso, poniendo en la balanza el beneficio que produce en cada paciente, pero sin dejar de lado el parámetro de influencia sobre el cambio climático, por la importancia que tiene sobre la salud del planeta. Aun así, es necesario tener en cuenta que esta alternativa no es posible en el 100% de los casos, por las características concretas de cada paciente y su enfermedad.

En la ecuación de la sostenibilidad, también hay que introducir en la ecuación el elemento relativo a la producción de estos inhaladores. Aquí, apostar por alternativas con un menor impacto medioambiental como pueden ser el uso de diversos plásticos o la reducción de consumos en el momento de su fabricación, tendría (y está teniendo ya en el caso de las compañías que tienen implementadas estrategias en este sentido) un impacto muy positivo en términos de cambio climático.

Ejemplo de ello es la compañía GSK, que invierte en los denominados ‘medicamentos verdes’. Para lograr este objetivo, por ejemplo, apuesta por el uso de aerosoles más sostenibles que los convencionales. Para tomar partido por esta opción, los datos son importantes.

Así, hay que tener en cuenta que un inhalador presurizado habitual contamina alrededor de 28-36 kg de CO2eq, lo que supone una cantidad equivalente a un trayecto de 259-333 km en coche, mientras que un inhalador de polvo seco contamina apenas casi 1kg de CO2, equivalente a 6 km de recorrido.

En España se venden más de 16 millones de inhaladores convencionales en la actualidad.

Uso por los pacientes

Aparte de atender a todos los elementos relativos a la fabricación de estos inhaladores, es necesario poner el foco en la necesidad de formar e informar sobre cómo hacer un buen uso de los mismos y establecer unas guías de autocuidado nítidas para los pacientes con enfermedades respiratorias que precisen de estos dispositivos, como se recoge en el informe impulsado por el Observatorio de la Salud y el Clima.

Siguiendo este hilo, en el documento se recuerda que favorecer unos hábitos de autocuidado adecuados, contribuye a reducir la necesidad de medicación de rescate, la cual si suele estar basada en dispositivos pMDI con un mayor impacto sobre la huella de carbono. Acerca de este punto, cabe destacar que en España el uso de inhaladores pMDI supone alrededor del 50 por ciento del total de estos dispositivos, sobre todo teniendo en cuenta, como se mencionaba anteriormente, su uso como medicación de rescate para el alivio de síntomas.

También, porque, por cuestiones de preferencia, manejo o condiciones típicas de la enfermedad respiratoria en cada caso como el hecho de contar con un flujo respiratorio insuficiente para el uso de estos dispositivos más sostenibles, siguen siendo determinantes para obstaculizar una mayor penetración de las alternativas más sostenibles.

Con todo esto, es fundamental contar con una visión holística para hallar las maneras más eficaces que ayuden a reducir la huella de carbono que produce el sector salud, teniendo en cuenta desde el acto más mínimo, hasta las acciones a gran escala. Sigue siendo importante concienciar del impacto que tiene este sector a todos los niveles que, así, todos aquellos agentes involucrados, hagan lo que esté en su mano para mitigar los efectos nocivos en términos de cambio climático.


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