El dolor irruptivo oncológico (DIO) es una fuente importante de angustia asociada con el cáncer e impacta significativamente la calidad de vida de los pacientes, el diagnóstico y tratamiento1,2.

El DIO suele aparecer en el 59 por ciento de los pacientes con cáncer3. Se trata de un problema de salud global que tiene un gran impacto en las actividades diarias de los pacientes con cáncer, afectando su estado de ánimo, capacidad para caminar, capacidad para trabajar, relaciones sociales y la calidad del sueño, y el disfrute de la vida en general1

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, cinco profesionales sanitarios, Kevin Molina Mata, oncólogo médico en el Institut Català D’Oncologia L’Hospitalet; Manuela Monleón Just, enfermera en el ESAPD Legazpi; Jesús Blanco Suárez, oncólogo radioterápico en el Hospital Universitario Virgen del Rocío; Daniel Gainza Miranda, médico del Equipo de Soporte de Cuidados Paliativos en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias y Paloma Casado de Pedro, médico de familia en el CS Daroca se han reunido en un encuentro organizado por Gaceta Médica para destacar la importancia de un abordaje temprano y multidisciplinar del DIO y la relevancia de la toma de decisiones de forma conjunta donde el paciente es parte del equipo.

El valor de un tratamiento integral y temprano del DIO, de un equipo multidisciplinar especialista, la relevancia de la comunicación médico-paciente y de la toma de decisiones compartidas para un abordaje correcto están siendo tratadas en el proyecto Equipo 360°: Comprometidos contra el Cáncer, en una serie de cuatro videos que se divulgarán durante el mes de febrero con motivo del mes de lucha contra el cáncer. 

“Estar, es la base de la comunicación médico-paciente” es el cuarto vídeo de esta campaña donde los expertos dialogan sobre la importancia de “estar” para el paciente y la necesidad de incrementar la formación en comunicación para ejercer la medicina.

Medicina personalizada

“La medicina personalizada pasa por la comunicación con el paciente” afirma Daniel Gainza, quien además recalca que para que esta comunicación sea eficiente es importante conocer el grado de información que tiene el paciente acerca de su situación actual.

“Nosotros como clínicos sabemos qué enfermedad tiene el paciente y cómo puede evolucionar, y el paciente debe estar informado acerca de esto y de qué expectativa tenemos con los tratamientos que se le pueden ofrecer”, apunta Gainza y añade que también hay “una parte que a veces no abordamos como la situación vital del paciente”. “Lo que puede ser adecuado para un paciente puede no serlo para otro. Es importante ver el tratamiento que encaja en la vida de cada uno según su experiencia vital”, subraya el especialista. 

Continuando con la relevancia de la comunicación médico-paciente, para Paloma Casado la esencia de ésta es la presencia, es decir, que el paciente “vea al médico” y éste sea “accesible”. Para lograr esta presencia y comunicación, Casado advierte que se necesita tiempo. 

En esta línea, Gainza explica que “el no pararnos a hablar con los pacientes nos lleva al sobretratamiento y encarnizamiento terapéutico”. Además, añade que, en ocasiones, los profesionales se olvidan de la planificación. “Pensamos que dando una hoja en la que vengan los efectos secundarios es suficiente, y la planificación es más que eso, es sentarse con el paciente y explicarle qué estamos buscando y qué hay que hacer”.

Importancia de la formación

La formación es otro de los focos que han querido destacar en este diálogo de profesionales. “La comunicación con el paciente es la base y a ninguno de nosotros se nos ha formado mucho en nuestras carreras”, recalca Manuela Monleón. Además, añade que “se observa un déficit muy importante a la hora de comunicar malas noticias o nuevos tratamientos, y eso el paciente lo percibe”.

Jesús Banco ha remarcado esta idea, reclamando un compromiso con la formación. También, a colación del tema de la comunicación, asevera que es muy relevante “sentarse con el paciente, respetar su voluntad y que éste marque sus límites a la hora de conocer la información”.

Sobre este último aspecto, Kevin Molina indica que es importante “saber hasta dónde quiere saber el paciente”, porque hay que respetarlo y no comunicar lo que no quiere ser escuchado”. “Se puede parar y volver otro día, hay que saber parar de informar”, señala. En este sentido, Gainza ha estado completamente de acuerdo. “Hay que dejar la puerta abierta para que el paciente pregunte lo que necesite cuando él quiera”, incide el especialista.

Para concluir, Molina insiste en la importancia de no tener un carácter “paternalista” con los pacientes, ya que los profesionales están para ofrecer tratamientos, no para elegir por ellos. “Nos echamos eso a los hombros y nos estresamos a nosotros mismos cuando es la familia y el paciente quiénes tienen que decidir”, concluye.

Referencias

  1. Camps Herrero C et al. Breakthrough cancer pain: review and calls to action to improve its management. Clin Transl Oncol. 2020;22(8):1216-1226
  2. García-Foncillas J et al. Patient Perspective on the Management of Cancer Pain in Spain. J Patient Exp. 2020;7(6):1417-1424 
  3. Fallon M et al. Management of cancer pain in adult patients: ESMO Clinical Practice Guidelines. Ann Oncol. 2018; 29(4):iv166–iv191