J. A. R. Barcelona | viernes, 01 de julio de 2016 h |

Un artículo publicado en Nature Biotechnology en el que han participado expertos del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge (Idibell) demuestra que los tests epigenéticos poseen la misma calidad técnica y rigurosidad que las pruebas genéticas. A pesar de que estudios previos ya señalaban la calidad de los tests epigenéticos, “este es el primer estudio que lo demuestra a gran escala”, comenta María Berdasco, investigadora del Idibell.

En efecto, en este trabajo, que forma parte del proyecto Blueprint (que pretende determinar el epigenoma de referencia de las células sanguíneas), han participado 18 instituciones de 7 países y 3 continentes diferentes. “De este modo, se han podido analizar 27 metodologías distintas que se emplean en las pruebas epigenéticas —explica Berdasco—. Y la conclusión es que, a pesar de las pequeñas diferencias en la metodología utilizada por cada centro, los resultados son muy similares y reproducibles”.

Manel Esteller, investigador Icrea y co-autor del estudio, indica que “los resultados demuestran que las pruebas de laboratorio epigenéticas tienen una fiabilidad similar a los análisis genéticos usados de forma rutinaria en los hospitales”. Por su parte, Berdasco asevera que los tests epigenéticos van todavía por detrás de los genéticos en su implementación a gran escala porque “la epigenética es una disciplina muy joven”. Aun así, pone el énfasis, como Esteller, en que este tipo de pruebas “se pueden llevar a cabo en cualquier hospital”.

Ventajas de los tests epigenéticos

Berdasco señala que “las marcas epigenéticas son específicas de tejido y son específicas de patología, es decir, una célula tumoral puede tener una alteración que no tiene la célula normal”. Además, comenta, en la realización de las pruebas epigenéticas se trabaja con ADN, “que es un material muy estable”.

En palabras de Esteller, “esta validación internacional de las pruebas epigenéticas permitirá avanzar en su implantación clínica, pudiendo ser usadas para detectar precozmente ADN tumoral circulante en la sangre, evaluar muestras archivadas en los laboratorios de anatomía patológica desde hace años, contribuir a establecer patrones epigenéticos creíbles que analicen diferencias entre tejido sano y con distintas enfermedades o que incluso empiece a extenderse la obtención de epigenomas completos con cada uno de los 6,000 millones de ladrillos que forman el genoma humano”. Asimismo, este experto considera que este trabajo facilitará la aprobación de algunos de los tests epigenéticos por parte de las agencias reguladoras, paso imprescindible para que lleguen a los pacientes.