SERGIO ALONSO,
Redactor jefe
de La Razón
| viernes, 14 de marzo de 2014 h |

Algunas situaciones que se vienen produciendo en materia de medicamentos darían para escribir un libro o una enciclopedia entera. Aludo concretamente a los concursos y compras centralizadas, y a los impagos que van a sufrir este año los proveedores. Me explico. En torno a los primeros, se ha producido la paradójica situación de que Farmaindustria los alabara y ahora los cuestione. Ha de saberse que, lejos de ser inexplicable, este giro copernicano tiene su razón de ser. En un primer momento, la industria pensaba que habría un solo concurso y una sola oferta de precios, por lo que quedarían excluidas segundas y terceras rondas de negociaciones, por autonomías, provincias u hospitales. El estado crítico que sufren las arcas públicas ha terminado provocando, sin embargo, situaciones kafkianas en algunas autonomías. Cataluña, por ejemplo, decidió no participar en los concursos nacionales, pero sus autoridades han llamado a las compañías ganadoras para asegurarlas que aunque su feudo no participara por cuestiones políticas, conocen el precio ofertado y quieren pedirlas otro mejor que el ofrecido a la pérfida Madrid. Se ha dado la circunstancia de que algún laboratorio ha picado, bajando entonces el precio. El rizo del absurdo se ha producido cuando uno de los hospitales grandes de Cataluña ha aprovechado para pedir además un precio especial “porque no se puede cobrar lo mismo a un megacentro que a un hospital pequeño”. En resumen: la compañía afectada vuelve a bajar el precio, perdiendo mucho beneficio, lo que confirma la idea de que apenas sirven de nada las normas estatales porque todo el mundo las torea.

El otro asunto que daría para una serie por entregas es el del pago a proveedores. De entrada, decir que Cristóbal Montoro se ha convertido en el mejor aliado de la Sanidad al poner prácticamente a cero el contador de la deuda. Sin embargo, lo que debería ser una buena noticia no lo es tanto. Una vez instaurada entre las autonomías la cultura de que Papá Estado lo pagará todo, es difícil que éstas sufraguen ahora las facturas que generen sus centros sanitarios en parte de lo que resta del año. Valencia, por ejemplo, ya ha anunciado en reuniones a puerta cerrada que el presupuesto le durará hasta septiembre y que, a partir de ahí, será difícil cobrar nada. Aunque el asunto no ha llegado apenas a las matrices, en las cúpulas directivas de las empresas se da por hecho, con un silencio sepulcral, que las expectativas de percibir pagos por las facturas son escasas. El silencio responde al deseo de que un milagro reactive la economía y de vender la bondad de la marca España para que las inversiones decididas más allá de nuestras fronteras no se reduzcan o, incluso, desaparezcan. El riesgo de deslocalizaciones está muy latente.

w ¿Qué nuevo gerente de un hospital madrileño fue apartado hace años por el PP del hospital en el que trabajaba para alejarle del escándalo que salpicaba al que entonces era gerente de ese hospital?

w ¿Qué dirigente profesional perdió hace escasos meses su liberación profesional por parte de un sindicato, pero la ha vuelto a lograr gracias a otra organización? ¿Por qué estaba liberado por educación y no por Sanidad?

w ¿Qué gerente de un conocido hospital privado que recibió hace escasos meses una medalla ha dejado una estela de malestar femenino allá por donde ha trabajado?

w ¿Qué médico que va de erudito trata de embaucar a Sendín con todo tipo de alabanzas por encargo de otra organización?