NUTRICIÓN/ La hiponutrición en críticos, otro tema debatido en el Congreso Fesnad

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Hay bacterias “a priori” beneficiosas que no son significativas a nivel estadístico

La evidencia científica sobre la acción de un probiótico no es definitiva

| 2010-03-05T15:43:00+01:00 h |

C. Ossorio

Barcelona

¿Se puede hablar de “beneficio universal” de un probiótico? La respuesta es “no”, pues depende de la cepa, una idea en la que hizo hincapié Teresa Requena, del departamento de Ciencia y Tecnonología de Productos Lácteos del Instituto del Frío del CSIC.

Durante un simposio celebrado en el II Congreso de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (Fesnad), Requena explicó el procedimiento para la selección de bacterias probióticas con el objetivo de emplearlas en alimentación.

Así, la identificación taxonómica de estas bacterias ha de ser completa, sobre todo a nivel molecular, y debe tener un nombre aprobado en las listas internacionales de taxonomía microbiológica. Después, se debe realizar una evaluación in vitro para establecer características de funcionalidad y descartar que puedan tener efectos tóxicos. “Uno de los aspectos que más preocupa es que presenten resistencias a antibióticos de forma transmisible”, señaló.

En cualquier caso, aunque a priori exista evidencia científica de que una determinada bacteria ejerce un efecto beneficioso, “hay que demostrarlo, porque algunas cepas están mejor adaptadas para interaccionar con el organismo”. Por ejemplo, cuando se realiza un ensayo con la especie lactobacillus casei, “tienes que identificar la cepa, ponerle nombre y apellido”. Requena explicó que su grupo ha hecho un estudio con 300 pacientes ingresados en un servicio de Medicina Interna que habían sido tratados con antibióticos, para comprobar si el empleo de probióticos disminuía la aparición de diarrea asociada a estos fármacos.

Probaron una cepa Casei, una cepa Bifidobacterium y una cepa Acidophilus, pero de forma estadística no se encontraron efectos. “Quizás porque las cepas no aguantaron bien el estrés gastrointestinal o porque los individuos eran muy adultos, si bien en la bibliografía hay poblaciones de ancianos que con otras cepas sí han encontrado un efecto significativo”, puntualizó.

Hiponutrición en críticos

En otro sentido, Juan Carlos Montejo, del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital 12 de Octubre de Madrid, participó en un debate acerca de la hiponutrición permisiva en el enfermo crítico.

La polémica reside en valorar si un aporte del 50-60 por ciento de los requerimientos nutricionales es suficiente para este tipo de pacientes durante la primera semana de ingreso en la UVI, en la que el distrés metabólico es más importante.

“Hay datos que apuntan a que puede ser perjudicial no administrarle el cien por cien de los requerimientos, pero hay que tener en cuenta que se trata de una fase en la que el organismo no está preparado para soportar y metabolizar tanto alimento”, señaló Montejo. Así, “un aporte normal puede significar hiperalimentación en un enfermo crítico, con los riesgos asociados a ella, como hipoglucemia o disfunción renal”, añadió.