Un proyecto financiado por la AECC en 2006 y ya en fase I prueba sus efectos terapéuticos con el objetivo de frenar el crecimiento tumoral.
| 2010-02-19T16:29:00+01:00 h |

E. Sainz Corada

Madrid

Corría el año 2006 cuando —igual que viene haciendo desde hace años— la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) otorgó una de sus ayudas a la investigación a un proyecto dirigido por María A. Blasco sobre las células madre epiteliales y su implicaciones en el cáncer. Casi cuatro años después esta colaboración presenta sus resultados y uno de los frutos de este trabajo es la puesta en marcha de un ensayo en fase I sobre la aplicación de los inhibidores farmacológicos de la telomerasa en tumores. O lo que es lo mismo, su paso de la investigación básica a la clínica.

La investigadora partió de la idea que vincula estrechamente envejecimiento y cáncer. “Es un concepto nuevo muy de moda. Si se retrasa el envejecimiento no sólo se vive más sino que se retrasan todas las enfermedades asociadas a éste”, señala Blasco, que es directora del Programa de Oncología Molecular de la Fundación Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de Madrid (CNIO).

“Las telomerasas tienen mucho que ver con la inmortalidad de las células cancerígenas y este descubrimiento podría llevar en poco tiempo a lanzar medicamentos inhibidores que frenarán el envejecimiento y, por tanto, la aparición de enfermedades asociadas”, cuenta Blasco. Otra vía de investigación, completamente aparte, es el desarrollo de activadores de telomerasa.

Así, tras demostrar que son capaces de alargar hasta un 40 por ciento de media la vida en ratones resistentes al cáncer aumentando la telomerasa (cuantos más largos son los telómeros más puede multiplicarse una célula), “la idea es inhibir la telomerasa de manera temporal mientras dura una quimioterapia con el fin de frenar el crecimiento tumoral.

Por el momento ya está en marcha un ensayo fase I para medir toxicidad de los inhibidores de la telomerasa y ver si hay efectos secundarios. Y los resultados preliminares dicen que es un fármaco seguro. Un buen dato ya que al principio había dudas. “Los efectos secundarios parece que son muy pocos, que son buenas noticias, pero no sabemos si es efectivo. Eso se ve en la fase II que se va a empezar”, cuenta.

Su participación en el ensayo clínico con la empresa que lo está llevando a cabo ahora consiste en ver si “están atacando estos fármacos lo que tiene que atacar, si están haciendo que se acorten los telómeros dentro del tumor. En ese sentido estamos colaborando haciendo una parte de los análisis para medir si los telómeros se están acortando o no después del tratamiento con el fármaco”, explica.

Tumorogénesis y Notch

Otro estudio financiado por la AECC fue el del grupo de María Domínguez, profesora de Investigación del CSIC, Instituto de Neurociencias de Alicante (Universidad Miguel Hernández).

Usando Drosophila melanogaster (la mosca del vinagre), han conseguido establecer una clara relación entre una vía de transducción de señales denominada genéricamente Notch y la expresión de genes que modifican la epigénesis del ADN (denominados Pipsqueak y Lola). Las modificaciones epigenéticas dirigidas por dichos genes resultan en el silenciamiento de la proteína Rb, un potente gen supresor tumoral.

“La base de este proyecto es encontrar cuáles son las ‘malas compañías’ con las que Notch se combina para inducir tumores. A lo largo de estos años primero aplicamos la cooperación de Notch con los factores epigenéticos, luego encontramos su colaboración con AKT, y tenemos una serie de estudios, algunos aún sin publicar, en los que empezamos a encontrar que los mecanismos por los cuales Notch inicia tumores son muy variados”, explica Domínguez.

Recientemente, continúa, se han centrado en el papel de este oncogén en la metástasis y de nuevo han visto que no es determinante y necesita la compañía de otros genes. “Concretamente estamos encontrando que coopera con una familia nueva de genes y se definen como microRNAs. Lo que veremos en los próximos meses es una estrecha colaboración de Notch con algunos de estos microRNAs en varios de los pasos claves de la formación de metástasis”, concluye.