l El Hospital Clínico de Santiago de Compostela estudia la utilidad de la elastografía en adenopatías y el diagnóstico de la pancreatitis crónica

l Buenos resultados en el uso de la DPPI para la hipertensión portal en pacientes de alto riesgo con hemorragia digestiva por varices

| 2010-06-25T17:18:00+02:00 h |

E. S. Corada

Madrid

La elastografía por ultrasonografía endoscópica (USE) constituye una técnica pionera, que a modo de “biopsia virtual”, permite diagnosticar el cáncer de páncreas sin necesidad de recoger muestra de tejido. La USE emplea los equipos de ecografía asociados a la endoscopia, y permite diagnosticar y evaluar, con una eficacia superior al 85 por ciento, el estadiaje local de estos tumores.

La técnica (que evalúa en tiempo real la dureza o elasticidad de los tejidos, empleando los ecógrafos convencionales, mediante la adicción de un programa informático específico), resulta de gran utilidad fundamentalmente en el diagnóstico diferencial de estas neoplasias al mostrar patrones muy específicos que apoyan la naturaleza maligna o benigna de las lesiones, y las últimas evoluciones tecnológicas permiten superar el hándicap de la subjetividad de la interpretación de las imágenes, sin obviar el papel del especialista, al poder realizar un estudio cuantitativo de la elasticidad.

“Algunas patologías, como los tumores malignos, frecuentemente inducen cambios en las propiedades mecánicas de los tejidos. La elasticidad de estos suele ser uniforme en lesiones benignas; sin embargo, los tumores malignos suelen crecer de forma irregular y desorganizada”, explica Julio Iglesias, adjunto del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela con motivo de la Semana de las Enfermedades Digestivas celebrada en Santiago de Compostela, organizada por la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD),

En ella se presentaron trabajos realizados en el Hospital Clínico de esta ciudad pioneros para analizar otras indicaciones de la elastografía, como el estudio de adenopatías, tanto mediastínicas como intraabdominales, así como en el diagnóstico y evaluación de la pancreatitis crónica. “La asociación de este tecnología con la USE ha supuesto un avance significativo en el manejo de la patología pancreática, tanto en el diagnóstico de la pancreatitis crónica como, sobre todo, en el diagnostico diferencial de los tumores pancreáticos”, asegura Iglesias.

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Otro punto de interés es el desarrollo que ha alcanzado para el tratamiento de las complicaciones de la hipertensión portal es el uso de las derivaciones portosistémicas percutáneas intrahepáticas (DPPI). Tal y como señala Agustín Albillos, jefe de sección del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, consiste en implantar una prótesis intrahepática que deriva la sangre portal a la circulación sistémica, con lo que desciende bruscamente la resistencia intrahepática y la presión portal.

El principal avance lo ha objetivado un estudio, que se publicará próximamente, y que ha sido liderado por el grupo de Jaume Bosch, director del Centro de Investigación en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CiberHED) desde el Hospital Clínico de Barcelona, en el que la implantación precoz de una DPPI en pacientes de alto riesgo con hemorragia digestiva por varices se traduce en una disminución de la recidiva hemorrágica y en la mortalidad.

En el abordaje terapéutico de las enfermedades hepáticas destacan otras novedades en el manejo de la hipertensión portal, principal complicación de la cirrosis. Otro es la importancia que ha alcanzado la medida de la presión portal mediante el cateterismo de venas suprahepáticas. “Aquí señalaría dos aspectos: primero, se conoce bien el nivel de presión portal a partir del cual, en la evolución de la enfermedad, el paciente está en riesgo de desarrollar complicaciones de la hipertensión portal”, explica Albillos. “Segundo, se sabe que reduciendo la presión portal se más allá de unos valores determinados disminuye el riesgo de complicaciones y mejora la supervivencia. De ahí el interés en identificar a los pacientes con cirrosis en los que la HP ha alcanzado un valor clínicamente significativo y que pueden beneficiarse de tratamientos específicos”, continúa.

Respecto al tratamiento de las hepatitis, concretamente el virus C, el especialista señala que se está trabajando en la adición al tratamiento estándar de otros fármacos que aumenten su eficacia para lograr respuesta viral sostenida. “En suma, el tratamiento estándar para los pacientes con virus C infectados por el genotipo 1 responde mal al tratamiento estándar, interferón y ribavirina, con unas tasas de curación del 45 por ciento. En el próximo año se van a añadir los fármacos innibidores de la proteasa, que sumados a los anteriores constituirán la “triple terapia”.

Estos fármacos son el telaprevil y boceprevil, que van a aumentar la eficacia de la terapia convencional. “En principio saldrán sólo indicados para pacientes con genotipo 1 que no hayan respondido a la terapia convencional”.