DERMATOLOGÍA

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| viernes, 20 de noviembre de 2009 h |

Enrique Pablos Ibáñez

León

El Servicio de Dermatología del Hospital de León ha sido el primer centro del mundo en el uso de la malla de titanio en una reconstrucción nasal, tanto parcial como total. Una técnica que según ha reconocido a GM su responsable, el doctor Manuel Ángel Rodríguez, se utiliza para aquellos casos de pacientes con tumores cutáneos. “Este problema se presenta sobre todo en personas mayores, aunque la principal complicación pasa por dar soporte a la zona ya limpia de las células cancerígenas tras la extirpación de cartílagos y mucosas”, agrega.

Pese a que hasta el momento la malla tan sólo se había aplicado en reconstrucciones de otras partes del rostro, este grupo de dermatólogos estima que el uso de una estructura de titanio reporta beneficios en la respiración y estética de los pacientes, al tiempo que no produce ningún tipo de rechazo. “Se trata de un material inerte y biocompatible, lo que beneficia mucho la recuperación posterior del paciente”, explica el especialista.

El equipo dirigido por el jefe del Servicio de Dermatología del Hospital de León acumula en su haber casi una decena de intervenciones de este tipo. Para llevarlas a cabo optan por la aplicación de una malla perforada de titanio de 0,1 milímetros. Una vez moldeada según las necesidades de cada reconstrucción, el titanio proporciona firmeza en la zona al tiempo que se integra en la forma original sin que se denote la pérdida de esta parte del cuerpo que reemplaza. “Es necesario para reparar el defecto creado por la exeresis del tumor”, insiste Rodríguez.

En este tipo de intervenciones, los especialistas leoneses han optado por la cirugía de Mosh, ya que en opinión del doctor “es un método que permite la eliminación de tumores con las máximas garantías, respetando al máximo el tejido sano”. Para sustituir el cartílago nasal, los cirujanos emplean generalmente cartílagos procedentes de la oreja o si el defecto es muy grande se opta por el cartílago costal, pero esta técnica es más agresiva. Con la aplicación de la malla se logra minimizar el impacto quirúrgico sobre el paciente “al evitar una segunda intervención” y en reconstrucciones grandes no existe problema ni de cantidad con el material cartilaginoso ni riesgos de necrosis posterior.