Obstetricia/ Suecia presenta la menor tasa de prematuridad en Europa, del 6%

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c. ossorio Barcelona | viernes, 18 de enero de 2013 h |

La prevalencia de los partos prematuros en los países desarrollados va en aumento en los últimos años, aunque no de manera exagerada, pero lo que más preocupa a los expertos en Ginecología y Obstetricia es que no logran disminuir la tasa.

En Europa, oscila entre un 7 y un 8 por ciento, y con muy buenos cuidados prenatales puede bajar hasta un 6 por ciento (cifras de Suecia), pero ese es el tope, explica a GM Eduard Gratacós, jefe del Servicio de Medicina Maternofetal del Hospital Clínic de Barcelona, que participó en la jornada de debate “Extremely Preterm Babies. Improving Perinatal Care”, organizada por Biocat y Obra Social La Caixa, con la colaboración del Hospital y la Fundación Sant Joan de Déu.

Dos tercios de los partos prematuros suceden de forma espontánea, con o sin rotura de membrana, y son estos casos los que tratan de detectarse cuanto antes, si bien las vías para reducir la prematuridad no están obteniendo “demasiado éxito”, según Gratacós. La opción más eficaz es la ecografía para evaluar la longitud del cuello de útero en la semana 20, útil para detectar a las mujeres que tienen mayor riesgo, que son tratadas con óvulos de progesterona vaginal. Ahora bien, esta terapia “logra mejorar una proporción muy pequeña de casos”, puntualiza.

Existen varias causas de parto prematuro, como son claramente los embarazos múltiples o la infección genital (si bien este último supuesto no siempre lo desencadena), pero existen otros casos idiopáticos en los que se cree que influye un componente probablemente genético que se combina con otros factores.

Sin embargo, identificar el entramado genético que desemboca en parto prematuro es tan complejo que Gratacós apuesta más por “diagnosticar lo antes posible el riesgo”. En la actualidad, en el Clínic tienen en marcha una línea de investigación para analizar marcadores, proteínas y metabolitos implicados en este proceso, pero están en fases tan tempranas que aún faltan años para esclarecer la vía de activación del parto prematuro.

Por el momento, se han identificado una serie de proteínas en el líquido amniótico que están implicadas, “pero estamos intentando entender mejor qué ocurre a nivel del cuello y de la vagina, porque eso nos permitiría realizar test diagnósticos”, añade Gratacós.

Así, cuando se entiendan las vías fisiopatológicas y vías moleculares, se podrían desarrollar tratamientos más efectivos que interactuasen con los mecanismos del parto.

Un 3 por ciento de la población nace entre las 34 y las 37 semanas, es decir, son prematuros tardíos, frente a uno de cada 500 bebés que nacen antes de la semana 28. Aunque es evidente que el riesgo de los prematuros extremos y el coste asociado a ellos es mucho mayor, se están focalizando esfuerzos en mejorar los prematuros tardíos que, por número y en términos totales, representan un 5 por ciento de los problemas importantes en este campo, frente al 1 por ciento asociado a los extremos.