trasplantes/ Datos preliminares del último análisis del Registro Español de Tumores Post-Trasplante Cardiaco, pionero en el mundo

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De los tumores que aparecen a los 5 años de realizar este trasplante el 50% son de piel, el 10% linfomas y el resto los mismos que en la población

Los expertos inciden en la importancia del registro por el gran cambio en la inmunosupresión, lo que permite modificar los tratamientos

| 2010-03-31T14:40:00+02:00 h |

irene fernández

Madrid

Uno de los efectos secundarios de los inmunosupresores es la posibilidad de desarrollo de neoplasias, debido a la alta reducción de defensas que provocan en el organismo para evitar el rechazo del órgano trasplantado. Ahora bien, la incidencia de tumor a largo plazo (después del primer año) es más elevada en trasplante cardiaco (TC) que en otro tipo de trasplante, precisamente, porque el tratamiento es de mayor intensidad.

Pioneros a nivel mundial, nuestro país cuenta, desde el año 2000, con el primer Registro Español de Tumores Post-Trasplante Cardiaco, que recoge todos los tumores que aparecen tras el TC desde que se realizara el primero, en 1984. Este registro on line, en el que participan todos los centros de TC del país, recoge datos de fecha de aparición del tumor, factores de riesgo, tipo, localización, tratamiento y evolución. A la espera del último análisis, que se publicará próximamente, la coordinadora de este grupo, la doctora Marisa Crespo, de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca Avanzada y Trasplante Cardiaco del Hospital U. A Coruña, revela a GM algunos de los datos preliminares. “Hemos observado en los últimos datos que existe una menor incidencia de cánceres cutáneos en los trasplantes recientes”, afirma.

Y es que, de los tipos de tumores que aparecen a los cinco años del trasplante un 50 por ciento son cutáneos, un 10 por ciento linfomas y un 40 por ciento el resto de tumores más frecuentes entre la población. Sin embargo, esta menor incidencia de cáncer de piel puede deberse, según Crespo, al mayor control de las lesiones y a la incidencia de la protección solar. “Estos tumores suelen ser de fácil tratamiento y de comportamiento benigno, pero es interesante controlarlos y tener los datos del registro actualizados porque ha cambiado mucho la inmunosupresión, de forma que, a la aparición de un tumor, el médico puede modificar el tratamiento”, confiesa.

Es cierto que el beneficio de los inmunosupresores supera al riesgo y que, en la actualidad, la supervivencia tras TC ha ido aumentado, además de ser el tratamiento de elección para pacientes con insuficiencia cardiaca avanzada y que no tienen otra posibilidad. Un 80 por ciento sobrevive tras el primer año, y un 70 lo hace pasados cinco, según los últimos datos del Registro Español de Trasplante Cardiaco, publicados a finales de 2009.

Pero los tumores, complicaciones tardías tras el TC cuya incidencia aumenta después del primer año, constituyen, junto con la enfermedad vascular del injerto, la causa más frecuente de muerte.

Los expertos consultados coinciden en la importancia del análisis y del registro que permite conocer más las características de esta patología. De hecho, se desconocen registros de este tipo fuera de España, a excepción del de la Asociación Internacional de Trasplante Cardiaco y Pulmonar, obligatorio en América pero voluntario en el resto del mundo. Además, “esos datos no tienen la exhaustividad que los del registro español”, sostiene Crespo.

Muerte tras trasplante

Entre las causas más frecuentes de muerte tras TC los tumores representan un 12 por ciento, mientras que la infección un 17, seguido del combinado de enfermedad vascular del injerto y muerte súbita (un 15), fallo agudo del injerto (un 13), y rechazo agudo (un 6).

Según datos del registro español, la incidencia global de tumores aumentaba con el tiempo post-TC. Así, al año era de 18 por 1.000 personas/año de seguimiento; a los 5 años de 22,7 por 1.000 personas/año; y a los 10 años de 30,4 por 1.000. Por otro lado, la incidencia era más frecuente en varones que en mujeres y aumentaba con la edad del receptor en el momento del trasplante.

Dentro del grupo de tumores no cutáneos y no linfoides, los antecedentes de tabaquismo antes del trasplante aumentaban la incidencia de tumor. Se observó, también, que la profilaxis con fármacos antivirales disminuía la incidencia de linfomas post-TC. “Todo esto nos hace ser más conscientes en la práctica clínica y vigilar de forma más rigurosa a los pacientes”, concluye.