GM Madrid | jueves, 08 de noviembre de 2018 h |

El Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III ha confirmado a día de hoy la aparición de cinco casos autóctonos de dengue en nuestro país. Desde la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Fernando María Navarro, experto en enfermedades tropicales, ha asegurado que “conviene estar preparados y en alerta” ante la aparición de estos casos. El dengue se transmite por la picadura de los mosquitos Aedes Aegypti y Aedes Albopictus, conocido como mosquito tigre. Las condiciones de temperatura casi tropicales en algunas zonas, la humedad en entornos como los arrozales y las abundantes lluvias en determinadas regiones han sido el sustrato para el aumento de las poblaciones de mosquitos en zonas costeras.

En su opinión, la lucha contra estos vectores debe ser más enérgica, por eso considera conveniente la fumigación selectiva de las zonas larvíferas del mosquito que la transmite, aunque reconoce que la utilización de larvicidas se reserva en caso de epidemias o brotes.

El experto recuerda que es fundamental eliminar las larvas en las zonas de cría, humedales, agua de macetas, pozas, etc., incluso aunque el agua sea limpia. El médico también aboga por el empleo de repelentes y mosquiteras como medidas de prevención.

De cara a los profesionales, considera que los médicos han de ser conscientes de la existencia de la enfermedad, pensar en ella y llegar a un diagnóstico certero para no confundirla con otras viriasis, como la gripe y otras enfermedades tropicales importadas. Navarro insiste en que el diagnóstico clínico es fundamental: se ha de saber si la persona a viajado a zonas endémicas o con otras enfermedades tropicales, como malaria, para descartarlas y, en cualquier caso, el diagnóstico definitivo es en el laboratorio. No obstante, “para diagnosticar hay que buscar de forma selectiva la sintomatología”, añade.

Además, asegura que el cuadro clínico de esta enfermedad tropical puede pasar inadvertido, aunque en otras ocasiones puede mostrar manifestaciones típicas de una infección vírica: fiebre por encima de los 38 grados, dolor de cabeza y artralgias similares a las de un síndrome gripal. También pueden aparecer pequeñas erupciones e inflamación glandular. El experto recuerda que generalmente el proceso es benigno, pero se ha de estar alerta ante la posibilidad de que sea de tipo hemorrágico, la forma grave de la enfermedad que se debe a una segunda exposición al virus.

Navarro destaca que el tratamiento en las formas leves es sintomático, con uso de analgésicos. La forma grave requiere vigilancia constante y analítica con recuento de hematíes y plaquetas durante el ingreso hospitalario. También recuerda que existe una vacuna de uso restringido para zonas en las que es muy prevalente.