Desde finales de 2023 se ha producido un aumento de casos de infección por ‘Mycoplasma pneumoniae’ en España y otros países. No es una nueva epidemia. Esta bacteria es conocida por su patrón cíclico. En cada periodo de tres a cinco años se repite esta pauta pandémica. Sin embargo, a pesar del conocimiento sobre esta infección, no hay una terapia antibacteriana totalmente definida en casos leves. De hecho, no se recomienda al no existir evidencias suficientes.

El debate sobre el uso de antibióticos en estadios leves no afecta los casos moderados o graves donde si hay un mayor consenso. Por este motivo, Gaceta Médica ha entrevistado al coordinador del Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), Roi Piñeiro, quien se ha mostrado tranquilo ante el ‘Mycoplasma pneumoniae’. “No se trata de ninguna epidemia nueva, dato que considero fundamental para no generar ninguna alarma innecesaria en la población”, ha incidido.

La diferencia de este brote es que el patrón epidemiológico podría haberse visto afectado por las medidas implementadas durante la pandemia de COVID. Si bien, el especialista ha advertido que sobre la imposibilidad de predecir cuándo volverá a ocurrir un incremento. Por su parte, la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP) han recordado que estos patrones pandémicos suelen darse en verano o a inicios del otoño. Una infección que afecta principalmente a los menores de cinco años.

Nuevo brote en China

Este nuevo brote se originó en China en junio del 2023, donde reportaron un notable aumento de casos. Ante esta situación, que podría recordar a la sufrida con la COVID, Piñeiro ha resaltado que “no hay motivo de alarma ni preocupación en la actualidad”, ya que esa pandemia se dio ante un virus nuevo. Así, ha apuntado que en el caso de ‘Mycoplasma pneumoniae’ “se trata de brotes epidémicos ya conocidos, causados por una bacteria ya conocida”.

Según los datos que han reportado las autoridades chinas, recogidos en un comunicado de la SEIP, se ha alcanzado hasta un 61 por ciento de positividad en muestras de niños con infección respiratoria. La epidemia en China mostraba mayor porcentaje de resistencias a los antibióticos macrólidos, mayor gravedad e incremento de la incidencia en menores de tres años, en comparación con años previos.

Debate en el uso de antibióticos

Uno de los temas más discutidos con relación a esta bacteria es el uso de antibióticos. Según Piñeiro, “en casos leves y en ausencia de factores de riesgo de mala evolución, no hay evidencia suficiente que demuestre que el uso de antibióticos sea superior al uso de placebo”. Sin embargo, en situaciones que requieran hospitalización o presenten factores de riesgo, sí se recomienda el uso de antibióticos específicos como claritromicina o azitromicina, que pertenecen a la familia de los macrólidos.

Existe consenso en que el uso sin control de antibióticos contribuye al desarrollo de resistencias bacterianas, lo que es una preocupación de primer orden. Piñeiro ha enfatizado en que “cualquier uso innecesario de antibióticos contribuye al desarrollo de resistencias en los microorganismos”. Por eso, “los antibióticos son medicamentos cuyo uso debe ser controlado y justificado”.

La SEIP también ha abordado la cuestión del uso de antibióticos en estas infecciones. Así, han recordado que la mayoría de ellas son autolimitadas y leves. Sin embargo, para los casos moderados o graves, también ha recomendado el uso de antibióticos específicos. Así, han vuelto a destacar “la importancia de una política adecuada de uso antimicrobiano”.

Dificultad para diagnosticar

La SEIP ha publicado un documento de posicionamiento sobre el diagnóstico y tratamiento de la infección por ‘Mycoplasma pneumoniae’. De esta forma, una de las recomendaciones clave es que las pruebas diagnósticas deben realizarse solo cuando exista sospecha clínica y el diagnóstico pueda modificar el tratamiento. Así, Piñero ha aclarado que “si hay sospecha de una neumonía atípica leve que no vamos a tratar, no es necesario el diagnóstico de confirmación porque no vamos a iniciar ningún tratamiento”.

Este diagnóstico preciso es complejo. No existen pruebas de laboratorio que puedan diferenciar la colonización de la infección activa. Los autores del artículo publicado en la AEP han insistido en que “las distintas pruebas para el diagnóstico microbiológico disponibles actualmente son incapaces de diferenciar la colonización de la infección activa.” Por esta razón, la SEIP ha recomendado realizar pruebas solo cuando exista una elevada sospecha diagnóstica y el resultado pueda modificar el manejo del paciente.

¿Posible pandemia?

A pesar de que estas epidemias son comunes, la posibilidad de que se conviertan en una pandemia es baja. Tal y como ha explicado Piñeiro, “para que una epidemia se denomine pandemia debe propagarse por todo el mundo, extendiéndose a varios países de diferentes continentes y afectando a un gran número de personas”.

“Por el número de casos, la escala geográfica y la velocidad de transmisión, hasta la fecha Mycoplasma pneumoniae siempre se ha comportado como una epidemia, no como una pandemia. Todo podría ocurrir, pero es muy poco probable”, ha concluido Piñeiro.

Así, aunque no hay motivo de alarma, la SEIP ha enfatizado en seguir las recomendaciones de los expertos para “evitar el uso indiscriminado de antibióticos”. La SEIP y la AEP siguen trabajando para proporcionar información actualizada y guías basadas en la evidencia. Entre sus objetivos está garantizar el mejor cuidado posible para los pacientes, especialmente los niños y adolescentes, los más afectados por esta bacteria.


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