Humanizar es construir un templo que sustenta la competencia técnica en otros cimientos fundamentales: competencia emocional, ética, espiritual, relacional y cultural, que forman parte de la profesional. La propuesta de José Carlos Bermejo, director del Centro San Camil de Tres Cantos, en este terreno protagonizó la conferencia de clausura.
Bermejo aseguró que hay que “seguir conjugando el verbo humanizar” y afirmó en clave de humor que sueña “con que algún día algún médico nos diga que la madre de un paciente necesita un extra de comunicación o un ‘chupito’ de escucha”.
En el fondo, concretó, “todos nos referimos a lo mismo, a vivir en propias carnes cómo sentimos que deberían ser y trabajar para llevar las cosas de cómo son a cómo sentimos que deberían ser. Este compromiso es una cuestión ética”.
La tarea de humanizar es universal y tiene que ver con la política, aunque no con la tendencia, matizó, dando respuesta a un comentario previo de Julio Zarco, que había insistido en que no se debe hacer política con este concepto.
Asimismo, planteó otro término, el de “humanarse”, como la facultad divina de bajar a la altura del ser humano para hablar a un mismo nivel.
Áreas de trabajo
Para avanzar en este terreno es preciso trabajar en la cultura e incidir en el comportamiento ciudadano, en el uso de los recursos y en su distribución justa, según su intervención.
En la misma línea, defendió que hay que aumentar el diálogo con las universidades, “hay que tender puentes y ver si el modelo centrado en la persona se está trabajando desde el aula”.
En cualquier caso, admitió que hay una parte de “cosificación” necesaria en la práctica clínica, que permite la observación y el análisis de forma objetiva para diagnosticar y tratar con acierto.