Por María del Mar García, presidenta del Colegio Oficial de Enfermería de Almería y tesorera del Consejo General de Enfermería de España.

La salud mental ha sido durante mucho tiempo la gran olvidada de la sanidad. Ha sido la pandemia la que ha hecho más visible la preocupante situación de la salud mental de la población en nuestro país.

En este contexto, las enfermeras de salud mental se hacen más necesarias que nunca, sin embargo, para gran parte de la sociedad y los medios de comunicación, siguen siendo una figura invisible y desconocida. Su labor, por contra, resulta primordial para el bienestar de los pacientes, ya que garantizan el cuidado y tratamiento de los síntomas, el acompañamiento en el proceso de recuperación -que puede extenderse en el tiempo-, así como en la propia aceptación de la enfermedad y la relación con el entorno más cercano.

Las enfermeras son la puerta de entrada de los pacientes en cualquier dispositivo de salud mental ya que podemos enseñar a afrontar los problemas, ayudar a gestionar las emociones y poco a poco ir mejorando el estado depresivo en el que se puede encontrar una persona.

Y, en concreto, las enfermeras del Trabajo deben ser referentes en el cuidado de las personas en las empresas y como garantes de la salud y la prevención de los empleados tienen un papel fundamental a la hora de ayudar, concienciar y dar educación para la salud en estos asuntos, incluida, por supuesto, la salud mental.

Abandono de la profesión

La salud mental de las enfermeras tras la pandemia también es preocupante. Hace un año, la Organización Colegial de Enfermería llevó a cabo una macroencuesta que mostraba que el 85% de las enfermeras ha visto afectada su salud mental por la pandemia planteándose incluso abandonar la profesión.

Entre otros muchos datos, el resultado de tantos y tantos meses de desgaste ha tenido consecuencias muy graves para la salud metal de estos profesionales, ya que un tercio de ellos (33%) reconoce haber sufrido depresión, 6 de cada 10 confirman haber padecido insomnio (58,6%) y algo más de dos terceras partes ha tenido episodios graves de ansiedad (67,5%).

Y lo mas preocupante es que esos datos en estudios realizados en 2022 han empeorado. En abril de 2022 tras un estudio de una CC.AA. (Navarra) la salud mental se vio afectada en un 83% y el pensamiento de dejar la profesión si pudiera lo pensó el 46% de la población.

España sufre un déficit crónico de enfermeras que pone en peligro el sistema sanitario y el bienestar de una sociedad cada vez más envejecida y aquejada de enfermedades crónicas, unos ciudadanos con una creciente necesidad de cuidados. De verdad, no podemos seguir maltratando a una profesión fundamental para la salud de la población y para el futuro de la sostenibilidad del sistema sanitario, ni mantener con un número de profesionales que está a años luz de las necesidades asistenciales de la profesión, no podemos estar tan alejados de países de nuestro entorno y nivel socioeconómico como Reino Unido o Francia.