| miércoles, 25 de abril de 2018 h |

Tras sufrir una primera crisis epiléptica, el 60 por ciento de los pacientes necesita recibir un tratamiento para controlar el riesgo de que se produzca un nuevo episodio. Los neurólogos se enfrentan por tanto al reto de elegir un primer fármaco antiepiléptico que aporte eficacia al paciente junto con la mayor tolerabilidad posible, una combinación que en la actualidad proporcionan los fármacos antiepilépticos de nueva generación. Así se ha constatado en la primera edición de la Reunión Nacional “Apuntes en Neurología” celebrada en Madrid, que ha reunido a más de 200 neurólogos generales y que ha contado con el patrocinio de Bial y Eisai.

“Es importante conseguir un tratamiento para el paciente que sea eficaz pero bien tolerado tras la primera crisis”, afirma Antonio Gil-Nagel, vicepresidente de la Sociedad Española de Epilepsia (SEEP) y moderador del bloque de epilepsia celebrado dentro de esta reunión. Una iniciativa que pretende consolidarse como una actividad nacional de carácter anual y de referencia entre el colectivo de neurólogos generales en España, y que ha estado coordinada por el Dr. Manuel Toledo, neurólogo de la Unidad de Epilepsia del Hospital Universitario Vall d’Hebron, de Barcelona.

“Cuando una persona tiene una primera crisis y los médicos le aconsejan iniciar un tratamiento porque hay un riesgo alto de que se repita, el fin es evitar un problema en el futuro y no tanto un padecer que afecte al paciente en ese momento cuando suele encontrarse bien y sin síntomas. Por ello, los pacientes nuevos no suelen estar preparados ante tratamientos que podrían conllevar efectos adversos, frente a los pacientes con más años y con mayor conciencia de padecer una enfermedad”, afirma, por su parte, Antonio Gil-Nagel, que es el director del Programa de Epilepsia del Hospital Ruber Internacional de Madrid.

En este sentido, los fármacos antiepilépticos de nueva generación proporcionan eficacia y una mayor tolerabilidad que los tratamientos tradicionales, al conllevar un menor número de efectos adversos, repercutiendo por tanto en una mejoría en cuanto a la calidad de vida del paciente. “En general, son mejor tolerados y tienen menos efectos adversos. En definitiva, representan nuevas oportunidades, que implican mejorías en pacientes que no evolucionaron bien con los fármacos clásicos”, afirma el experto.

En esta línea, se ha resaltado el aporte del fármaco de nueva generación acetato de eslicarbazepina. “Es un fármaco muy eficaz para epilepsia focales, un subtipo que suele presentar casi el 40% de los pacientes en el momento del diagnóstico”, añade el Gil-Nagel. “En estos pacientes en los que diagnosticamos una epilepsia focal desde el inicio, es una buena opción como primer tratamiento. Además, tiene una ventaja adicional y es que con una sola dosis al día es eficaz, con lo cual facilita mucho el tratamiento y no transmite esa sensación de enfermedad cuando tienes que tomar varios comprimidos al día”.

La importancia de los estudios en práctica clínica: Estudio Euro-Esli

La sesión dedicada a epilepsia programada dentro de esta actividad científica ha incluido, además del tema del “Abordaje diagnóstico y terapéutico tras la primera crisis epiléptica” y “El manejo integral del paciente con epilepsia”, otro de especial relevancia para los neurólogos: “La importancia de los estudios en práctica clínica”.

Como explica Gil-Nagel, los estudios de práctica clínica son muy relevantes a la hora de tomar decisiones de tratamiento ya que permiten conocer aspectos que influyen a la hora de elegir la terapia adecuada para cada uno de los pacientes. ”Estos estudios nos dan una información mucho más práctica que los ensayos clínicos porque reflejan mejor la realidad que vemos en nuestras consultas, y que incluyen muchas veces población diferente a la de los ensayos clínicos”.

Vicente Villanueva, jefe de Sección de la Unidad de Epilepsia del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia y encargado de impartir esta conferencia sobre los estudios en práctica clínica, hizo referencia al Estudio EURO-ESLI, que incluyó la mayor población de pacientes tratados con acetato de eslicarbazepina que se ha investigado y publicado hasta la fecha en la práctica clínica (2.058 pacientes de entre 14 y 88 años de edad con crisis parciales, con o sin generalización secundaria) y que han sido seguidos durante varios años.

Con todo, este trabajo concluye que acetato de eslicarbazepina se adapta a los requisitos de eficacia en cuanto al control de las crisis, contribuyendo a la vez a la mejoría en la calidad de vida de los pacientes; ya que se ha constatado que el porcentaje de pacientes que a lo largo de los años continuaba con este tratamiento era muy alto debido a que la relación entre su efectividad y efectos adversos era buena.