Un estudio pionero, realizado por el equipo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y el CIBER de Salud Mental (CIBERSAM), ha demostrado que los simbióticos (mezcla de probióticos y prebióticos) son una alternativa prometedora para abordar la irritabilidad en adultos con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y Trastorno Límite de la Personalidad (TLP). Estos hallazgos han sido publicados en la revista Brain, Behavior, and Immunity.

La irritabilidad es un síntoma complejo y persistente que impacta de manera considerable la calidad de vida de los pacientes con TDAH y TLP. En casos severos, esta condición puede incluso elevar el riesgo de suicidio. “Los tratamientos actuales no consiguen mejorar de forma significativa los síntomas de irritabilidad, que frecuentemente se manifiestan junto a otros problemas emocionales como la desregulación emocional y la impulsividad”, señala Gara Arteaga Henríquez, del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron e investigadora del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del VHIR y del CIBERSAM.

Investigaciones anteriores habían indicado el potencial de los simbióticos para manejar la desregulación emocional vinculada al TDAH. En este marco, el equipo emprendió un innovador ensayo clínico para examinar los beneficios de los simbióticos en el tratamiento de la irritabilidad. El estudio contó con la participación de pacientes del Hospital Universitario Vall d’Hebron, la Universidad de Semmelweis en Budapest (Hungría) y el Hospital Universitario Goethe en Frankfurt (Alemania). El estudio incluyó a 180 pacientes de entre 20 y 65 años, de los cuales 113 tenían TDAH, 44 TLP, y 23 estaban diagnosticados con ambas condiciones. Todos presentaban síntomas de irritabilidad y la mayoría ya estaba bajo otros tratamientos. Los participantes se dividieron en dos grupos: uno recibió un placebo y el otro un simbiótico. Este simbiótico consistía en una mezcla de cuatro tipos de bacterias (probióticos) y un conjunto de azúcares que sirven como nutrientes para el crecimiento de las bacterias (prebióticos).

Respuesta al tratamiento

El equipo de investigación evaluó la eficacia del tratamiento tras 10 semanas. Se consideró que había una buena respuesta si se observaba una mejora clínica en los síntomas de irritabilidad, tanto desde la perspectiva de los profesionales médicos como de la experiencia de los pacientes. Los resultados mostraron que en 19 pacientes (11 por ciento del total) se redujeron los niveles de irritabilidad: 15 de ellos (79 por ciento) habían recibido el simbiótico, mientras que solo 4 (21 por ciento) habían recibido el placebo. En todos los casos, el tratamiento fue bien tolerado, con efectos secundarios mínimos.

El equipo de investigación evaluó la eficacia del tratamiento tras 10 semanas. Se consideró que había una buena respuesta si se observaba una mejora clínica en los síntomas de irritabilidad, tanto desde la perspectiva de los profesionales médicos como de la experiencia de los pacientes. Los resultados mostraron que en 19 pacientes (11 por ciento del total) se redujeron los niveles de irritabilidad: 15 de ellos (79 por ciento) habían recibido el simbiótico, mientras que solo 4 (21 por ciento) habían recibido el placebo. En todos los casos, el tratamiento fue bien tolerado, con efectos secundarios mínimos.

Además, los simbióticos demostraron ser beneficiosos para otros síntomas, como los cambios de ánimo extremos, la dificultad para regular las reacciones emocionales, los problemas de concentración y los niveles elevados de estrés. Según explica Arteaga, “este estudio proporciona evidencias preliminares prometedoras sobre el uso de los simbióticos en el tratamiento de la irritabilidad y otros síntomas emocionales en adultos con TDAH y TLP”.

Análisis de moléculas inflamatorias

Para comprender por qué algunos pacientes responden a los simbióticos mientras que otros no, el estudio examinó la relación entre los niveles de ciertas moléculas del sistema inmunitario en la sangre y la efectividad de la terapia. “Pensamos que los simbióticos pueden actuar como reguladores del sistema inmunitario y que la respuesta a estos tratamientos está influenciada por las condiciones inflamatorias de base de cada individuo”, asegura Arteaga. Entre las moléculas estudiadas destaca RANK-L, ya que los resultados mostraron que los pacientes con niveles bajos respondían mejor al tratamiento con simbióticos. “Parece que cuando los niveles de RANK-L en sangre son bajos, hay una mayor inflamación de base que puede afectar al cerebro. En estos casos, los simbióticos podrían ayudar a reducir esta inflamación y, por lo tanto, mejorar los síntomas, añade la experta.

Los autores subrayan la necesidad de realizar más investigaciones para confirmar estos resultados y explorar en profundidad los mecanismos subyacentes de estos beneficios. “Estos hallazgos abren la puerta a nuevas vías de tratamiento personalizado basadas en la modulación de la microbiota intestinal para pacientes que no responden a los tratamientos tradicionales para la irritabilidad”, asegura Josep Antoni Ramos Quiroga, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron y del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del VHIR e investigador del CIBERSAM, quien explica que “nuestro objetivo final es que, en base a una analítica de sangre donde medimos los niveles de moléculas inflamatorias, podamos determinar si un simbiótico sería efectivo y ofrecer una opción terapéutica adicional y complementaria a las terapias existentes”.

A diferencia de otros estudios, los resultados de este ensayo incorporan tanto las valoraciones clínicas de los profesionales sanitarios, como las autoevaluaciones de los pacientes. Para considerar que una persona responde al tratamiento, ambas valoraciones deben coincidir. “Este método proporciona una evaluación más completa y fiable de la respuesta al tratamiento, evitando errores y ofreciendo una imagen más precisa de la eficacia del simbiótico”, concluye Arteaga.


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