La Dirección General de Salud Pública de Castilla-La Mancha ha confirmado el primer caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en la comunidad autónoma, concretamente en el área sanitaria de Talavera de la Reina, en la provincia de Toledo.

El paciente, un hombre de 74 años, acudió a urgencias del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles el 19 de julio con cuadro febril y malestar, haciendo referencia a la picadura de una garrapata días antes, en el municipio de Buenasbodas (Toledo). Tras esto, el día 21 el Sistema de Alerta Rápida en Salud Pública (SARSP) activa la alerta por sospecha de Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC), y se envían las muestras para estudio microbiológico al Centro Nacional de Microbiología (CNM), confirmándose la infección. Ante esto, la Dirección General de Salud Pública activó de inmediato a la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Hospital Universitario La Paz-Carlos III, a la que fue trasladado el paciente.

El paciente se encuentra en una situación clínica estable. Ahora, se está haciendo el seguimiento oportuno de las personas que han sido contacto con el enfermo para asegurar que no se ha producido transmisión.

Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo

De acuerdo con el Instituto de Salud Carlos III, se trata de una enfermedad causada por el virus de Crimea-Congo, familia Bunyaviridae, género Nairovirus. El reservorio principal de este virus son garrapatas Ixodidae del género Hyalomma.

En este sentido, “el movimiento de ganado y las aves migratorias son rutas potenciales de diseminación de garrapatas infectadas, que infectan al humano a través de su picadura. Además, puede haber transmisión de persona a persona, más frecuente en personal sanitario, por contacto directo con fluidos corporales, órganos o aerosoles de casos sintomáticos o fallecidos, o con objetos contaminados”, aclaran desde el ISCIII.

Así, la infección en humanos es asintomática en alrededor del 90 por ciento de los casos. En los casos sintomáticos la mayoría presentan una clínica leve como fiebre, cefalea, mareos y mialgias con una duración de entre cuatro y cinco días. Los casos que evolucionan a un cuadro clínico grave presentan manifestaciones hemorrágicas en la piel y mucosas, y progresar hasta el fallecimientos durante la segunda semana. La tasa de letalidad oscila entre el 3 y el 40 por ciento, ya que aumenta con la edad y según otros marcadores pronósticos.

Javier Membrillo, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), explica a Gaceta Médica que “las complicaciones a largo plazo serían las propias derivadas de las secuelas de una hospitalización grave, pero ninguna específica de la enfermedad”.

Extensión de la enfermedad en España

Es una de las enfermedades transmitidas por garrapatas con mayor presencia global. Afecta a poblaciones de diferentes regiones de África, Asia, Oriente Medio, los Balcanes, Grecia y España. En Europa se está convirtiendo en una enfermedad emergente.

“Sabemos que hasta un 10 por ciento de las garrapatas en la mayor parte del territorio nacional, especialmente en Castilla y León, Madrid, Extremadura y Castilla-La Mancha pueden tener el virus. Pero, en general, si trazamos una línea imaginaria desde Logroño hacia el sur puede haber”, asegura el experto de la SEIMC.

En España, el virus se detectó por primera vez en garrapatas en Cáceres en 2010. Los primeros casos humanos se diagnosticaron en 2016: uno por picadura en Ávila y otro secundario por contagio en un entorno sanitario a partir del primer caso. En 2018, se registraron otros dos casos en Badajoz y Salamanca. Desde 2020, se han reportado notificaciones de hasta tres casos por año en Castilla y León, específicamente en El Bierzo. Además, se identificó de forma retrospectiva un caso correspondiente a 2013, que sería el primer caso humano descrito hasta la fecha.

A partir de la detección de los primeros casos en 2016, comenzaron a realizarse estudios de campos que revelaron la presencia del virus en garrapatas del género Hyalomma. Además, también se detectó positividad en suero de animales salvajes y domésticos en ciertas áreas de Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura y Madrid. El riesgo de extensión de los casos en humanos es mayor durante el período de máxima actividad del vector, que va de abril a octubre, en personas que hayan estado expuestas en zonas donde hay circulación del virus.

Diagnóstico precoz y terapia de soporte

La infección por el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo puede diagnosticarse mediante distintas pruebas de laboratorio: prueba de inmunosorción enzimática (ELISA); detección de antígeno; seroneutralización; reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR) y aislamiento del virus en cultivos celulares.

Según expone la Organización Mundial de la Salud (OMS), “en los pacientes para quienes la infección será letal, y generalmente en los primeros días de la enfermedad, no se observa una respuesta de anticuerpos medible”. Por lo tanto, en estos casos, el diagnóstico se lleva a cabo mediante la detección del virus o de su ARN en muestras de sangre o tejidos.

Así, el tratamiento más importante de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo son las medidas de soporte, el ingreso en un centro de la red de hospitales para la atención a enfermedades infecciosas de alto riesgo de los Ministerios de Sanidad y Defensa y, en el caso de la Comunidad de Madrid, la unidad de aislamiento del Hospital La Paz Carlos III. Además, según explica Membrillo las medidas de soporte son “sueros, medicación, transfusiones de sangre si se precisan, etc. y, además, se recomienda también el uso del antiviral ribavirina que se puede administrar orar o intravenosa, pero sobre el que no hay una eficacia clara demostrada sobre la prevención de la enfermedad”.

Actualmente, se están realizando investigaciones en España en las que es importante un enfoque conjunto One Health en el que trabajen médicos, investigadores de laboratorio y veterinarios, ya que se trata de una zoonosis. “Comprender la distribución y el riesgo de las garrapatas que tenemos en España nos va a ayudar a prevenir”, indica el portavoz de la SEIMC. “Respecto a lo que tenemos que hacer para mejorar el tratamiento además de investigar, tenemos que tener a profesionales formados. Ante enfermedades infecciosas poco frecuentes y graves, que ponen en peligro la vida de los pacientes y que además requieren medidas de aislamiento específicas para prevenir el contagio, se necesitan especialistas en enfermedades infecciosas formados con un título por vía MIR”, subraya Membrillo.

Recomendaciones de los expertos

En cuanto al caso detectado en Toledo, la Dirección General de Salud Pública de Castilla-La Mancha y Salud Pública de la Comunidad de Madrid han transmitido una serie de recomendaciones. Se aconseja intentar no ir campo a través, sino utilizar los senderos siempre que sea posible, puesto que las garrapatas están en las hierbas y aprovechan, con el roce, a posarse en el ser humano. Del mismo modo, recomiendan que, siempre que se vaya al campo a hacer una excursión, a la vuelta es importante revisar la ropa, revisarse el cuerpo y revisarse también el cuero cabelludo, ya que pueden quedar garrapatas ocultas.

Tal y como asegura Membrillo, “la medida más importante para prevenir la transmisión de la enfermedad efectivamente es prevenir la picadura de la garrapata cuando caminamos por zonas rurales. Siempre tenemos que usar calcetines altos, pantalones bajos y también podemos usar repelentes que nos protejan de la picadura de la garrapata. Si en cualquier caso detectamos esta picadura hay que retirar la garrapata lo antes posible, pero retirarla por completo porque a veces cuando se retira de forma apresurada puede quedar parte del aparato oral de la garrapata en la piel”. Además, si durante los siguientes 14 días tras la picadura se detecta fiebre, lesiones locales o signos de sangrado hay que acudir a urgencias e informar sobre la picadura.


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