GM | martes, 28 de agosto de 2018 h |

El asma, que ya es una enfermedad de gran impacto a nivel mundial, ha experimentado en las últimas décadas un incremento de prevalencia en los países industrializados que puede oscilar entre 8 y el 10 por ciento de la población. Según los expertos, este crecimiento se debe a una mejora de las técnicas y criterios diagnósticos, pero también a la influencia de la contaminación ambiental. En este sentido, los contaminantes pueden actuar agravando la enfermedad en pacientes con asma o ser la causa de la misma. Un reciente editorial publicado en la revista científica de referencia Archivos de Bronconeumología de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) revisa los últimos estudios y novedades que vinculan asma y contaminación ambiental. Este editorial está firmado por los doctores María Jesús Cruz, bióloga y responsable del Laboratorio de Investigación en Neumología del Institut de Recerca del Hospital Universitari Vall D’Hebron de Barcelona; Christian Romero-Mesones, médico asociado al Servicio de Neumología del Hospital Universitari Vall d’Hebron y Xavier Muñoz, neumólogo adjunto del Servicio de Neumología del Hospital Universitari Vall d’Hebron; todos miembros de Separ.

Según este artículo, ya es bien conocido a nivel científico y existe consenso entre todos los profesionales de la salud que niveles elevados de partículas de diesel, ozono, anhídrido sulfuroso y oxido nitrosos (O3, SO2 y NO2) pueden precipitar la aparición de síntomas en pacientes asmáticos que desencadenen consultas, visitas a urgencias y hospitalizaciones.

También empieza a estar extendida y apoyada por numerosos estudios epidemiológicos la relación de causalidad entre asma y contaminación ambiental. Por ejemplo, el editorial destaca el estudio de Chanel et al. publicado en 2016 que muestra que vivir en cerca de carreteras con mucho tráfico podría causar el 15-30 por ciento de los nuevos casos de asma en niños.

En adultos señala el estudio ESCAPE publicado en 2015 señala la asociación ente la aparición de nuevos casos de asma y un aumento en la concentración ambiental de NO2.

Las nuevas investigaciones dan un paso más: no solo buscan la causalidad sino que se encaminan a tratar de conocer los mecanismos exactos mediante los cuales la contaminación ambiental puede agravar o causar asma.

En individuos con asma la exposición a altas concentraciones de contaminantes produce cambios en la función pulmonar alterando e incrementado la respuesta inflamatoria e irritativas. En individuos sin asma previa se ha evidenciado que los agentes contaminantes pueden actuar de tres formas que incrementan el riesgo de producir respuestas asmáticas: provocando cambios genéticos, cambios epigénicos o alterando determinados mecanismos inmunológicos.

Las consecuencias del incremento de pacientes con asma o de crisis asmáticas se traducen en un elevado coste socioeconómico en términos de absentismo laboral y escolar así como de recursos sanitarios (consultas, urgencias y hospitalizaciones) y muertes. Por ello, los expertos en enfermedades respiratorias de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica consideran importante concienciar a las autoridades de los graves efectos para la salud que la contaminación tiene y la importancia de tomar medidas que frenen la contaminación del aire.

En España el asma afecta a tres millones de personas y las crisis asmáticas provocan el 2 por ciento de los ingresos en hospitales. De hecho, en España el asma es la cuarta causa de absentismo laboral y la primera de ausencia escolar. En 2015, el asma causó el 1,1 por ciento de años perdidos debido a enfermedad, discapacidad o muerte prematura (AVAD).