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Cómo mantener la sostenibilidad de un sistema de trasplantes como el español, líder a nivel mundial, en un entorno de crisis económica. Con este objetivo se celebró el Simposio “El trasplante en tiempos de crisis”, un acto en el que se plantearon cuestiones como la mejora en el transporte de órganos, la actualización de los criterios de planificación (mediante la reorganización de centros y la colaboración entre comunidades autónomas) y la modificación de los protocolos terapéuticos para mejorar su coste-efectividad.
Toda una serie de medidas que Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes, asegura que no vienen impuestas por el Ministerio de Sanidad, sino que son “un intento de racionalizar antes de que nos recorten indiscriminadamente”.
De hecho, Matesanz subrayó que “no hay presupuesto específico para trasplantes en cada comunidad autónoma” y que estas medidas se toman solo para evitar llegar a la situación de Grecia o Irlanda, que han experimentado un descenso en las tasas de donación y trasplantes del 50 y el 35 por ciento respectivamente. Incluso Portugal, con unas cifras parecidas e incluso mejores que las españolas, ha disminuido su previsión de un 31 a un 24 por ciento para 2012.
Por eso, y para evitar el deterioro de un sistema que ahorra, por ejemplo en trasplante renal, entre 400.000 y 450.000 millones de euros al año gracias a los 25.000 trasplantados que han abandonado la diálisis y viven gracias a un riñón funcional, la ONT elaborará un documento en colaboración con las comunidades autónomas que presentará en el próximo Consejo Interterritorial. Entre las medidas que presentarán, se contempla la reducción de centros que realizan cirugía cardíaca. Eso sí, todo ello bajo el prisma de que, como subrayó Matesanz, “intentar limitar todo esto sería un error desde todos los puntos de vista”.
