JosÉ Manuel Bajo Arenas, catedrático
de Ginecología y Obstetricia de la UAM y ex presidente de Facme
| viernes, 20 de junio de 2014 h |

Vivimos momentos inquietantes en la historia de España. Horas en las que se ha entronizado un nuevo rey y en las que al mismo tiempo se cuestiona desde la forma de Estado a la unidad del territorio, el sistema de salud, los criterios de Educación y la relación entre las comunidades. Podríamos decir hablando en términos médicos que tenemos a la patria laparotomizada, sumergida en una intervención quirúrgica complicada. Cuando situaciones similares me han ocurrido en el ejercicio de mi profesión, primero aprendí y luego he enseñado que hay que recurrir para orientarnos a estructuras conocidas, consistentes, respetando órganos vitales.

Es lo que toca a nivel nacional. La monarquía en España, con sus defectos y virtudes, es un valor sólido y creo que deberíamos hacer los esfuerzos para respaldarla y darle un voto de confianza al Rey Felipe VI, máxime teniendo en cuenta los calamitosos resultados de las dos repúblicas que obran en poder de nuestra historia.

La unidad de España no debería comprometerse. Cualquier solución que pase por una secesión del territorio me parece harto peligrosa y puede conducir a resultados desastrosos.

El sistema sanitario, a mi entender, debe preservarse. Precisa correcciones pero ha sido lo suficientemente bueno como para considerarlo un valor sólido. La medicina bien hecha es lo que hemos hecho hasta hoy. Ahora toca hacerla eficiente pero lejos de las chapuzas del low cost y del easymedic. La apuesta por la educación, la lectura, y la investigación, debe ser contundente y constante. La cultura, en definitiva es lo que permanece cuando casi todo desaparece. La justicia, otro pilar fundamental, debe agilizarse, especializarse y unificar doctrinas.

Hasta aquí la gran mayoría de los españoles estarían de acuerdo. La pregunta clave: ¿De dónde sacamos financiación para todo esto?

Empiezan entonces los desacuerdos. Los partidos demagogos no reparan en prometer pero no cumplen palabra. Urge crear puestos de trabajo, y disminuir al máximo el desempleo pero dudo de que con más periodos vacacionales y trabajando menos días a la semana, la situación pueda reconducirse. Y digo dudo, porque tan encantador como atractivo mensaje es capaz de embaucar a muchos, con más contundencia que las sirenas de las que Circe previno a Ulises, que necesitó taponar los oídos de sus hombres para no caer en sus saduceas trampas. Se avecinan pues tiempos difíciles. Deseo lo mejor a nuestro nuevo monarca y espero que el sentido común prime en todos los Españoles como ya ocurrió en la transición para llevar al paciente a buen fin.

El sistema sanitario precisa correciones pero debemos considerarlo como un valor sólido