La dieta mediterránea ha sido reconocida a nivel mundial por sus múltiples beneficios para la salud. En especial, por los beneficios del aceite de oliva virgen extra (AOVE). De hecho, el estudio CordioPrev, publicado en Lancet, ha demostrado que seguir esta dieta reduce en un 27 por ciento de probabilidades la posibilidad de sufrir un infarto. Se trata de un porcentaje que aminora el riesgo hasta el 32 por ciento en los hombres. En cuanto a la cantidad recomendada, de 40 a 50 mililitros diarios, equivalente a entre tres y cuatro cucharadas soperas.
En este estilo de alimentación, no solo es destacable el AOVE. Su combinación con un alto contenido en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y pescado ha demostrado reducir el riesgo de enfermedades crónicas. A pesar de esto, la adherencia a esta dieta peligra, sobre todo entre los jóvenes. El internista del Hospital Universitario Reina Sofía (Córdoba), uno de los autores del estudio CordioPrev, Fernando López Segura, así lo ha asegurado en una entrevista para Gaceta Médica.
Beneficios del AOVE
En los últimos años, diversos estudios como el CordioPrev han confirmado los efectos positivos de la dieta mediterránea enriquecida con AOVE. López Segura ha insistido en el alto porcentaje de infartos que podrían prevenirse teniendo en cuenta estos resultados. Este estudio, el mayor realizado hasta la fecha en pacientes que han sufrido un infarto, fue presentado el pasado junio en el 30º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Así, ha subrayado que estos beneficios son comparables o incluso superiores a los efectos de algunos medicamentos ampliamente utilizados en la prevención de enfermedades cardiovasculares, como las estatinas. “La protección que ofrece la dieta mediterránea con AOVE tiene la ventaja de que no tiene efectos secundarios”, ha recalcado.
“En el estudio CordioPrev demostramos que las personas que han tenido un infarto, si toman dieta mediterránea con aceite de oliva virgen, se infartan o mueren un 30 por ciento menos que las que no lo toman, nada más y nada menos. Se trata de una comparación con la dieta baja en grasas -la otra dieta que en el mundo se proponía para este tipo de pacientes-. Entre las patologías, evitar la arteriosclerosis, evitar el infarto o la trombosis cerebral, entre otras”, ha abundado López Segura.
Una dieta en retroceso
A pesar de esta evidencia científica a favor de la dieta mediterránea, su adopción ha disminuido en las últimas décadas. Especialmente entre los jóvenes. La responsable del Grupo de Trabajo de Endocrinología y Nutrición de la SEMG, Guadalupe Blay, ha alertado, en otra entrevista para GM, que solo un porcentaje entre el 30 y 40 por ciento de la población española sigue este patrón alimenticio. Si bien, cuenta con una prevalencia mayor entre los mayores de 50 años. Algo diferente al citado caso de los jóvenes donde el porcentaje de adherencia se reduce a un “alarmante” 10 o 20 por ciento.
Este fenómeno podría deberse, en parte, a la influencia de las ‘dietas milagro’. También a otras modas alimentarias sin respaldo científico que han captado la atención de las generaciones más jóvenes. “Estamos viviendo una auténtica destrucción de la dieta mediterránea”, ha lamentado López Segura. Además, los altos precios de algunos de los alimentos básicos de la dieta mediterránea, como el AOVE, están impulsando alternativas más económicas pero menos saludables, como los productos ultraprocesados y las grasas saturadas.
Mejorar la promoción
Los dos expertos han coincidido en la importancia de revertir esta tendencia para asegurar la salud de las futuras generaciones. Blay ha propuesto estrategias para fomentar el consumo de la dieta mediterránea entre los jóvenes, como “etiquetados más atractivos, campañas enfocadas a los jóvenes y un marketing segmentado en los canales donde están más presentes”. Además, ha apuntado a la educación nutricional desde la infancia, “tanto en las escuelas como en los hogares”, donde los padres deben jugar un papel activo.
Por su parte, López Segura también ha señalado la necesidad de una mayor difusión mediática sobre los beneficios de la dieta mediterránea. “Estos resultados son espectaculares, pero ni siquiera los médicos los conocen”, ha abundado. Así, ha sugerido que los medios de comunicación “se involucren más en la promoción de este estilo de vida”.
De esta forma, ha concluido resaltando que en el centro de esta dieta se debe encontrar el consumo regular de AOVE para “obtener sus beneficios”. Así, ha recordado que este representa una inversión económica pequeña en comparación con otros productos menos saludables, como el tabaco o el alcohol. “Una tostada y ensalada al día con aceite en crudo. Eso es la dieta mediterránea”, ha resumido López Segura. “El futuro de la salud de nuestra sociedad depende de ello”, tal y como ha añadido Blay.