“Todo el equipo de profesionales debe estar sensibilizado y entrenado en el manejo de la disfagia y la desnutrición”

Entrevista con Mayka Mafé Nogueroles, médico especialista en Medicina Interna y coordinadora del Comité de Nutrición del hospital de Crónicos y Larga Estancia de la Pedrera

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Mayka Mafé Nogueroles, médico especialista en Medicina Interna y coordinadora del Comité de Nutrición del hospital de Crónicos y Larga Estancia de la Pedrera (Denia), analiza la importancia de la detección precoz de la disfagia en esta entrevista de GACETA MÉDICA en colaboración con NESTLÉ HEALTH SCIENCE.

Pregunta. ¿Cuáles son los criterios que debe tener el internista en mente para poder sospechar que el paciente tiene o puede tener disfagia?

Respuesta. La disfagia es una enfermedad frecuente, pero en el 80 por ciento de los casos no se diagnostica, debido a la poca sensibilización y en muchos casos a la ausencia de protocolos específicos de actuación. La prevalencia de disfagia alcanza valores de 23 por ciento en hospitales de agudos, de un 31 por ciento en pacientes en hospitales de larga estancia y de un 65 por ciento en ancianos institucionalizados. Si consideramos las demencias, hasta un 84 por ciento de los pacientes puede sufrir disfagia.

Los signos clínicos de alerta de disfagia deben ser utilizados para seleccionar precozmente aquellos pacientes que deberían ser sometidos a un test de cribado de disfagia. Estos signos pueden ser la tos relacionada con la ingesta, la voz débil o húmeda, el babeo, el residuo oral y las infecciones de repetición, entre otros.

Es necesario prestar atención a dichos signos clínicos y estar familiarizado con ellos para poder identificarlos de manera precoz y poder actuar lo antes posible.

P. ¿Qué método práctico recomienda utilizar para realizar la detección de la disfagia?

R. Para el cribado de disfagia se han desarrollado varias herramientas, de diferente grado de complejidad, que permiten identificar a los pacientes con disfagia. En Medicina Interna utilizaría estos dos métodos para la detección de la disfagia.

Por una parte, el cuestionario estructurado de cribado de disfagia Eat-10 es una herramienta validada en español, útil para el despistaje de la disfagia. Es un instrumento fácil de comprender y rápido de completar, por lo que se considera útil para el despistaje de la disfagia en la práctica clínica.

Por otra, el método conocido como método de exploración clínica volumen/viscosidad (MECV-V) se utiliza cada vez con más frecuencia en nuestro medio en la evaluación de la disfagia. Es un método sencillo, seguro, asequible, aplicable en el centro sanitario y a nivel ambulatorio. Este método nos permite detectar alteraciones de la eficacia (cuyas consecuencias serían la desnutrición y/o deshidratación) y seguridad (que podrían originar aspiraciones) y además orientar sobre la viscosidad y volumen más adecuados para el paciente.

P. ¿Cómo se debería efectuar el posterior seguimiento?

R. Se deben reevaluar de forma periódica a los pacientes con disfagia para reevaluar el tratamiento y solucionar las complicaciones si aparecen. Es importante la formación del paciente y/o del cuidador. Se debe garantizar la continuidad asistencial.

P. ¿Cuáles son las pautas que recomiendas seguir para el manejo del paciente con disfagia?

R. La nutrición es una herramienta fundamental en el tratamiento de la disfagia. Solo hay que poner de manifiesto que los pacientes con disfagia tienen un 85 por ciento más de riesgo de desnutrición. Hay que cribar la disfagia y la desnutrición.

El binomio desnutrición y disfagia es doblemente negativo puesto que ambas entidades clínicas pueden coexistir agravando la una a la otra.

La disfagia genera dificultades a la hora de comer: dificultades en cuanto a eficacia que redundan tanto en una disminución del aporte calórico, proteico y de otros nutrientes y derivan en malnutrición o en cuanto a seguridad aumentando el riesgo de aspiración y de neumonía.

“Disfagia y desnutrición se potencian aumentando el riesgo de neumonía, la morbimortalidad, empeorando la calidad de vida y aumentando los costes sanitarios”

La desnutrición puede conllevar una alteración de la capacidad funcional agravando la disfagia por alteración de los músculos deglutorios y a una alteración de la inmunidad aumentando también el riesgo de neumonía.

Por lo tanto, disfagia y desnutrición, se potencian aumentando el riesgo de neumonía, la morbimortalidad, empeorando la calidad de vida y aumentando los costes sanitarios.

Si detectamos de forma precoz la disfagia – desnutrición podremos implantar un plan nutricional específico para evitar estas complicaciones y disminuir de forma drástica la morbimortalidad de los pacientes con disfagia.

Es importante llevar a cabo una triple adaptación de la dieta, teniendo en cuenta la textura y volumen óptimo, los requerimientos nutricionales del paciente, así como una adecuada hidratación y que, además, esta sea apetecible con buenas características organolépticas. 

P. ¿Cómo se ha de trabajar de forma multidisciplinar con otros profesionales para realizar un seguimiento óptimo de estos pacientes?

R. La detección precoz de la disfagia y del riesgo nutricional y su tratamiento por parte de un equipo multidisciplinar coordinado son fundamentales para disminuir la incidencia de desnutrición, deshidratación y neumonías por aspiración. Todo el equipo de profesionales debe estar sensibilizado, concienciado y entrenado en el manejo de la disfagia y la desnutrición. Se debe garantizar asimismo la continuidad asistencial.

P. ¿Qué tipo de fórmula o soluciones nutricionales recomiendas tener en cuenta en el arsenal terapéutico de interna para realizar un manejo óptimo de la disfagia?

P. Existen preparados nutricionales muy interesantes en el ámbito de la Nutrición Clínica. Podemos encontrar fundamentalmente tres tipos.

Los modificadores de la textura – espesantes- nos permiten adaptar la consistencia de los líquidos y alimentos a las necesidades de los pacientes con disfagia y evitar la aparición de aspiración, malnutrición o deshidratación. El uso de espesantes, proporciona una textura homogénea, lo que ha demostrado una mejora en la eficacia y seguridad de la deglución y un menor residuo faríngeo en los pacientes con disfagia. Además, los espesantes de última generación son resistentes a la amilasa lo que les permite mantener su viscosidad en el tiempo y evitar que la bebida o líquido sobreespese o se diluya en caso de cambios de temperatura.

Las dietas de alto valor nutricional adaptadas son desayunos, comidas, meriendas y cenas, con un aspecto de plato “hecho en casa”, adaptados en textura, fáciles y rápido de preparar y seguros microbiológicamente (mínima manipulación). Este tipo de dietas permiten conseguir más fácilmente los requerimientos de nutrientes y energía frente a la dieta convencional en pacientes con baja ingesta o fatigabilidad al comer pues suelen ser fórmulas de alta densidad nutricional en bajo volumen. Tienen además composición conocida y estable en nutrientes lo que nos permite saber con exactitud lo que están ingiriendo nuestros pacientes.

Los suplementos nutricionales orales (SNO) en diversos estudios han demostrado que son capaces de inducir mejoría del estado nutricional en pacientes en riesgo de desnutrición o desnutridos que no alcanzan los requerimientos nutricionales. La elección de la fórmula más adecuada es esencial. Los suplementos nutricionales orales espesados son una buena solución nutricional para el tratamiento de los pacientes con riesgo de desnutrición o desnutrición con disfagia.

P. ¿Cuál es el momento y la situación idónea para utilizar un tipo de solución u otra?

R. La gravedad de la disfagia es variable, desde una leve molestia a una imposibilidad completa de deglutir, y puede causar un gran impacto en la capacidad funcional, la salud y la calidad de vida de las personas que la padecen. Las medidas terapéuticas son variadas, desde la modificación de la dieta habitual hasta la nutrición artificial.

Los espesantes están indicados en los pacientes con disfagia y las principales guías clínicas para su tratamiento nos recomiendan la utilización de espesantes para mejorar la capacidad deglutoria y establecen 3 grados de espesor creciente para fluidos – néctar, miel y pudin – según la capacidad deglutoria del paciente.  Como ya hemos mencionado, la disfagia es frecuente en pacientes con patología neurodegenerativa o ictus entre otras y también es una de las principales secuelas que sufren los pacientes COVID-19 que han permanecido ingresados un periodo de tiempo prolongado en la UCI.

La alimentación básica adaptada está indicada en pacientes con dificultades de deglución y/o masticación. Son productos que proporcionan un alto valor nutricional adaptados en texturas, nutrientes y sabores. Contribuyen a aumentar el aporte calórico y nutricional de la dieta. Además, ofrecen una textura suave y homogénea que facilita la deglución.

Los suplementos nutricionales orales están indicados en el tratamiento dietético de pacientes con necesidades energéticas y/o proteicas aumentadas y con disfagia que precisan dietas de textura miel o pudin. En la prescripción, se deben tener en cuenta también otras comorbilidades como la diabetes, pues los SNO específicos para esta enfermedad, contienen hidratos de carbono de absorción lenta, con un índice glucémico más bajo, que evitan los picos de glucemia postprandiales.


Entrevista completa aquí: