El envejecimiento poblacional es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta el sistema sanitario y social en España. A medida que la esperanza de vida aumenta, también lo hacen las necesidades asistenciales, principalmente debido a la prevalencia de enfermedades crónicas y discapacidades en las personas mayores. En este contexto, la profesionalización de los cuidados, la continuidad asistencial y una mejor interrelación entre el sistema sanitario y el social son aspectos clave para garantizar una atención de calidad a los mayores.

El informe especial “Observatorio del sector sociosanitario privado”, presentado por la Fundación IDIS, pone en valor el papel fundamental del sector privado en el cuidado de personas mayores en nuestro país. El sector privado gestiona el 70 por ciento de las residencias en España y el 74 por ciento de las plazas disponibles, lo que evidencia su rol crucial en la atención a largo plazo. Según el informe, actualmente se proyecta la creación de 47.363 camas adicionales distribuidas en 503 centros residenciales, un dato que subraya el compromiso del sector con la mejora y ampliación de la oferta asistencial. En este sentido, Marta Villanueva, directora general de la Fundación IDIS, remarca la clara preocupación de la Fundación por la inversión en la innovación, la promoción de la continuidad asistencial y la profesionalización de los cuidados como valor diferencial.

Además, Villanueva señala que el futuro de la atención de los “mayores” pasa por una mayor integración entre el sector sanitario y social para tener una mejor continuidad asistencial, con una asistencia sanitaria mejor y más enfocada en las necesidades de los pacientes. Por ello, la directora general reivindica el papel de la sanidad privada en el manejo de estas personas. “La financiación pública no llega a cubrir la demanda de la sociedad, el sector privado es un agente esencial”, asevera Villanueva. Asimismo, indica que el sector privado es clave en el alivio de la presión hospitalaria del SNS, ya que disminuirá la ocupación de camas en el sistema nacional. “Queremos cuidar a los mayores de la mejor manera posible, desde el momento que lo necesitan”, remarca la directora general.

El envejecimiento y la creciente demanda de cuidados

España se encuentra entre los países con mayor esperanza de vida del mundo, alcanzando los 83,07 años en 2022. Sin embargo, este aumento en la longevidad suele ir acompañado de un incremento en las enfermedades crónicas y discapacidades. En el país, 4,3 millones de personas sufren alguna discapacidad, de las cuales el 60,9 por ciento tiene 65 años o más. A pesar de esta situación, el 87 por ciento de las personas mayores vive fuera de las residencias y depende de cuidadores informales, quienes generalmente cuentan con pocos recursos y apoyo. Esto revela la necesidad urgente de fortalecer el sistema de atención a largo plazo y proporcionar recursos adecuados para aquellos que requieren asistencia constante.

En este sentido, Natalia Roldán, presidenta de AESTE (Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia) explica que para es fortalecimiento “tan necesario” se requiere un sistema sanitario más ágil para que los pacientes puedan tener una mayor capacidad de decisión en función de su situación sanitaria y sociofamiliar. Por ello, señala que la prevención es fundamental para poder atender y dar respuesta a las personas de hoy como a las del futuro.

Profesionalización de los cuidados

Uno de los aspectos destacados en el informe es la necesidad de profesionalizar los cuidados a personas mayores. A medida que las necesidades asistenciales crecen en complejidad, es esencial que el personal encargado de estas tareas cuente con la formación y las competencias necesarias para brindar una atención integral. Esto implica no solo mejorar la cualificación de los profesionales, sino también asegurar un número suficiente de cuidadores para atender a la creciente demanda.

El informe también subraya la importancia de las Unidades de Atención Geriátrica a Residencias (UAGR), que permiten una atención especializada en el entorno residencial y fomentan la colaboración entre el sector público y privado. Estas unidades son esenciales para garantizar que los cuidados en las residencias sean adecuados y evitar que los centros asuman funciones propias de hospitales.

En este sentido, María del Mar Camúñez, geriatra de la Fundación Instituto San José, reivindica el papel de la prevención y apuesta por incidir en estas personas antes de que se deterioren y requieran de unos cuidados más complejos. “La fragilidad es el grupo de población menos frecuente pero con los que más costes sanitarios conlleva. Por ello, con pequeños cambios podemos hacer al paciente más empoderado, mas independiente y más eficiente para el sistema. De esta manera acatar el problema de coordinación que existe entre el sector social y el sanitario”, recalca Camúñez.

Continuidad asistencial y colaboración entre sistemas

Otro de los grandes desafíos que aborda el informe es la necesidad de garantizar la continuidad asistencial entre los distintos niveles de atención sanitaria y social. En muchos casos, las personas mayores necesitan transitar de manera fluida entre el hospital, la atención primaria y los servicios sociales. Sin embargo, esta coordinación no siempre está bien articulada, lo que genera desajustes y carencias en el cuidado. Por ello, el informe señala la necesidad de fortalecer la cooperación entre el sistema sanitario y social, apoyada por un marco normativo claro y una financiación adecuada.

En este sentido, el acercamiento de las residencias a los hospitales es una tendencia que podría facilitar esta continuidad, al mejorar la coordinación entre los profesionales de la salud y garantizar una respuesta más rápida y eficaz ante las necesidades médicas de los residentes. Además, se propone desarrollar modelos de atención intermedia que combinen la atención sanitaria y social en procesos como la convalecencia, rehabilitación y cuidados paliativos.

Innovación y nuevos modelos de atención

El informe también pone énfasis en la innovación como motor de cambio en el sector sociosanitario. El uso de tecnologías avanzadas, como la telemedicina y el monitoreo remoto, puede mejorar la eficiencia y calidad de los cuidados. Adicionalmente, se están desarrollando nuevos modelos de atención, como el senior living, que permiten a las personas mayores mantener su autonomía mientras reciben el apoyo necesario.

En este contexto, también se están explorando alternativas financieras, como los seguros de dependencia o la hipoteca inversa, que proporcionan una cobertura económica para aquellos que necesitan apoyo asistencial pero desean mantener su independencia. Por ello, Patxi Amutio, secretario general de la Fundación IDIS, subraya la importancia de la inversión de la profesionalización de la atención domiciliaria y en la implementación de medidas que hagan más atractivo el sector a los profesionales sanitarios tanto a nivel privado como público. “La atención de los mayores es un reto para la sociedad en general. Las necesidades son supercomplejas y no se pueden atender en sus domicilios. El reto es profesionalizar la atención domiciliaria y la obtención de nuevos recursos financieros y profesionales”, asevera Amutio.

En definitiva, el envejecimiento de la población plantea un reto significativo para el sistema sociosanitario, pero también una oportunidad para repensar cómo se organizan y financian los cuidados. La profesionalización de los cuidadores, la continuidad asistencial y la innovación son pilares fundamentales para garantizar que nuestros mayores reciban la atención que merecen. La colaboración entre el sector público y privado será clave para enfrentar este desafío y asegurar un futuro donde la atención sociosanitaria sea sostenible, accesible y de calidad.


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