Con el buen sabor de boca de su reciente congreso en Bilbao, el presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Antonio Fernández-Pro, hace balance del encuentro y analiza los retos principales de la atención primaria.

Pregunta. ¿Cuál es vuestro balance de este congreso?

Respuesta. Es un balance tremendamente positivo. Todas las sensaciones y las valoraciones que estamos recibiendo son francamente buenas. El programa estaba diseñado para cumplir las expectativas que hemos estado recabando durante todo el año. Los mensajes y los comentarios, y también el número de visitas que estamos viendo a la web del congreso, de personas que recuperan y siguen sesiones, nos tienen abrumados.

El formato definitivamente ha llegado para quedarse. Este modelo híbrido hace que el congresista pueda ver en su totalidad el Congreso, cosa que nunca se puede hacer en directo porque nadie tiene el don de la ubicuidad. Había que elegir una decena, aproximadamente, entre las 140 actividades que hay en el programa y el resto caía en el olvido. De esta manera se aprovecha todo. Están y estamos muy contentos.

P. Este doble formato, presencial y virtual, recoge una de las lecciones de la pandemia, ¿qué otras cosas han aprendido con esta crisis sanitaria SEMG?

R. Hemos ratificado cosas que sabíamos y es que cada vez se va deteriorando más la salud pública y veíamos que, a la vez, la no reposición de medios y de profesionales en atención primaria podía suponer un problema. Lo que hemos aprendido es que lo más importante del sistema son los profesionales, que han dado la cara, han estado y están al cien por cien.

«El 30 o 40 por ciento de los estudiantes de Medicina van a ser médicos de familia y esa falta de peso en la universidad está fuera de lugar»

Acaba la pandemia y, en seguida, se retoman las ganas de actualizarse y formarse y activar las situaciones que se han diluido, la intención de retomar la atención al paciente crónico. Las enseñanzas son, sobre todo, que el médico tiene una situación ética y deontológica y un compromiso social tremendo. Lo hemos aprendido abiertamente.

P. Pocos días antes del congreso veíamos esas 200 vacantes en plazas MIR para medicina de familia, que son también una llamada a la reflexión para todos… ¿qué les sugiere esta estampida?

R. Realmente es una consecuencia de esta situación, más que un hecho puntual, derivada de la situación y de los ámbitos laborales y las perspectivas de carrera profesional que tienen los estudiantes y los residentes. Evidentemente, sin un conocimiento íntimo de la medicina de familia y con la situación y los escenarios que hay actualmente ser médico de familia es una aventura. Se debe normalizar.

A la par que conocíamos esta noticia salía otra sobre una oferta de empleo en la Borgoña francesa para médicos de familia. La comparación resultaba incluso ridícula. Aparte de doblar la oferta de sueldo, permitía conciliación familiar, inmersión lingüística… Uno lo ve desde fuera y sabe que no puede ser…

Es una consecuencia. Es un tema en el que hay que trabajar, además, desde la Universidad. Un sistema político en el cual la atención primaria, supuestamente, es una prioridad, parece ilógico que no se trabaje desde la Universidad esa línea estratégica en la que van a acabar el 50 por ciento de los estudiantes de Medicina.

No es una condición de la que nadie se pueda escapar. El 30 o 40 por ciento de los estudiantes de medicina van a ser médicos de familia y esa falta de peso específico está fuera de lugar.

Es poco lógico, también el poco peso específico que tiene el centro de salud en la formación especializada.

P. ¿En qué punto está la reforma del programa formativo de medicina de familia?

R. Está en stand by, como siempre, se avanza poco. No recuerdo cuando fue la última reunión, tenemos una vocal en la comisión. Hay que revisar el tiempo de rotación por los centros de salud. Es lógico que todo el mundo conozca la atención primaria como conocemos la atención hospitalaria. Es importante que conozcan los medios, funciones, competencias. Si el sistema adolece de algo o tiene un mal atávico, tremendamente difícil de abordar, pero fácil de corregir, es la relación entre los niveles asistenciales.

«Estamos trabajando con ordenadores desde hace 20 años y la digitalización es fundamental»

Parece mentira que en los tiempos que corren la atención primaria y la atención hospitalaria sean tan insensibles a la comunicación. En muchos lugares no hay ni comunicación a través de la historia clínica. Es difícil de entender, puesto que con una simple llamada de teléfono se ahorrarían visitas y problemas.

P. El Interterritorial abordó ayer de la digitalización de la atención primaria, seguimos sin rastro del plan de acción, ¿tenéis novedades sobre este tema?

R. Esperamos más de lo mismo. Soy bastante excéptico. En Toledo se está trabajando en la renovación de todo el material Hardware a diciembre. Estamos trabajando con ordenadores desde hace 20 años y la digitalización es fundamental.

Deseo que los presupuestos que dicen que están sean finalistas y vayan hacia el lugar que corresponde, y que no surjan noticias como las que hemos leído que dejan en un segundo lugar a la atención primaria. Si se aparca una vez más, volveremos a hablar más de lo mismo.


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