La medicina interna pone el foco en la implicación de los profesionales para detectar la obesidad en la consulta y poder definir un objetivo de peso sano para cada paciente. De esta forma, el internista podrá conseguir un “control de las comorbilidades”, según ha señalado la vicepresidenta segunda de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), Juana Carretero.

Este mensaje llega con motivo de la celebración del 41 Congreso de la SEMI, que este año se celebra de forma virtual. En este contexto, la sociedad recuerda que la prevalencia de la obesidad en España en las consultas de medicina interna es del 23,6 por ciento. Así lo reflejan datos del estudio OBEMI, desarrollado con 1.262 pacientes en 38 hospitales. Es conveniente recordar que la obesidad está definida como un índice de masa corporal superior a 30.

En relación al sobrepeso, la prevalencia se sitúa en torno al 60 por ciento, según datos de la SEMI. Además, los expertos indican que la proporción de personas con sobrepeso y obesidad va aumentando a medida que aumenta la edad. En este sentido, mayor probabilidad de que aparezcan comorbilidades.

Enfermedades asociadas a obesidad

La gravedad de la obesidad se mide con una escala llamada EOSS (Edmonton Obesity Staging System) que establece hasta cuatro estadios de gravedad en función del IMC del paciente, la grasa que tiene y sus comorbilidades.

Carretero destaca la insuficiencia cardiaca, la fibrilación auricular, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la diabetes, la apnea de sueño y la insuficiencia renal crónica (IRC) como las enfermedades más frecuentes asociadas a la obesidad y las que “más se ven en las consultas de medicina interna”.

“Se han descubierto 11 formas de obesidad monogénica y que entre el 2 y el 5 por ciento de los casos de obesidad en niños se relacionan con una mutación en un gen”. Así lo ha destacado la ponente Maribel Pérez, que califica como “muy extraño” a este hecho.

En esta línea, Carretero ha explicado que “hay polimorfismos genéticos que sí pueden influir en la aparición de la enfermedad, es decir, la carga genética o predisposición genética junto a la interacción medioambiental hacen que una enfermedad como la obesidad se exprese”.

La obesidad, una enfermedad sistémica

Desde la SEMI insisten en que la obesidad debe entenderse como una enfermedad sistémica que afecta a  todos los órganos y que tiene asociadas diversas enfermedades.

Esto se debe a la adiposidad que se acumula en distintas zonas del cuerpo. Los expertos explican que la acumulación de  tejido adiposo alrededor de la garganta y la laringe provoca la apnea del sueño. Lo mismo ocurre alrededor del corazón, produciendo fibrilación auricular (FA) e insuficiencia  cardiaca; en el riñón, un aumento de peso y grasa abdominal, produce una presión en el riñón que conduce a la insuficiencia renal crónica, por una hiperfiltración y excreción de proteínas en la orina (albuminuria). La presión abdominal también puede producir reflujo gastroesofágico y ardor de estómago que, con el tiempo, se puede convertir en cáncer de esófago.  

Además, la obesidad provoca secreción de ciertas hormonas y mecanismos proinflamatorios que aumentan el riesgo de infertilidad, por un aumento de hormonas masculinas, de ovario poliquístico, vello facial o en lugares en los que no debería haber. En este sentido, Carretero destaca que “puede provocar una merma importante de la calidad de vida y del bienestar del paciente, que puede caer en la depresión, sufrir  dolores articulares o trombosis venosa en las piernas”.

El papel del internista 

En este sentido, desde SEMI ponen el foco en el papel que desempeñan los profesionales sanitarios. Carretero anima a que “todos los  médicos de atención primaria y de hospital, que diagnostiquen la obesidad, midan el perímetro abdominal y que hagan una intervención para que el paciente pierda peso a expensas de la grasa que tiene, no de la masa muscular”. Asimismo, la especialista ha indicado que es necesario “enseñar a comer al paciente, enseñarle a hacer ejercicio para evitar que coja peso”.

“Solo con la dieta y, sin el ejercicio físico, estamos abocados al fracaso”

Carretero señala que no se debe esperar a que los pacientes con obesidad asintomática, sin una afectación metabólica y sin comorbilidades, lleguen a la situación de obesidad mórbida. Por ello, aboga por ofrecer al paciente una intervención personalizada, destinada a modificar su estilo de vida. Además propone ofrecer la cirugía bariátrica desde el principio, ya que es una solución definitiva para controlar el exceso de peso, puesto que en el sistema nacional de salud (SNS) actualmente hay una lista de espera de dos años para esta cirugía. Los expertos también han destacado los fármacos antiobesidad, que “pueden ayudar a la pérdida de peso ponderal, pero son caros, no están cubiertos por el SNS y, desde el punto  de vista clínico, puede haber mecanismos compensatorios que comprometan su eficacia”.  

Por su parte, Pérez ha destacado que “la obesidad y el sobrepeso no solo son objeto de atención debido a su alta prevalencia, sino porque se asocian a una disminución de la esperanza y calidad de vida por enfermedades cardiovasculares“.

El médico internista aporta la visión global del paciente y facilita la integración de tratamientos para el manejo global de la obesidad, que debe entenderse como enfermedad sistémica

Maribel Pérez, ponente durante el Congreso de la SEMI

Reducción de comorbilidades

Un ejemplo es “la utilización de fármacos que, estando indicados para el tratamiento de otras patologías nos ayudan a conseguir pérdidas de peso que a su vez controlan mejor la diabetes y además la insuficiencia cardíaca”, ha indicado Pérez, que destaca además que “si no hay un conocimiento global de la diabetes, la obesidad y la insuficiencia cardíaca difícilmente conseguiremos una optimización del tratamiento con el mínimo de efectos secundarios, y aquí es donde el internista juega un importante papel”. 

En esta línea, desde SEMI indican que bajar de peso consigue revertir comorbilidades como la diabetes o que la pérdida del 10 por ciento del peso logra mejorar otras como la apnea del sueño.

Desde la sociedad señalan que en el caso de la diabetes de tipo 2, una intervención intensiva en el estilo de vida, basada en dieta y ejercicio, sin cirugía bariátrica, para reducir el peso a lo largo de 12 meses logró una remisión de la diabetes de tipo 2 en el 60 por ciento de los participantes y la normoglucemia en el 30 por ciento, según el estudio según el DIABEM-I, publicado en The Lancet. En el DIRECT se ha demostrado que esta remisión de la diabetes 2 responde a que el páncreas retorna a su tamaño anterior.  

Obesidad por el confinamiento 

El confinamiento también ha podido empeorar el sobrepeso y la obesidad en España. “No tenemos datos todavía de qué ha ocurrido durante el periodo de confinamiento y desde luego las “consecuencias médicas” de este año ya  estamos empezando a recibirlas y seguiremos haciéndolo en los próximos años, no solo en datos de obesidad”, ha advertido Pérez.

Por el  momento, la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), ha efectuado un  estudio en base a un millar de encuestas, en el que un 44,3% de los encuestados declara haber aumentado de peso en el confinamiento; y la mayoría de ellos, un 73 por ciento, sitúan el rango de elevación del peso entre 1 y 3 kg.

Desde SEMI, insisten en recordad que se ha visto que la obesidad es el principal factor de mal pronóstico, junto con la edad, para  padecer formas graves de COVID-19

Para finalizar, Pérez ha planteado las siguientes cuestiones: “¿Sobre qué factor debo actuar con mayor intensidad para conseguir mayores  beneficios y cómo influye la obesidad en enfermedades crónicas prevalentes, como son las enfermedades pulmonares, la Insuficiencia cardíaca y, por  supuesto, la infección por coronavirus?”.  


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