Mayor formación en Geriatría de los profesionales de Atención Primaria; mejor manejo de las personas mayores con pluripatologías y polimedicados (prevención cuaternaria); un calendario vacunal vital armonizado que acabe con las diferencias entre los distintos territorios, con la inclusión de la vacuna contra el herpes zóster para personas inmunodeprimidas y para mayores de 65 años; reducir la burocracia en la evaluación de la dependencia y abogar por centros libres de sujeciones. Estas han sido las principales peticiones que la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) ha trasladado a Carmen Cabezas, secretaria de Salud Pública de la Generalitat de Cataluña, en el encuentro que tuvo lugar ayer.
En la reunión participaron también Ana Bocio Sanz, subdirectora general de Promoción de la Salud de la Generalitat; Montserrat Martínez Marcos, jefa del Servicio Medicina Preventiva de la Generalitat; Pilar Rodríguez, directora de la Unidad Operativa Sociosanitaria y adjunta a Gerencia en la Fundación Acción, Bienestar y Desarrollo (ABD); y Antonio Burgueño, presidente de la Comisión de Salud y Coordinación Sociosanitaria y director médico del programa Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzhéimer de CEOMA.
Vacunación del adulto
Los representantes de CEOMA destacaron el liderazgo natural de Cataluña y le pidieron que se convierta en una comunidad pionera en el desarrollo de políticas que promuevan el envejecimiento activo y saludable y que actúen contra el edadismo y la discriminación en cualquiera de sus facetas. Junto a ello, reivindicaron la necesidad de que estas políticas pongan un foco especial en la salud preventiva y en el cuidado de los mayores y que, de la misma manera que Cataluña es una de las comunidades más avanzadas en lo que a vacunación infantil se refiere, lo sea también en la inmunización del adulto promoviendo la armonización de un mismo calendario vacunal vital en todas las comunidades que acabe con las diferencias entre territorios.
CEOMA ofreció a la Generalitat su colaboración para que Cataluña se ponga a la cabeza de los territorios que velan por la implantación de medidas que protegen la salud de las personas mayores
En Cataluña, 1,3 millones de personas son mayores de 65 años, colectivo que inevitablemente irá en aumento en las próximas décadas. “La población envejece y, frente a ello, es necesario implantar políticas transversales favorables a un envejecimiento activo y saludable. En línea con ello, el pasado mes de diciembre, la Asamblea de las Naciones Unidas declaró el decenio 2021-2030 como Década del Envejecimiento Saludable, una iniciativa cuyo fin es mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y comunidades”, explicó Burgueño.
Década del envejecimiento saludable de la OMS
Una de las necesidades incluidas en el plan de acción de la OMS para impulsar la Década del Envejecimiento Saludable es la solicitud a los países de mejorar el acceso a las vacunas para personas mayores. En este punto, los representantes de CEOMA señalaron que, en el caso de España, es necesario promover la armonización de un mismo calendario vacunal vital en todas las comunidades autónomas para evitar discriminaciones entre ciudadanos y acabar con las actuales desigualdades. Y es que, aunque vacunas como la de la gripe o el neumococo se han universalizado en nuestro país, no ocurre lo mismo con otras, como la del herpes zóster, aprobadas y recomendadas por el Ministerio de Sanidad, pero cuya implantación se está gestionando a diferentes velocidades en cada comunidad autónoma.
En este punto, CEOMA ofreció a la Generalitat su colaboración para que Cataluña se ponga a la cabeza de los territorios que velan por la implantación de medidas que protegen la salud de las personas mayores y reducen los gastos asociados a enfermedades que se pueden prevenir de forma efectiva. Carmen Cabezas, por su parte, trasladó a CEOMA la importante implicación de la Generalitat de Cataluña con el envejecimiento activo y saludable, al tiempo que explicó que Cataluña se encuentra en una fase muy avanzada para la inclusión de las personas de 65 y 80 años, además de los pacientes inmunodeprimidos, en la vacunación contra el herpes zóster, infección viral muy prevalente y discapacitante que afecta especialmente a las personas mayores.