Incorporar nuevas herramientas y tecnologías para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los pacientes oncológicos hoy en día es fundamental y parte esencial del presente y futuro de la medicina oncológica. Sin embargo, para poder llevar a cabo estas acciones es importante que los profesionales reciban una formación continuada para estar actualizados y entender cómo funcionan los nuevos instrumentos, ya que muchos de ellos van de la mano de los últimos avances tecnológicos, como la Inteligencia Artificial (IA).

En este sentido, en el 14º Desafío Oncológico, celebrado en el Colegio Oficial de Médicos de Valencia, numerosos expertos han debatido cuestiones relativas a las funciones de los oncólogos. Durante la mesa de debate, “Necesidades de la formación continuada: incorporación de nuevas herramientas y tecnologías”, moderada por Santiago de Quiroga, presidente editor de Wecare-U y Jorge Bacigalupo, director ejecutivo de Estrategia Educativa, Prova Education | AGILE, diversos expertos en la oncología han compartido sus conocimientos y experiencias en esta cuestión.

En primer lugar, Bacigalupo ha expuesto las preferencias y novedades tecnológicas de la formación continuada y, además, asegura que «la formación médica continuada mejora el rendimiento de los médicos y los resultados de salud de los pacientes». Asimismo, esta formación es más efectiva cuando ofrece enfoques más interactivos, utiliza múltiples métodos educativos, implica diversas exposiciones y es contextualmente relevante para los alumnos. Durante su ponencia inicial ha mencionado alguna de las aportaciones de la IA a este ámbito, como por ejemplo, la capacidad para doblar y traducir contenidos educativos a varios idiomas. «Estamos en la cúspide de avances transformadores en la educación médica impulsados por la capacidad de la IA de doblar y traducir contenidos educativos a varios idiomas, lo que no sólo es rentable, sino que amplía el acceso global», señala Bacigalupo.

Formación global y de calidad

De izq. a drch. Santiago de Quiroga, presidente editor de Wecare-U; Jesús García-Foncillas, Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz; José Miguel Roca, director regional de Roche y José Francisco Alonso, director de Oncología de Pfizer.

Jesús García-Foncillas, director del Departamento de Oncología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, ha destacado los diferentes puntos que son claves en la educación médica oncológica actual. “De alguna manera hoy asistimos a un abordaje diagnóstico donde la incorporación de todo lo que es el estudio molecular, hay que analizarlo e interpretarlo, y hay que formar a los oncólogos en ese aspecto diagnóstico”, destaca García-Foncillas. Asimismo, señala que “la inmersión de tratamientos nuevos en unidades de tiempo muy cortas es tan rápido que necesitamos formar a los especialistas desde el punto de vista de cómo se maneja, cuáles son las posibles complicaciones, los efectos secundarios y cómo se combinan”.

Otro punto relevante es el seguimiento que se realiza a los pacientes. “Actualmente ya no se sigue a los pacientes de la misma forma porque el perfil molecular del diagnóstico marca cómo lo seguimos. Pero también, la incorporación de herramientas y recursos, como la biopsia líquida, hacen necesaria una educación continuada”, subraya.

Del mismo modo, el experto señala que la formación actual debe ser global. «Hoy la formación no cabe hacerla a nivel nacional o regional, sino que compete hacerlo de manera global y sin fronteras. Hay otro punto importante que es el foco. Porque hay que dar respuesta a esas necesidades no cubiertas que van más allá del conocimiento y que son cómo incardinamos los nuevos tratamientos y toda la estrategia diagnóstica», puntualiza el oncólogo.

«Hay que dar respuesta a esas necesidades no cubiertas que van más allá del conocimiento y que son cómo incardinamos los nuevos tratamientos y toda la estrategia diagnóstica»

Jesús García-Foncillas, director del Departamento de Oncología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz

La calidad de esa formación es esencial para luego tener a profesionales correctamente preparados. En este sentido, García-Foncillas señala que para ello «se necesitan personas que sean capaces de comunicar de forma clara, rápida, simple, sencilla y corta esos mensajes que se quieren hacer llegar. Otro punto a señalar, que no es tan crítico en nuestro entorno, es acreditar. Los oncólogos necesitamos formarnos, pero en el contexto de Estados Unidos, también deben acreditar dicha formación para revalidar que están en situación correcta para tratar a los pacientes».

Actores más allá de la oncología

Por su parte, José Francisco Alonso, director de Oncología de Pfizer, destaca que la formación en oncología actualmente es un aspecto que implica a muchos actores y no únicamente a los oncólogos. «El tratamiento del cáncer va más allá del oncólogo médico. El conocimiento de la biología molecular, el desarrollo de nuevos fármacos, etc., lo que han hecho es que el abanico de formación en el mundo de la oncología sea amplísimo. En España hay mucha formación gracias a los diferentes grupos cooperativos que están estudiando diferentes tumores y gracias a las sociedades europeas que realizan cursos de calidad acreditados».

«Vemos que el 70 por ciento de los oncólogos prefieren que el acceso a la formación sea a través de medios digitales. Pero tenemos que ver que impacto tienen realmente en la mejora del conocimiento»

José Francisco Alonso, director de Oncología de Pfizer

La cantidad de posibilidades de formación no es un problema, lo que hay que gestionar en la actualidad es que se realice de una manera eficaz y precisa, ya que requiere de un dinamismo y actualización constante. «La digitalización cobra un papel fundamental. Vemos que el 70 por ciento de los oncólogos prefieren que el acceso a la formación sea a través de medios digitales. Pero tenemos que ver que impacto tienen realmente en la mejora del conocimiento y, lo más relevante, en qué medida cambia la práctica asistencial y mejora el tratamiento del paciente», señala Alonso.

Durante el debate se ha hecho referencia a instrumentos como ‘chatbots’, discusiones de casos interactivas y presentaciones con expertos, entre otros. Pero, estas herramientas necesitan un seguimiento y una evaluación para comprobar su nivel de eficacia y satisfacción.

La formación digital

En esta mesa también se ha planteado que los planes de formación deben estar desarrollados conjuntamente entre laboratorios farmacéuticos y laboratorios clínicos y sociedades científicas. Sin embargo, tal y como expone José Miguel Roca, director regional de Roche, «haría falta un plan que estuviera más estructurado y, además, creo que es importante acreditar. Pero, en este tren, como es el de la formación continuada, en el que tenemos que viajar juntos, deberíamos ver cómo estructurarla. Explicarles a los residentes y estudiantes cómo será este viaje y cómo se disfruta».

En este sentido, Roca ha querido matizar que hay que analizar el tiempo que se dedica a la formación digital. «Un estudio del Instituto Karolinska de Suecia evidencia que la formación digital va en contra de la cimentación y reconocimiento de la formación. Es decir, los usuarios que solo tienen la parte digital al final tienen menos formación que aquellos capaces de beneficiarse también del formato tradicional». Por ello, el director regional de Roche apuesta por la formación híbrida regulada, pero hay que estudiar como se implementa. «Hay ciertas cosas que tenemos que cimentar y, por otra parte, hay otras que se aprenden mejor de manera proactiva», destaca.

«Necesitamos demostrar que un programa educativo, ya sea digital o en vivo, es efectivo y está creando un cambio dentro de la práctica»

Jorge Bacigalupo, director ejecutivo de Estrategia Educativa, Prova Education | AGILE

Del mismo modo, Jorge Bacigalupo, concuerda con Roca y añade que «la educación en su conjunto necesita tener diferentes tipos de experiencias. Desde la parte observacional y luego, el hacerlo tú mismo». También asegura que la evaluación es esencial ya que «necesitamos demostrar que un programa educativo, ya sea digital o en vivo, es efectivo y está creando un cambio dentro de la práctica».

Situación de España

Santiago de Quiroga ha destacado que «en el contexto actual España es un país con, en el sentido positivo de la palabra, un exceso de formación. Tiene una fuerte presencia de investigación clínica y, por tanto, de nuevos tratamientos. También tiene una importante presencia de formación, quizá como consecuencia de este binomio investigación-práctica». En este sentido, García-Foncillas ha añadido que «en España tenemos que repensar qué es lo que importa en la formación continuada. Y hacernos dos preguntas: qué es lo nuevo en cada campo y qué es lo que de alguna forma hay que cambiar en la forma de actuar en cuanto a los pacientes».

Del mismo modo, el oncólogo ha señalado que «hay que ver cómo transmitimos ese conocimiento. En España seguimos en un contexto de profesor-guion-oyente, mientras que en un contexto anglosajón es vamos a desarrollar juntos cómo dar respuesta a este tema».

Por su parte, José Francisco Alonso asegura que la oferta formativa en cuanto a oncología en España es única. «Y eso es reflejado en muchos resultados de investigación que marcan a la oncología de este país como un punto de referencia. Pero es cierto que esa formación y la idea de acción no son homogéneos. Un aspecto a mejorar también sería cómo convertir esa formación en una acción, que es lo que conlleva a que ese conocimiento se convierta en liderazgo».


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