Muchos estudiantes han marcado en rojo este jueves. Llega el momento de la enfermería en la elección y adjudicación de plazas del EIR, un paso muy esperado por aspirantes como Marina, que llevaba meses preparándose para este día. Esta estudiante es la número uno del EIR de esta convocatoria y asegura a Gaceta Médica que la enfermería no siempre fue su primera opción: «Desde el instituto siempre me incliné por las ciencias, y tenía dos opciones en mente: Medicina o Enfermería. Pero con la llegada de la COVID-19 en 2020, supe que estudiar Medicina implicaba mudarme lejos de mi ciudad. Al final, me decidí por Enfermería… y la verdad, me encantó».
En el caso de Beatriz, la número uno del EIR en 2024, llevaba 14 años trabajando de enfermera antes de presentarse a la plaza: «Estaba cansada del tipo de trabajos que tenía, siempre de un lado para otro sin nada fijo. Por ello, pensé que especializarme, aunque no garantice evitar contratos precarios al terminar, me permitiría centrarme en una sola rama de la enfermería, y eso me daba cierta tranquilidad».

Marina comenzó a estudiar para el EIR en marzo de 2024, coincidiendo con las prácticas y el Trabajo Fin de Grado (TFG): «No tenía muy claro que hacer después de la carrera, y la contratación de enfermería en Andalucía esta muy mal. Era trabajar en verano y hacer un máster, o irme fuera. Veía a mis compañeros cubriendo turnos en el hospital y yo no quería eso para mi», afirma Marina.
Al final, Marina tomo la decisión de preparase para el EIR 2025, decantándose por la especialidad de matrona. «Mi rutina de estudio fue variando a medida que se acercaba la fecha del examen, ya que al principio tenía que compaginarlo con la carrera, las prácticas, el TGF… Así que en un primer momento le dedicaba poco tiempo».
Marina se ha decantado por la especialidad de matrona: «Estaba entre Pediatría Comunitaria y Matrona. Investigué un poco sobre cada especialidad, lo que abarcaban y en cuál me veía más feliz en el futuro. Al final, me di cuenta de que lo que realmente me llenaba era ayudar a traer vida al mundo. El trabajo de matrona me pareció súper amplio y, aunque es exigente, creo que tiene un valor fundamental».
«Conseguir plaza de EIR es muy difícil»
Beatriz asegura que conseguir plaza en EIR es algo muy «complicado«: «Yo creo que sí, que es difícil, sobre todo si aspiras a una plaza concreta. Es cierto que cada vez salen más plazas y que en años anteriores se ha presentado incluso más gente, pero si, por ejemplo, quieres ser matrona en la Comunidad Valenciana —es decir, una especialidad y un lugar muy específicos—, la competencia es muy alta. Matrona es una de las especialidades más demandadas y suele ser de las primeras en agotarse».
Según explica Marina, fue en verano de 2024 cuando comenzó a centrarse más: «Empecé ha hacer muchos más test y simulacros de la academia donde estaba apuntada, PlanEIR-metrodora. Le dedicaba una media de ocho/diez horas al día, descansado un día a la semana». En su caso, explica que una academia fue lo que más la ayudó: «La verdad es que creo que, sin una academia, no lo habría conseguido. No sé si me habría quedado sin plaza, pero obtener un buen puesto habría sido muy difícil».

Marina asegura que es un examen que exige repasar contenidos de muchos años, entender la tendencia de las preguntas… y todo eso sin una guía clara es «complicado». «La academia te orienta, te dice qué es lo importante, cómo estudiar y qué abarca realmente el examen. Por eso, para mí, fue fundamental. Además, el hecho de hacer simulacros parecidos al examen real y ponerte en situación ayuda muchísimo. Practicar con preguntas de años anteriores, de oposiciones, y contar con un buen temario actualizado marca la diferencia», afirma.
En el caso de Beatriz, los seis meses antes del examen, solo trabajaba un tercio de su jornada y se dedicaba entero a estudiar: «Siempre comenzaba el día con una rutina: hacía un test aleatorio de cien preguntas utilizando la web de la academia. Dependiendo de cómo me hubiera organizado ese día, luego podía hacer más test, algún simulacro o estudiar el tema que tocara. Pero, en los últimos meses, prácticamente todo era estudiar, cerca de doce horas al día».
Sin embrago, «la tranquilidad» en el examen fue la clave para ser la número uno en el EIR. «Estaba segura de que la calma era lo más importante. Me dijeron que la tranquilidad era fundamental y, por eso, la trabajé mucho. Al final, me sirvió, porque llegué al examen completamente tranquila. No dejé que los nervios me afectaran en ningún momento, y creo que eso fue determinante».
Con un examen tan complejo lo normal es que los aspirantes se les pase por la cabeza el rendirse: «Yo nunca lo pensé», declara Marina. Pero si que confiesa que en algunos momentos pensaba que «no sería capaz de conseguir una plaza o que no llegaré a la plaza que quiero». Además, en su caso, tenia la ventaja de que le gustaban varias especialidades. «Si no llegaba a una, siempre tenía en mente otras opciones que también me interesaban. Aun así, sí hubo momentos duros. A veces pensaba que no iba a ser capaz o que tendría que echar otro año estudiando. Creo que eso nos pasa a todos: cuando haces un mal simulacro, es fácil venirse un poco abajo», asegura Marina.
Presentarse de nuevo al examen
Sin embargo, si la situación hubiera sido distinta y no hubiese conseguido plaza, esta estudiante cree que se habría presentado de nuevo en la convocatoria de 2026: «Igual habría empezado un poco más tarde, quizá en verano o después, pero creo que sí, que me habría vuelto a presentar».
En el caso de Beatriz, no esta del todo segura, ya que en el momento en el que decidió presentarse al examen tenía muy claro cuál era el objetivo. «A veces, especialmente después de tanto esfuerzo, surge el pensamiento de que quizás no lo conseguiré y de que no vale la pena seguir esforzándose. Pero intentaba no dejar que eso me afectara. Tenía el objetivo claro y, aunque no supiera si lo lograría o no, sabía que debía seguir adelante», asegura la estudiante.
«Es cierto que, por un lado, piensas que quizás debería esperar otro año«, explica Beatriz. Ella ya llevaba varios años trabajando y dejar esos meses sin ingresos tiene un impacto económico importante. «En esos momentos, parece que no vale la pena tanto esfuerzo si al final podrías terminar perdiendo otro año sin conseguirlo».
Sin embargo, por otro lado, la estudiante declara que «has invertido tanto tiempo y esfuerzo, y tienes tantos conocimientos que piensas: ‘Tal vez con un poco más de estudio, unos meses más, el próximo año lo conseguiré con más fuerza y con los conocimientos mejor afianzados’.» Beatriz asegura que el esfuerzo invertido es tan grande que «rendirse tras un solo intento parece difícil». «Es un examen complicado, y siento que al menos tendría que haber una segunda oportunidad para intentarlo», concluye.