El imparable avance de la innovación en cáncer no hace más que ofrecer muestras de que el curso de la enfermedad se encuentra en curva positiva y ascendente, tal y como se ha podido vez refrendar, una vez más, en la cita de referencia a nivel mundial:  la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Oncología (ASCO). Prueba de ello es que los pacientes supervivientes presenten una esperanza de vida cada vez mayor; no en vano, según Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés) se proyecta que casi tres cuarta partes de la masa social que representa este colectivo alcance los más de 65 años en 2040.

En el marco de ASCO, precisamente, se ha discutido sobre el nuevo escenario que legará la disrupción en esta parcela y su reflejo en la oncología geriátrica. Concretamente, como parte de una sesión educativa titulada ‘Desarrollo de programas sostenibles contra el cáncer y el envejecimiento’.

“Sabemos que el cáncer es una enfermedad asociada con el envejecimiento, y hay una serie de mecanismos biológicos que explican por qué es así”, explicó Andrew E. Chapman, director del Centro de Cáncer Sidney Kimmel – Jefferson Health. En este punto, ahondó en que este grupo objetivo presenta metas, deseos, necesidades, preferencias y problemas distintos a los del adulto promedio.

Así, los pacientes mayores suelen priorizar el mantenimiento de la independencia como objetivo principal en lugar de buscar tratamientos curativos, así como la realización de actividades. “Tenemos la responsabilidad en este país de satisfacer las necesidades únicas de los adultos mayores con cáncer, y debemos hacerlo mediante el desarrollo de programas de oncología geriátrica”, reflexionó Chapman en la previa del debate de ASCO.

Un modelo de atención

Así las cosas, las evaluaciones de este perfil de paciente son una parte crucial para identificar las necesidades físicas, funcionales, cognitivas, psicosociales y nutricionales de los pacientes, relacionadas con el cáncer. Asimismo, existen otras ventajas en el uso de estrategias de atención específicas para la edad.

“Uno de los mayores beneficios ha sido la capacidad de difundir la atención geriátrica en toda nuestra práctica. Antes no existía ese entorno, y ese es un cambio que no se mide en los estudios», analizó Rawad Elias, director médico de oncología geriátrica en Hartford HealthCare Cancer Institute. “Si podemos aprender cómo hacer oncología geriátrica correctamente, podemos usar el mismo modelo para implementar apoyo para todos nuestros pacientes en cualquier punto de la atención, independientemente de su edad”.

Desde la experiencia pudo hablar Tina Hsu, del Hospital de Ottawa —primera y única directora de un centro oncológico designado por el NCI centrado en la oncología geriátrica—, respecto de los servicios de esta índole fuera de los Estados Unidos. Así, presentó algunas características de este centro y hablar sobre algunas de las formas en que este modelo puede construirse en un centro del NCI, ahondando en aspectos para su desarrollo y financiación sostenible.

Tanto las barreras laborales como la falta de capacitación geriátrica generalizada y la escasez de personal, pueden dificultar la adopción de estos modelos de atención

Durante la sesión, tanto Chapman como Elias concordaron que, tanto las barreras laborales como la falta de capacitación geriátrica generalizada y la escasez de personal, pueden dificultar la adopción de estos modelos de atención. A pesar de ello, vaticinan que si las organizaciones pueden lograr su implementación, podría proporcionar una hoja de ruta para ejecutar servicios similares en otras poblaciones de pacientes subrepresentadas.

“La oncología geriátrica es el ejemplo perfecto de cómo podemos adaptar la atención a las necesidades de apoyo de nuestros pacientes”, agregó Elias. “Si podemos aprender cómo hacer oncología geriátrica correctamente, podemos usar el mismo modelo, la misma estructura, para implementar apoyo para todos nuestros pacientes en cualquier punto de la atención, independientemente de su edad”.


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