Los altos niveles de inmunidad alcanzados en la población, tanto por la alta cobertura de vacunación como por el gran número de infecciones y las características de la Ómicron, han propiciado un cambio en la epidemiología de la COVID-19. Un cambio que se ha materializado con la actualización por parte del Ministerio de Sanidad de la “Estrategia de vigilancia y control frente a COVID-19 tras la fase aguda de la pandemia” en centros asistenciales el pasado 23 de marzo. En general, las recomendaciones realizadas vigilan y dirigen las actuaciones a personas y ámbitos de mayor vulnerabilidad. De esta manera, se acepta un cierto nivel de transmisión en poblaciones vacunadas y jóvenes en las que la infección tiene un impacto menor en términos de gravedad.

Gaceta Médica ha querido saber cómo se está llevando a la practica esta reorganización de los protocolos COVID-19 en los centros hospitalarios, cómo es el día a día tras las últimas recomendaciones. La realidad es que las comunidades autónomas publican un documento con recomendaciones que funcionan como un marco general, y luego las directrices individuales de cada centro las marca el servicio de prevención de riesgos laborales. “Las normas generales las dicta la consejería de Sanidad y luego cada hospital tiene una adaptación particular según la complejidad de sus medios. Cada centro tiene la libertad, dentro de lo recomendado, de poder establecer alguna excepción o alguna norma adicional”, así lo explica María Liz Paciello, subdirectora médica de servicios centrales del Hospital 12 de Octubre.

“Las normas generales las dicta la consejería de Sanidad y luego cada hospital tiene una adaptación particular según la complejidad de sus medios. Cada centro tiene la libertad de establecer alguna excepción”

María Liz Paciello, subdirectora médica de servicios centrales del Hospital 12 de Octubre

De esta manera, dependiendo de las características de cada centro hospitalario y de su evaluación de riesgos, se modificarán más o menos puntos. Una fórmula que para Paciello es totalmente segura: “Desde que se levantaron las medidas no hemos tenido ningún repunte en el Hospital y la ocupación que tenemos ahora es bastante baja comparada a lo que tuvimos el pasado diciembre y enero, que fue cuando tuvimos el último brote. Ahora estamos bastante bien, la ocupación en UCI es mínima con menos de cinco pacientes. De igual manera los ingresos hospitalarios por la COVID-19 han bajado muchísimo, ahora estamos en torno a 25 ó 28 pacientes como mucho al día. Esto quiere decir que están funcionando las medidas”.

Nueva recomendación terapéutica para COVID-19

Dentro del documento actualizado del que disponen los hospitales, para Juan González del Castillo uno de los puntos incluidos más novedosos es el tratamiento terapéutico. El coordinador de infecciones en urgencias de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (INFURG-SEMES) y urgenciólogo del Hospital Clínico San Carlos, apunta que desde abril cuentan con un nuevo protocolo en el tratamiento para pacientes con enfermedad leve o moderada. Actualmente existen dos fases en el tratamiento, una se centra en el paciente más grave que ingresa en el hospital al que se le trata con antivirales y en ocasiones con antiinflamatorios, un procedimiento muy estructurado desde hace tiempo. “Los novedoso es el tratamiento que damos a los pacientes en los momentos iniciales de la enfermedad. Está dirigidos a pacientes vulnerables de alto riesgo de progresión a enfermedad grave; para los momentos iniciales de los síntomas tenemos tratamientos antivirales que evitan la progresión”, señala del Castillo.

Pruebas de cribado COVID-19

Durante toda la pandemia todos los pacientes que ingresaban en el entorno hospitalario fuese  por la causa que fuese, se les solicitaba una PCR de COVID-19 para descartar que tuviese una enfermedad asintomática al ingresar. Esto ya no queda recogido en las recomendaciones del ministerio al no considera necesario de manera general la realización de cribados en centros sanitarios previos al ingreso. Sin embargo, según apunta el coordinador de INFURG-SEMES, “luego, cada hospital ha hecho su estrategia diferenciadora. Nosotros por ejemplo en el Hospital Clínico San Carlos, mantenemos el cribado universal para asegurarnos que los pacientes que ingresan son negativos de PCR. Pero es verdad que otros centros hospitalarios han tomado otras decisiones. Algunos solo criban a pacientes que ingresan en áreas más críticas, como intensivos, hematología, oncología… “.

Este es el caso del Hospital 12 de Octubre. El centro madrileño ha optado por realizar el screening de COVID-19 antes del ingreso sólo a pacientes de alto riesgo. En el resto de personas con patologías menos complejas y sin comorbilidades importantes, no se realiza el test. “Lo solicitamos a pacientes inmunocomprometidos, oncohematológicos, a aquellos sometidos a trasplantes o con inmunodeficiencias”, aclara María Liz Paciello.

Acompañamiento en hospitales y visitas a planta

Uno de los cambios más notorios en los hospitales ha sido la posibilidad de poder volver a acompañar a enfermos, al igual que las visitas en planta. “Aquí ya se permiten visitas y acompañantes como en el régimen anterior antes de la pandemia, exceptuando las áreas críticas como inmunosuprimidos que siguen llevando sus restricciones. Lo único que los hospitales, los centros sanitarios, sociosanitarios y en todos los sitios donde haya pacientes y sean cerrados todavía es obligatorio el uso de la mascarilla”, informa la subdirectora médica de servicios centrales del Hospital 12 de Octubre.

De esta manera se permite la presencia de un acompañante en consultas, habitaciones y en pruebas médicas, “lo único que intentamos siempre es solicitar a los pacientes que en la medida de lo posible sea un solo acompañante para evitar una sobrecarga”, señala Paciello. Aunque siempre hay excepciones, como en el caso de pediatría, algún paciente dependiente o con cuidados especiales que tiene movilidad reducida; en estos casos el procedimiento es como en pre-pandemia pero con el uso de mascarilla.

Dentro de la habitación el paciente no está obligado a llevar mascarilla, pero el acompañante sí, siempre y cuando se trate de habitaciones compartidas, como es el caso del Hospital 12 de octubre y la mayoría de centros hospitalarios públicos. Debido a esta particularidad, los pacientes conviven con varias familias por lo que el uso de mascarilla en el acompañante dentro de la habitación se considera obligatorio.

Urgencias, seguridad garantizada

“En los servicios de urgencias no nos estamos relajando”, así de contundente explica Del Castillo la situación actual. “En el Hospital Clínico San Carlos seguimos manteniendo los dobles circuitos de pacientes, que no solo protege al sanitario sino también a los pacientes”, aclara.

Asegura que no han realizado grandes cambios en su servicio, “porque el problema sigue, va a seguir y creo que debemos mantener el principio de precaución. Cuando aumentan las interacciones sociales, aumenta la incidencia y esto lo hemos vivido después de Semana Santa” explica el urgenciólogo.

“En los servicios de urgencias no nos estamos relajando, porque el problema sigue, va a seguir y creo que debemos mantener el principio de precaución”

Juan González del Castillo, coordinador de INFURG-SEMES y urgenciólogo del Hospital Clínico San Carlos

“La única modificación es que ahora en urgencias buscamos el diagnóstico de la COVID-19 cuando es una población vulnerable, mayores de 60 años o en pacientes con comorbilidades. En gente joven sin riesgo el ministerio nos dice que no hace falta hacer el diagnóstico y las consejerías se han ido adaptando a ese papel”. Eso sí, Del Castillo puntualiza que es necesario contar con papel del médico, “quien toma sus decisiones en base a su propio criterio, porque a veces hay que hacer el diagnóstico en determinadas circunstancias que aportan un valor, más allá de los protocolos”.

En este aspecto el Clínico San Carlos coincide con el 12 de Octubre, donde de cara a la atención al paciente de urgencias, el cribado se ha restringido. Sin embargo, si el paciente llega con síntomas se tomará la decisión de hacer el screening de la COVID-19. “La diferencia fundamental es que ya no se le hace el estudio de contactos al paciente que acude de la calle”, subraya Paciello.

“Nosotros en urgencias el doble circuito ya no está, pero en el caso de pacientes inmunosuprimidos sí, porque son pacientes que tienen las condiciones de alto riesgo. Nuestro cambio fundamental aquí ha sido intentar que la atención sea rápida y que el paciente permanezca en el box en dónde está sin que haya tráfico de pacientes ni aglomeraciones”, puntualiza la subdirectora médica de servicios centrales del Hospital 12 de Octubre.

Es importante aclarar que todas estas recomendaciones están sujetas a cambios según la situación epidemiológica del momento, por lo que las consejerías las revisarán periódicamente para su adaptación o inactivación.


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