A 449 días de la declaración oficial de la pandemia de COVID-19 se han resuelto ya las dudas sobre el curso de la enfermedad en niños y adolescentes. Otras, como el impacto a medio y largo plazo de esta crisis sanitaria en la salud mental de los que serán hombres y mujeres del futuro siguen en el aire y ocupan en estos días buena parte del II Congreso Digital de la Asociación Española de Pediatría, que se celebra hasta el 5 de junio y reúne a través de las redes a cerca de 3.500 especialistas.

Los pediatras advierten ya de una ‘pandemia’ de problemas de salud mental en esta población y piden a los ministerios implicados (Sanidad, Educación, Asuntos Sociales, etc.) un plan de prevención y de respuesta de forma urgente.

La tendencia observada en estos meses preocupa, y mucho. Los especialistas alertan de que se han duplicado los casos de urgencias psiquiátricas infantiles, los trastornos de conducta alimentaria -que cada vez son más graves-, los casos de ansiedad, los trastornos obsesivo-compulsivos, y la depresión y las autolesiones e intentos de suicidio en los adolescentes.

En paralelo, han observado un incremento de la violencia sobre los menores, el maltrato y los abusos y se ha disparado el consumo de pantallas.

La presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil, Azucena Díez, constata que “en los servicios de pediatría de atención primaria y en las derivaciones a salud mental se ha observado un repunte de las consultas por ansiedad, síntomas de tipo obsesivo-compulsivo, depresión, autolesiones y somatizaciones”.

Añade también que “los trastornos de la conducta alimentaria que se están valorando son más graves y requieren más ingresos que antes de la pandemia”.

Factores de riesgo

La Sociedad de Psiquiatría Infantil presenta en este Congreso un documento de posicionamiento en el que detallan que los principales factores de riesgo de estas consecuencias psicológicas han sido, de entrada, la incertidumbre, el exceso de noticias, la distancia social y familiar, ausencia de rutinas, abuso de pantallas o ritmos irregulares de sueño y un patrón de alimentación menos saludables, al igual que la escolarización semipresencial.

En algunos casos, hay que sumar las dificultades económicas, problemas de conciliación de los padres, enfermedad propia o de alguna persona del entorno familiar o incluso el duelo por la pérdida de seres queridos.

La presidenta de la SPI remarca que los principales datos publicados hasta la fecha constatan ese aumento de los síntomas relacionados con trastornos como depresión, ansiedad, conductas autolesivas o trastornos alimenticios. Sin embargo, Díez destaca que se trata de resultados muy preliminares y confía en que al retomar hábitos saludables, y contando con los apoyos necesarios, la mayoría de los niños recuperen su funcionamiento normal.

No pierden de vista, en cualquier caso, que casi la mitad de los trastornos mentales se inicia antes de los 14 años o que el 10 por ciento de los menores de 12 años y el 20 por ciento de los adolescentes desarrollan en algún momento algún trastorno mental, por lo que hay que estar atentos.

Adicciones

Por otra parte, la especialista ha alertado de una mayor exposición de esta población a conductas adictivas. Desde el confinamiento, el tiempo dedicado a las pantallas ha aumentado de manera llamativa. En este sentido Díez destaca que el acceso a actividades alternativas saludables es una de las medidas más efectivas para evitarlas.

Respecto al consumo de sustancias tóxicas, la experta explica que aunque ha sido más difícil durante el confinamiento, las consultas relacionadas con estos motivos vuelven a los niveles de prepandemia. Y lo que es más, remarca que algunos expertos predicen un aumento brusco de todo tipo en consumos de jóvenes en los próximos dos o tres años, que se está denominado “los nuevos locos años 20”.

La especialidad y el plan de suicidio, dos de las prioridades para la SPI

En su posicionamiento la SPI ha lanzado un total de ocho recomendaciones para promover un estilo de vida saludable y reducir el impacto psicológico de la COVID-19 en esta población:

  • Mejorar los sistemas de coordinación entre los equipos de atención primaria y los servicios de salud mental, así como el acceso a estos dispositivos. Abogan por incorporar psicólogos en atención primaria para promover una detección temprana y la prevención necesaria.
  • Garantizar la incorporación completa al colegio para todas las edades en todas las comunidades autónomas.
  • Fomentar las actividades de ocio y deportivas, con la apertura permanente de parques infantiles, centros deportivos, etc.
  • Agilizar la vacunación en adolescentes y niños, lo que incrementaría las probabilidades de conseguir un estilo de vida normalizado.
  • Reconocer oficialmente la especialidad de psiquiatría del niño y del adolescente y la de Psicología Infantil en España, el único país de Europa en el que aún no está aprobada.
  • Implantar programas de promoción de la salud mental universales enfocados en la prevención y la lucha contra el estigma.
  • Aprobar e implementar la Ley de prevención del suicidio, con apartados específicos para adolescentes.
  • Aumentar el número de especialistas en psiquiatría infantil y psicología infantil por habitante.

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