En los últimos tiempos, y en especial durante las últimas dos décadas, las administraciones sanitarias son conscientes de la necesidad de erradicar las desigualdades de género en el mundo laboral y en la retribución en partcular. Para conseguirlo, los países y la comunidad internacional han adoptado medidas concretas y coordinadas para lograr este objetivo a lo largo de los años. Algunos ejemplos de estos pasos hacia una igualdad laboral, de manera global, se remontan a la Declaración de Beijing de 1995 acordada durante la 4ª Conferencia Mundial sobre la Mujer, o al objetivo de reducir la brecha de género en la participación en la fuerza laboral en un 25 por ciento en 2025 por los líderes del G20 en la Cumbre de 2014 en Brisbane, Australia.

A pesar de estos y otros pasos, las desigualdades entre hombres y mujeres persisten, lo que es un importante asunto a resolver. Y en el sector de la salud no ha sido diferente.

Al menos esta es la conclusión a la que ha llegado un reciente informe desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), bajo el título ‘The gender pay gap in the health and care sector. A global analysis in the time of COVID-19‘, el primer documento mundial sobre brecha salarial de género sectorial que ha incluido 54 paises de tofdos los continentes.

En él, se estima que, en promedio, a las mujeres del sector de la salud y el cuidado se les paga alrededor de un 24 por ciento menos que a los hombres en todo el mundo.

En promedio, a las mujeres del sector de la salud y el cuidado se les paga alrededor de un 24% menos que a los hombres en todo el mundo

Brecha salarial en salud y atención

Tal y como revelan los datos del informe, este sector tiene una sobrerrepresentación de trabajadores mal remunerados, la mayoría de los cuales son mujeres, quienes representan aproximadamente el 67 por ciento del empleo mundial dentro de este sector.

Aunque el informe analiza multitud de paises, algunas cifras son comunes, como el grado de feminización de la sanidad y la atención sociosanitaria.

Este alto grado de feminización en el sector de la salud y el cuidado, explican ambas organizaciones, es un factor clave detrás de los menores ingresos, tanto para mujeres como para hombres, contribuyendo a la desigualdad salarial de género predominante en la economía.

“En general, los trabajadores de sectores altamente feminizados reciben ingresos más bajos, en promedio, en comparación con los trabajadores de sectores económicos no feminizados”, esclarece el documento.

La reducción de la brecha parece haberse estancado en los últimos años, y es probable que la pandemia de COVID-19 socave algunos de los logros que se habían conseguido

Los resultados proporcionados por la OMS y por la OIT sugieren que la edad, la educación y la segregación de género en todas las categorías ocupacionales son otros de los factores que se encuentran bajo la brecha salarial de género en el sector.

Además, entre las mujeres de dicho sector “también se evidencia una brecha en la maternidad” que no permite conciliar la vida laboral con la personal, e impide que muchas profesionales no puedan acceder a altos cargos, según el informe.

Pero como ha evolucionado la brecha salarial es desigual en los países. Aunque en conjunto la brecha salarial de género en el sector de la salud y la atención sociosanitaria ha aumentado, disminuido o se ha mantenido relativamente estática en los diferentes países, los expertos observan que la crisis de la COVID-19 ha afectado desproporcionadamente a los trabajadores que se encontraban en el extremo inferior de la escala salarial, es decir, a la mayoría de mujeres.

El alto grado de feminización en el sector de la salud y el cuidado es un factor clave detrás de los menores ingresos para ambos géneros

Por otro lado, gran parte de esta desigualdad salarial en salud y atención no se explica por los atributos del mercado laboral que, en opinión de ambas organizaciones, “deberían ser los únicos factores que determinan los salarios”. A ello se refiere que, para casi todos los países, las mujeres en el sector de la salud y los cuidados están mal pagadas por sus atributos laborales en relación con sus homólogos masculinos con perfiles similares, destaca el documento generalizando.

De igual modo, la evidencia en el informe muestra una variación significativa en las desigualdades salariales de género en este sector entre países, lo que sugiere que se precisan acciones específicas tambien relación a la responsabilidad del puesto, que se retribuye mejor cuanto mayor es la misma.

Según el informe, las mujeres están mal pagadas por sus atributos laborales en relación con sus homólogos masculinos con perfiles similares

Medidas a tomar

En base a estas premisas, el informe establece ciertas medidas con las que erradicar esta situación que la sociedad arrastra desde hace décadas; mejorar la recopilación y el análisis de datos específicos sobre salarios desglosados ​​por género para el sector de la salud y la atención; invertir en empleos decentes en el sector; diálogo social; promover carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas para mujeres jóvenes; atraer a más hombres a las categorías de ocupación media y más mujeres a la parte superior; transparencia salarial; instrumentos legales contra la discriminación salarial políticas para corregir la brecha salarial de maternidad; y facilitar la transición de los trabajadores de la economía informal a la formal. Este aspecto tiene que ver con el aspecto más sociosanitario (las cuidadoras informales, ya sea por no reconocidas o por ser ocasionales y no profesionalizadas).

Todos los países analizados supoenne un grupo heterogéneo en sus sistemas de salud y sociosanitarios. Es preciso analizar pais por pais y no sacar conclusiones generales. Pero es preciso que cada pais tome conciencia de la situación y resuelva el factor o factores que afectan a los posibles orígenes de la brecha salarial.

“A medida que continúa el diálogo sobre el pacto de atención a nivel nacional y sobre las iniciativas mundiales de alivio de la pobreza y desarrollo sostenible, recomendamos que los responsables de la formulación de políticas hagan que las consideraciones de equidad de género sean fundamentales en sus planes de acción en el sector de la salud y la atención sociosanitaria”, concluye el documento.


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