Expertos en linfomas cutáneos remarcan los excelentes resultados de contar con una Unidad Cross funcional en el abordaje de los pacientes, que, mediante estas unidades multidisciplinares, son atendidos en la misma consulta por un hematólogo y un dermatólogo de manera conjunta y a tiempo real, lo que permite una visión holística integral que se traduce en una mejor atención.
El impacto sobre la calidad asistencial de este tipo de equipos se aborda en el programa ‘Inmersión práctica de una Unidad Cross Funcional de Linfomas Cutáneos de Células T’, organizado por el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y el Hospital Universitario 12 de Octubre, ambos en Madrid, con la colaboración de la compañía biofarmacéutica Takeda.
Atención integral
La unidad Cross Funcional del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, en Madrid, lleva en funcionamiento ocho años. “En otros centros, los hematólogos únicamente ven a los pacientes que necesitan tratamiento por quimioterapia o intravenoso, pero nosotros decidimos tratarles en una consulta única para no romper el proceso asistencial, es decir, que los dos especialistas forman parte del viaje del paciente desde el diagnóstico y a lo largo de todo el recorrido de su enfermedad”, explica Raúl Córdoba, coordinador de la Unidad de Linfomas del Servicio de Hematología de este centro hospitalario. Con esta atención integral “se evita que el paciente, si la enfermedad progresa, se desprenda de su médico habitual, que es el dermatólogo, para pasar a manos de un médico que no conoce, el hematólogo, en una situación de mayor gravedad y complejidad”, agrega.
La valoración holística es clave porque el paciente con linfoma cutáneo no necesita únicamente cuidados dirigidos a la piel, ya que este tipo de enfermedades pueden tener afectación ganglionar o visceral o alterar parámetros analíticos. “En muchas ocasiones se precisa de otros especialistas para ayudar al manejo de estas otras alteraciones, aunque el papel del hematólogo es aquí muy importante, tanto desde el punto de vista del diagnóstico como a lo largo de todo el proceso asistencial”, señala este especialista.
Coincidiendo con él, Pablo Ortiz, jefe del Departamento de Dermatología del Hospital Universitario 12 de Octubre, en Madrid, destaca que “los pacientes que se manejan en la Unidad Cross Funcional son casos muy complejos, y el disponer de manera conjunta de médicos con distintas capacidades y diferentes visiones aumenta mucho su seguridad y mejora la calidad de las decisiones que se toman”. Este centro lleva trabajando en linfoma cutáneo desde los años 90 del pasado siglo y tiene una larga trayectoria en cuanto a la interacción entre los distintos servicios hospitalarios para abordar a estos pacientes, aunque “no fue hasta hace tres años cuando se oficializó el comité multidisciplinar constituido por Hematología, Dermatología, Anatomía Patológica y Radioterapia, con una consulta conjunta con dermatólogo y hematólogo sentados juntos delante del paciente y con protocolos comunes de manejo del mismo”.
En esta línea, Córdoba insiste en que un aspecto esencial para la creación y el éxito de estas unidades multidisciplinares es la estrecha colaboración entre hematólogos y dermatólogos y la integración de otros profesionales como los especialistas en anatomía patológica, el farmacéutico hospitalario, oncólogos y radioterapeutas, así como personal de enfermería.
Implantar unidades multidisciplinares en más centros
Ambos expertos subrayan la necesidad de crear este tipo de unidades en España, donde son escasas. “Existen consultas de linfomas cutáneos que son básicamente dirigidas por dermatólogos en las que hay comunicación con el hematólogo en forma de interconsulta que remiten a este especialista únicamente cuando necesita un tratamiento de quimioterapia o intravenoso, pero hay muy pocas Unidades Cross funcionales”, afirma Córdoba. Sin embargo, señala que, en los últimos años, están empezando a tener reconocimiento y a crearse estos equipos gracias a iniciativas como la inmersión práctica llevada a cabo por el Hospital Fundación Jiménez Díaz y el Hospital 12 de octubre. Para Ortiz, este tipo de programas son fundamentales para la formación de especialistas, un aspecto en el que es necesario avanzar, dada la dificultad de disponer de profesionales entrenados en patologías raras como son los linfomas cutáneos.
Este proyecto consiste en una formación teórico-práctica de seis semanas de duración, en la cual, desde las unidades de referencia de la consulta de linfomas cutáneos, integradas por dermatólogos y hematólogos expertos, se trata sobre el abordaje multidisciplinar que necesitan estos pacientes para, posteriormente, realizar estancias clínicas que sirven para aprender a trabajar en equipo en una Unidad Cross funcional. El programa formativo se completa con una sesión presencial para discutir las diferentes experiencias de cada uno de los participantes en sus centros, posibles ventajas que le ven al modelo y cómo pueden implementarlo cada uno en sus centros.
Esta iniciativa “es una oportunidad fantástica tanto para los rotantes, que pueden ver cómo se manejan los enfermos en el mundo real en centros con experiencia, como para los organizadores, porque nos dan ideas para mejorar nuestra práctica y descubren problemas que no habíamos detectado”, detalla Ortiz.