La pandemia ha supuesto un durísimo golpe en las coberturas vacunales de todo el país, reduciendo drásticamente las cifras que existían antes de 2020. Una situación muy preocupante que podría suponer un riesgo para la salud pública por el resurgimiento de enfermedades que hasta ahora eran residuales. Así se ha resaltado durante el webinar ‘Oportunidades de vacunación en la época COVID-19’, organizado por el Consejo General de Enfermería (CGE) y su Instituto Superior de Formación Sanitaria, ISFOS, con la colaboración de Pfizer.

“Estamos mejor, pero está costando mucho recuperar las cifras de antes de la pandemia por dos motivos. En primer lugar, tenemos un problema de accesibilidad y, por otra parte, hemos visto que la Atención Primaria ha estado más dirigida a paliar el COVID-19 y sus consecuencias que a centrarnos en la prevención, que al final es en lo que se basa la Atención Primaria”, ha afirmado Cynthia Crespo, pediatra del Institut Català de la Salut y miembro del Grupo de Vacunas de la Sociedad Catalana de Pediatría (SCP)

Pilar Fernández, vicepresidenta del CGE y directora de ISFOS, ha querido poner en valor el “magnífico trabajo que se ha realizado durante estos dos años”. “Las enfermeras han continuado vacunando de la gripe y del resto de vacunas del calendario. También hemos seguido atendiendo las necesidades básicas del sistema nacional de salud, cuidando y apoyando a los pacientes en todos los niveles asistenciales y de edad. Y lo hemos hecho en unas condiciones cada vez más estresantes que han puesto a los profesionales en una situación límite. De hecho, en una macroencuesta realizada por el CGE, hemos observado que casi la mitad de las enfermeras han pensado en abandonar durante esta pandemia”, ha subrayado Fernández.

Otras campañas

En este sentido, se ha puesto de manifiesto la importancia que tienen las enfermeras para que la vacunación, tanto de COVID-19 como del resto de campañas, sea un éxito. Son los profesionales que gestionan y administran las dosis, además de educar y concienciar a la población sobre la seguridad y fiabilidad de los sueros. “Las enfermeras tenemos que estar comprometidas porque si no lo estamos, difícilmente vamos a llevar a buen puerto el objetivo común de protegernos de las enfermedades infectocontagiosas”, ha resaltado Marina Moreno, responsable de enfermería del centro de salud Torres de la Alameda de Madrid.

“Debemos crear sensibilidad y que la sociedad sea proactiva a la vacunación”

Marina Moreno, responsable de enfermería del centro de salud Torres de la Alameda de Madrid

Así, Moreno ha puntualizado que las enfermeras “somos más competentes cada día, pero de nada sirve si luego no somos capaces de trasladar y comunicar de una forma adecuada todos esos conocimientos”. “La pandemia ha repercutido negativamente en las coberturas vacunales de las personas adultas y con patologías crónicas y, si queremos mejorar esta situación, debemos crear sensibilidad y que la sociedad sea proactiva a la vacunación como forma de protegernos y de conseguir una sociedad más saludable”, ha destacado.

Niños y niñas

Y en parte es esa proactividad la que hay que recuperar después el parón de la pandemia, sobre todo entre los niños y niñas. Tal y como ha asegurado Crespo, “el estado de alarma redujo enormemente las visitas y, posteriormente, por miedo y por intentar evitar exponer a sus hijos la gente decidió posponer las visitas. Fueron muchas vacunas pospuestas y ahora está costando volver a coger confianza”. Aun así, ha reconocido que la tendencia va al alza y que la gente está respondiendo favorablemente.

De hecho, Sonia López, directora asistencial enfermera de la Dirección Asistencial Área Centro de la Comunidad de Madrid, ha corroborado que “los programas de vacunación en el adulto han existido siempre y las coberturas siempre han sido muy bajas, pero si algo ha ayudado la pandemia, es que nos ha dado muchas enseñanzas sobre vacunación en el adulto”.

“Desde las gerencias, hemos querido aprovechar esta coyuntura para impulsar los programas de vacunación de los adultos. La vacunación contra el COVID-19 ha hecho que tuviesen una actitud proactiva hacia las vacunas y aprovechamos el momento en el que la población estaba muy sensibilizada para impulsar las campañas de vacunación con información transparente, formación y difusión de materiales de apoyo”, asevera López.

Eso sí, durante estos dos años ha aflorado y se ha dado voz al movimiento antivacunas, que, aunque minoritario, supone un riesgo para la salud pública. “Hay que distinguir entre los antivacunas y la desinformación en cuanto a vacunas. En esta pandemia, mi equipo y yo hemos comprobado que la población ha estado muy receptiva a las vacunas, así que es posible que la reticencia a vacunarse sea más un problema de desinformación. Aquí es donde jugamos un papel fundamental, informándonos de las estrategias nacionales y las que se implementan en cada una de nuestras comunidades. Muchas veces no es cuestión de resistencia a la vacunación, sino de que no conocen. Ahí es donde tenemos que estar, en el asesoramiento”, afirma Moreno.

Vacunódromos

Y es en esa receptividad a las vacunas donde las enfermeras han tenido un papel fundamental desde el primer momento. La creación de vacunódromos para administrar las dosis de forma masiva fueron uno de los grandes retos a los que se enfrentó la profesión a lo largo y ancho del país y, en vista de los resultados, ha sido todo un éxito. “Teníamos que conseguir el objetivo de vacunación del 70 por ciento en verano de 2021. Fuimos un equipo multidisciplinar, en el que cada uno aportaba la parte que le correspondía para que todo el engranaje funcionase”, ha explicado Jaime Lobato, coordinador logístico de puntos de vacunación masiva en Sevilla.

Se encargó de coordinar la creación del punto de vacunación en el estadio de La Cartuja. “El objetivo principal era vacunar a 7.000 personas al día y llegamos a 10.000. Tuvimos que superar numerosos retos porque surgía un problema y lo arreglábamos”, ha aseverado.

Para él, el principal fallo que han observado ha sido la falta de experiencia previa, además de la descoordinación entre comunidades. “Una desventaja fue que funcionábamos cada comunidad por separado y no compartíamos nuestra experiencia. Quizás, de alguna manera, si hubiésemos estado coordinados entre todos los puntos de vacunación masiva, se habría podido intercambiar información. La unión hace la fuerza en este caso”, ha asegurado.

La coordinación y la falta de personal han sido los puntos a mejorar de esta gran campaña. “Para el futuro, habría que agilizar la posibilidad de obtener ciertos recursos como los humanos. La contratación pública es compleja y tuvimos que contar con personal de los centros de salud, dejando un poco coja la atención primaria”, ha compartido.


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