Carmen M. López | jueves, 14 de noviembre de 2019 h |

Al igual que cuando subimos a un avión o a un coche no dudamos en ponernos el cinturón de seguridad, ¿por qué frente a determinadas enfermedades dudamos en asegurar nuestra vida? Con esta reflexión, Isabel Jimeno, coordinadora del Grupo de Vacunas de SEMG, y miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Comunidad de Madrid, concluyó su exposición durante el encuentro sobre el impacto clínico y la prevención de la neumonía, organizado por Pfizer.

La prevención de esta enfermedad en el primer nivel asistencial es clave. La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) supone una importante carga de enfermedad en adultos a nivel mundial. “La neumonía puede matar”, recordó Jimeno. Los datos apuntan a que la mortalidad en España con respecto a esta enfermedad seguirá aumentando, debido al envejecimiento de la población y a que por ende la inmunidad de las personas será más baja. De este modo, las muertes por neumonía aumentarán en un 13 por ciento en el 2030. La tasa de incidencia de NAC en personas mayores de 18 años es de 463 por cada 100.000 habitantes, mientras que la tasa de NAC en personas mayores de 65 años es de 1.400 por cada 100.000. También hay que tener en cuenta, como apuntó la experta, que en España, un 87,9 por ciento de los pacientes diagnosticados por esta enfermedad presentó al menos un factor de riesgo: diabetes, EPOC, neumonía previa, tabaquismo, asma, etcétera. Con este escenario, existe una necesidad de reorientar los sistemas de salud a nivel nacional. “Es el momento de consolidar la vacunación en adultos en términos de prevención y envejecimiento activo y saludable”.

Las consecuencias de la neumonía neumocócica en el adulto mayor son claras. Los adultos mayores de 65 años que son hospitalizados en España por neumonía neumocócica tienen una mayor tasa de mortalidad y de letalidad que los menores de 65 años. Además, esta enfermedad puede producir complicaciones cardiacas y por tanto aumentar la mortalidad. “La supervivencia a corto y largo plazo es menor en los adultos hospitalizados por neumonía neumocócica”, añadió Jimeno. Sin olvidar tampoco la carga económica que supone para el sistema sanitario. “El coste de hospitalización en pacientes mayores de 65 años es de 4.315 euros”.

La coordinadora del Grupo de Vacunas de SEMG avanzó en la prevención de la neumonía. En este sentido, explicó las diferencias entre la vacuna polisacárida de 23 serotipos (VNP23) y la vacuna conjugada de 13 serotipos (VNC13). La primera protege frente a 23 tipos de neumococo, pero su inmunidad se agota con el tiempo y necesita revacunación cada 5 años hasta un máximo de dos. “La VNC13 reduce el riesgo de hospitalización por NAC por serotipos incluidos en la vacuna, en adultos mayores de 65 años, incluyendo pacientes con patologías de base”. Por ejemplo, en pacientes con EPOC un 53 por ciento; con enfermedad coronaria un 35 por ciento; con diabetes un 32 por ciento y pacientes inmunodeprimidos un 46 por ciento.

En este escenario, Jimeno recordó los posicionamientos de las sociedades científicas con respecto a la vacunación. Así la Asociación Americana de Diabetes (ADA) , la GOLD, las sociedades científicas de España, la Sociedad Europea de Cardiología y el Ministerio de Sanidad han hecho, en los últimos tiempos, hincapié en esta necesidad.

La llamada a la acción es clave en este primer nivel asistencial. Más allá de la saturación de las consultas, del poco tiempo y de la carga de trabajo, para Jimeno ofrecer la inmunidad a los pacientes debe ser una práctica integrada en el día a día asistencial. Además, aumentar las coberturas de vacunación entre profesionales también es otro de los desafíos, ya que apenas se alcanza el 40 por ciento de la cobertura. “Tiene que estar claramente en la agenda”, añadió María Dolores Lasheras, jefa del Servicio de Prevención de la Enfermedad de la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.