A tenor del especial 900 de Gaceta Medica, Florentino Pérez Raya, el presidente del Consejo general de enfermería (CGE), repasa las necesidades de las enfermeras y su profesión. Además de la situación en la investigación, nuevas especialidades y retos de unas de los oficios mas necesarios y feminizados del mundo.

Pregunta. ¿Qué necesidades tienen los profesionales de enfermería hoy en día?

Respuesta. Además de la necesidad de mejorar las ratios de enfermera/paciente, el Gobierno tiene en su tejado reconocer el trabajo de las enfermeras y concretar legalmente la enorme evolución que ha tenido la profesión en las últimas décadas. Llevamos años reclamando que se modifiquen varios puntos de dos leyes importantísimas para la sanidad, pero que continúan con un texto obsoleto y lejos de reconocer el trabajo que realizan a día de hoy las más de 330.000 enfermeras y enfermeros de España.

“Otra de nuestras peticiones actuales es que las enfermeras puedan optar a la categoría A1”

La Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios -coloquialmente, la “Ley del Medicamento”- también resulta ya anticuada. Creemos que las enfermeras debemos aparecer como prescriptoras al mismo nivel que el resto de profesiones sanitarias que tienen reconocida dicha facultad, cómo son los médicos, dentistas y podólogos. Otra de nuestras peticiones actuales es que las enfermeras puedan optar a la categoría A1, en definitiva, optar al mismo nivel que el resto de Grados. Esta es una de nuestras grandes reivindicaciones y consideramos que debe llevarse a cabo de forma inmediata. Es a todas luces injusto que las enfermeras y enfermeros no ostenten la misma categoría profesional que personas que han estudiado un grado universitario con los mismos créditos -como abogados, economistas, físicos, biólogos, psicólogos o periodistas, por ejemplo-, que actualmente están adscritos al grupo A1 con una titulación idéntica, lo que representa una evidente discriminación hacia una profesión mayoritariamente de mujeres.

P. ¿En qué punto está la creación de nuevas especialidades?

R. Ahora mismo no hay ninguna previsión de creación de nuevas especialidades enfermeras y, sin embargo, la sociedad en la que estamos necesita de cuidados especializados. Diversos estudios científicos señalan que cuanta más formación y especialización tengan las enfermeras menos mortalidad se produce y mayor calidad asistencial se proporciona. Llevamos años diciéndolo, las especialidades enfermeras salvan vidas, pero tras tantos años de retraso en su desarrollo e implantación se impone una revisión del modelo de especialización en nuestra profesión.

P. ¿En qué áreas podrían crearse especialidades de forma urgente?

R. Durante la pandemia se ha visto la necesidad de cuidados especializados en UCI, en cuidados respiratorios. Mucho se ha hablado de la necesidad de especialización en temas como perfusión o urgencias y emergencias. Es momento de sentarse, que haya un verdadero interés por parte del Ministerio de Sanidad, se cree un grupo de expertos que cuente con todas las partes interesadas y busquemos un consenso y solución a las especialidades de enfermería, en el que se pueda abordar el modelo de especialización enfermera que necesita nuestro país, porque lo que es evidente es que hay que avanzar en el desarrollo de las especialidades de enfermería y aportar soluciones, es una necesidad para la población y los ciudadanos y también una necesidad prioritaria para la profesión enfermera.

P. Conseguir la prescripción enfermera sigue siendo una carrera de fondo. ¿Por qué es tan difícil sacarla adelante?

R. Es cierto que todo son trabas, como las que últimamente están poniendo médicos, farmacéuticos, e incluso dentistas, a las guías de prescripción aprobadas por el Ministerio de Sanidad y que ya hay regiones que están implantando, como Asturias o Castilla-La Mancha. Estas guías cuentan con el consenso de todos los colectivos sanitarios implicados en esta normativa. Para nosotros como Consejo General de Enfermería es incomprensible que se quiera tumbar una normativa que lo que busca es el beneficio de los pacientes y el sistema sanitario en su conjunto. De hecho, se nos hace todavía más difícil de comprender porque lo más importante de estas guías es que han nacido fruto del entendimiento y el diálogo entre médicos, enfermeros, farmacéuticos, sanidad militar, mutuas y las propias administraciones públicas.

“Es incomprensible que se quiera tumbar una normativa que lo que busca es el beneficio de los pacientes y el sistema sanitario en su conjunto”

P. ¿En qué situación se encuentran los profesionales de enfermería?

R. La regulación de la prescripción enfermera no es otra cosa que dar una garantía jurídica al trabajo que día a día realizan las enfermeras en sus puestos de trabajo. Realizan y realizaban anteriormente. En definitiva, es una norma necesaria y fundamental para que el sistema sanitario pueda continuar adelante con plenas garantías para los profesionales de enfermería. Donde también está habiendo retrasos es en la implantación de la prescripción en el ámbito privado. Por nuestra parte, actualmente estamos trabajando en el modelo de receta para el ámbito privado y para el ejercicio libre de la profesión. Se pondrá a disposición de los profesionales talonarios en papel de seguridad que impide falsificaciones y fraudes.

P. Se habla de déficit de profesionales también en el ámbito médico. ¿Es el momento de rediseñar la atención sanitaria?

R. Por mucho que insistan en la escasez de médicos, que en algunas especialidades pueda existir, lo que faltan en nuestro país son enfermeras. España necesita más de 95.000 enfermeras para llegar a los datos de nuestros vecinos. De hecho, todas las comunidades autónomas necesitan enfermeras, salvo Navarra, única región que supera la media europea. Este déficit estructural en todo el sistema sanitario pone en grave riesgo la seguridad de los pacientes en los centros sanitarios y sociosanitarios de nuestro país. El no disponer de unas plantillas suficientes de enfermeras y enfermeros que puedan ofrecer una atención y cuidados de calidad a los pacientes y al conjunto de la ciudadanía, conlleva una mayor probabilidad de riesgos, complicaciones, reingresos, efectos adversos, e incluso, fallecimientos, como constatan numerosos estudios científicos nacionales e internacionales publicados a lo largo de los últimos años.

P. ¿Cómo se debe repartir el peso entre las diferentes profesiones sanitarias en un sistema renovado?

R. Es necesario repensar el funcionamiento del Sistema Nacional de Salud y ver qué será necesario en los próximos años. Pero no deben tener en cuenta sólo los datos de escasez de enfermeras, también es preciso considerar qué población tenemos que atender en relación con su envejecimiento, la natalidad, la dispersión geográfica o qué enfermeras especialistas debemos formar. No es lo mismo el número de enfermeras que vamos a necesitar si tenemos mucha población mayor y muy dispersa, en pueblos o aldeas, que barrios nuevos con una natalidad elevada. Todo eso debe analizarse seriamente si queremos ofrecer a la población la atención sanitaria que se merece, lo que todos nos merecemos como ciudadanos.

P. Es una profesión muy feminizada, ¿Qué implica para la enfermería?

R. Nuestra profesión requiere una alta cualificación, una formación académica de cuatro años y dos de especialidad contando en estos momentos con un gran número de profesionales enfermeros con grados de máster y doctorado; una carrera universitaria que requiere una exigente nota de corte para acceder a ella; y unos profesionales que gozan de un gran prestigio en el ámbito internacional. Pese a ello, la presencia de enfermeras en la toma de las grandes decisiones sanitarias sigue siendo meramente testimonial, fruto del techo de cristal que todavía supone ser mujer en muchos ámbitos, algo que es preciso cambiar. Por desgracia, algunas personas siguen teniendo un concepto trasnochado de las enfermeras como una profesión supeditada a otra antiguamente copada por varones o tienen que aguantar que se dirijan a ellas de forma inadecuada. A ello se suma el perpetuo estereotipo sexual vinculado a la profesión que, aunque cada vez en menor medida, se sigue viendo en fiestas, tiendas de disfraces, en publicidad, en series, películas o incluso en algunos medios de comunicación.

“Por desgracia, algunas personas siguen teniendo un concepto trasnochado de las enfermeras como una profesión supeditada a otra antiguamente copada por varones”

P. ¿Qué resultados esperan tras la aplicación de los fondos para ayudas a la investigación que han recibido en los dos últimos años?

R. Desde el Consejo General de Enfermería hace ya dos años que incorporamos a los presupuestos anuales una partida de 2 millones de euros para apoyar la investigación. Esto se materializa en ayudas directas a colegios de enfermería y sociedades científicas que cuenten con iniciativas en este sentido, también en ayudas a enfermeros que están cursando el doctorado o en los Premios de Investigación Enfermera del Consejo, que van ya por su segunda edición, por poner algunos ejemplos. Nuestro objetivo es apoyar a las enfermeras y enfermeros y fomentar la realización de proyectos de investigación innovadores que se traduzcan en una mejora de los resultados de salud en distintos ámbitos.

P. Desde su reelección, ¿En estos pocos meses ya se ha encontrado nuevos retos a los que hacer frente?

R. Es pronto para decir eso, pero con todo lo que tenemos pendiente y lo mucho que hay que seguir haciendo por las enfermeras en nuestro país sí que quiero dejar claro a los responsables políticos, que llevamos muchísimo tiempo planteándoles reivindicaciones legítimas, a unos y a otros, reivindicaciones con un objetivo fundamental: dar respuesta a las necesidades asistenciales de los pacientes y garantizar su seguridad. Esperemos que unos y otros tomen nota y pasen a la acción. Durante dos años, los políticos se han llenado la boca de elogios y admiración hacia las enfermeras. Unos halagos que, tras el periodo más duro de pandemia, hemos visto cómo se han ido diluyendo. Los aplausos dejaron de sonar para convertirse en despidos y en una gran reducción de plantillas en muchas comunidades autónomas, lo que ha dejado a la sanidad herida de gravedad. Mientras tanto, las enfermeras y enfermeros continúan trabajando sin descanso para dar los mejores cuidados a la población. A pesar de todo. Hemos llegado a un punto de no retorno, que los profesionales de enfermería no estamos dispuestos a tolerar.


También te puede interesar…