Esther Martín del Campo Madrid | martes, 03 de septiembre de 2019 h |

Incorporar en los protocolos de práctica clínica de pediatría en atención primaria la medida indispensable de la circunferencia de cintura como indicador de obesidad. Es una de las recomendaciones que se han planteado esta mañana durante la presentación de los resultados preliminares del Estudio Pasos, que dibuja, por primera vez en nuestro país, una fotografía sobre la actividad física, el sedentarismo, los estilos de vida y la obesidad de la población infantil de entre 8 y 16 años.

La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, y la estrella del baloncesto, Pau Gasol, junto a otros responsables, han participado en la presentación de este trabajo, coordinado por la Gasol Foundation, con el apoyo del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas.

El estudio ha revisado los hábitos de más de 3.800 niños de esta franja de edad de 245 centros educativos repartidos por toda España y ha contado con la participación de un total de trece grupos de investigación. Según el primer análisis, alrededor de un tercio de los niños y adolescentes españoles presentan sobrepeso u obesidad, un 34,9 por ciento.

Además, remarcan que el porcentaje de población infantil y adolescente con obesidad abdominal es prácticamente un 10 por ciento superior al porcentaje de obesos según el índice de masa corporal, lo que evidencia la necesidad de potenciar el uso de este segundo indicador en las consultas de pediatría de atención primaria, tal y como ha defendido Santi Gómez, investigador principal del estudio y Responsable de Programas de la Gasol Foundation, que sugiere que puede existir en la actualidad un infradiagnóstico del problema.

Según se desprende del estudio solo el 36,4 por ciento de niños y adolescentes cumple con la recomendación de la OMS de 60 minutos de actividad física moderada o vigorosa al día. El porcentaje es sustancialmente superior entre las niñas. Un 70,4 por ciento incumple esta recomendación, frente al 56,3 por ciento de los niños, y el incumplimiento también se eleva al pasar de Educación Primaria, con un 55 por ciento de incumplimiento, a Educación Secundaria, donde alcanza el 72, 4 por ciento.

Frente a este declive, lo que sí aumenta con la edad es el tiempo de uso de pantallas, otra de las variables analizadas. Según estos datos preliminares, más del 54 por ciento incumple las recomendaciones de la OMS, que establece un uso inferior a dos horas diarias. Entre semana, el tiempo promedio es de 179,1 minutos al día, mientras el fin de semana asciende hasta los 287,6 minutos.

Cuestionario PAU-7s

Además, Gómez subraya que “se ha aprovechado para validar herramientas nuevas que permitan medir la actividad física de forma breve y sencilla, de manera que se puedan aplicar en los equipos de pediatría en intervenciones que quieran medir cambios en la actividad física. Con ese objetivo calibramos y revalidamos el cuestionario PAU-7s, Physical Activity Unit- 7 Items”. El cuestionario, tal y como ha remarcado después el también presidente de la fundación, Pau Gasol, está a disposición de los profesionales como herramienta de consulta de pediatría en atención primaria.

En el análisis de los datos, el investigador principal remarca que se ha evidenciado una disminución de la actividad física de 106,43 minutos al día desde tercero de Primaria a cuarto de la ESO. Mientas, en el uso de pantallas, el incremento en este mismo periodo asciende a 144 minutos por día.

“Si cruzamos datos de actividad física y uso de pantallas nos encontramos con que las dos líneas se cruzan en quinto de Primaria, a partir de entonces se incrementa el uso de pantallas de forma exponencial y la actividad física también disminuye de forma exponencial”, alerta. De este modo, remarca que quinto de Primaria es un “punto crítico” que exige adoptar medidas preventivas en años anteriores que tengan continuidad durante la adolescencia.

A partir de estos datos, Pau Gasol ha defendido la necesidad de implantar cinco medidas básicas. Un punto clave, según su visión, es reforzar la formación en esta materia de los profesionales de pediatría que forman parte de los equipos sanitarios.

También destaca la necesidad de invertir en políticas de prevención que permitan anticiparse a esta realidad y frenar el deterioro de hábitos saludables en esta franja de población.

Asimismo, ha abogado por llevar a cabo una intervención de carácter comunitario “el esfuerzo debe ser conjunto y es preciso remar juntos para llegar más lejos”, indica.

En la misma línea, considera esencial aumentar el número de horas destinadas a potenciar la actividad física en los centros educativos, reforzando iniciativas. “No podemos dejarnos llevar por la inercia tecnológica”, remarca.

Para finalizar, ha abogado por la necesidad de impulsar un plan nacional contra la obesidad infantil, con el presupuesto correspondiente asignado, que implique a todas las administraciones públicas.

En los próximos meses se proporcionarán nuevos datos sobre este estudio que hacen referencia a los factores estructurales y del entorno. Su objetivo es que evolucione hacia un estudio longitudinal de cohortes que pueda dimensionar el problema y servir de base para la adopción de medidas que permitan revertir la situación.

Por su parte, María Luisa Carcedo ha insistido en la necesidad de disponer de ese tipo de estudios para diseñar políticas públicas que permitan combatir la pandemia del siglo XXI, que constituye, no solo un riesgo para los propios niños y adolescentes, sino que tiene consecuencias graves en la edad adulta. En su opinión, existe un amplio margen de mejora en educación en alimentación saludable, actividad física e higiene del sueño.