El Hospital La Paz de Madrid ha sufrido una transformación transversal frente al Covid-19, que ha sido como “tsunami para el sistema sanitario”. Así lo explica el director médico del hospital, Juan José Rios, quien ha analizado el recorrido de la experiencia de La Paz frente a la pandemia.

El hospital, que ha sido el epicentro de la pandemia en la capital, cuenta en su funcionamiento habitual con 1.200 camas en total, dedicadas a todas las patologías. La llegada de la Covid-19 supuso una “revolución” para los profesionales que trabajan en La Paz, que llegaron a tener más de 1.000 pacientes con un solo motivo de consulta: el coronavirus.

“Jamás nadie de los que estábamos allí, apostaría que ni los más veteranos, habíamos visto algo similar”

Desde finales de febrero que llego el primer paciente, la evolución de los ingresos se multiplicada de forma exponencial, llegando a contar con más de 600 ingresos semanales.

Cuando llego el tsnuami de Covid-19, casi la totalidad de áreas se transformaron para atender la patología. Únicamente algunas zonas como nefrología, debido a pacientes con dialisis, siguieron operativas. “Había algunas zonas que había que preservar dentro de lo posible”, explica Rios.

Unificación de profesionales

“Ya no había especialidades, había médicos”, reconoce. Los profesionales sanitarios se reorganizaron en los llamados “equipos covid”, agrupaciones multidisciplinares que empezaron de una forma “más voluntaria” y terminaron bien organizados.

A través de la figura de un coordinador, llegaron a trabajar de forma conjunta “un internista, un especialista en infecciosas que se unía a traumatólogo, un hematólogo, un digestivo o incluso un pediatra”, una situación excepcional que “ha funcionado excepcionalmente bien”, señala el director.

“Teníamos traumatólogos ayudando a tratar neumonías”

Complejo hospitalario al servicio de la Covid-19

El Hospital La Paz es un complejo hospitalario que se puso enteramente a disposición de la Covid-19. El hospital Carlos III fue el primero que se ocupó, según ha explicado Rios, y posteriormente el de Canto Blanco.

“Toda la actividad tuvo que cambiarse para centrarnos en el tratamiento de una única enfermedad”, explica.

La ocupación de cada área fue a un ritmo diferente. El director médico del hospital desvela que la evolución en urgencias fue vertiginosa, alcanzando su pico el 25 de marzo.”Llegamos a tener 250 pacientes pendientes de ingreso con patología Covid-19″, subraya.

Por el contrario, la ocupación del área de cuidados intensivos “se produjo de una forma menos intensa, con una elevación más suave”. Esta situación genera un problema, según el director, ya que una vez alcanzada la meseta, “la desescalada es mucho más lenta”. Además, las altas de los pacientes que se encuentran en esta unidad “lleva tiempo” y la ocupación es mayor, lo que supuso un reto para los profesionales sanitarios.

Frente a esta reestructuración de zonas de asistencia hospitalaria, la prioridad era encontrar nuevos espacios para los enfermos. Rios explica que este proceso se llevo a cabo en pocos días, e incluso en horas.

“Llegamos a un punto en el que no disponíamos de ninguna zona de urgencia disponible para pacientes no infectados por covid, por loq ue tuvimos que separar una zona denominada ‘limpia‘”.

Incluso la zona de espera se trasladó al exterior con una carpa para poder atender a los pacientes que llegaban al hospital.

Imaginar nuevas áreas para asistencia hospitalaria

“Aún así eso no era suficiente, tuvimos que buscar mas zonas e imaginar nuevas áreas”, indica Rios. El gimnasio, un sitio que suele usarse en fisioterapia se ocupo por pacientes, se convirtió en el punto de mira de los profesionales sanitarios. Un espacio que inicialmente fue ocupado por sillones, terminó albergando camas.

El director médico del hospital reconoce que se trata de un área grande que permitía trabajar con agilidad, “es una zona que recomiendo en caso de disponer de ella, como ocurrió de forma similar con el Hospital de Ifema”.

“Los pacientes tenían miedo y sensación de soledad, no sabían que iba a ser de su evolución. Era una imagen sobrecogedora”

La búsqueda de nuevos espacios que garantizaran una atención a todos los infectados llegó al punto de impedir dormir a los profesionales. Rios explica cómo las camas de cuidados intensivos, treinta en su funcionamiento habitual, se multiplicaron. La tarea de transformar nuevos espacios en áreas para pacientes críticos “no fue fácil”, explica Rios.

“Todo se desplazó a este área medica critica y además hubo que buscar nuevas zonas habilitadas, necesita respiradores, aspiración, monitorización… “

Las opciones ante la pandemia han albergado diferentes dispositivos para atrasar la situación de ingreso en críticos como las máscaras. Unas circunstancias con las que contaron desde el primer momento la Unidad de Simulación e Innovación.

Pruebas PCR

El Servicio de Microbiología del Hospital La Paz ha llegado a tener 1.000 pruebas diagnósticas PCR diarias.

“Había que conseguir intentar hacer el mayor número de PCR posibles a los pacientes que llegaban a urgencias”, destaca Rios, una labor que requería de equipación profesional.

El director médico ha agradecido las ayudas públicas de la Administración y destaca, especialmente, la generosidad mostrada por muchas instituciones, algunas de ellas privadas.

“Hemos llegado a necesitar hacer el numero mayor posible de TAC y con la ayuda de todos pudimos colocar en el aparcamiento de urgencias por falta de espacios“, reconoce Rios.

Impacto en los profesionales

La cifra de contagiados dentro de los profesionales sanitarios del Hospital de la Paz ha sido uno de las principales preocupaciones, alcanzando el 30 por ciento.

Las urgencias, que se veían colapsadas, debían contar con la cantidad de profesionales que debían acudir a ellas, por lo que se decidió crear una consulta específica para profesionales. Liderada por un internista, se valoró a los profesionales sanitarios con una serie de recomendaciones.

Algunos que estaban de baja ayudaron a mantener el control de sus propios compañeros vía telefónica”

El director destaca la profesionalidad de otros sectores de trabajadores del hospital que “no son tan visibles” como mantenimiento, la Dirección de gestión o Recursos Humanos.

“La amistad que ha surgido ha sido espectacular, mano con mano con total dedicación”, afirma Rios.

El hospital llegó a crear un área de datos formado por un equipo de personas para poder analizar los datos de los pacientes. Este comité científico llegó a reunir datos de 3.000 pacientes. Contó con estudiantes de último curso que se ofrecieron voluntariamente, todos ellos coordinados por un profesional.


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