Entre los días 4 y 7 de junio Málaga ha acogido el LVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc). Álvaro Castellanos, presidente durante la celebración del congreso y actual miembro de la Junta Directiva, repasa en GACETA MÉDICA los temas abordados en este encuentro y los retos a los que se enfrenta la especialidad.

Pregunta. ¿Cómo han acogido los asistentes esta edición del congreso?

Respuesta. Hemos batido récord de asistencia, con más de mil inscritos. También hemos registrado récord de comunicaciones presentadas. Con esto, podemos decir que los datos son incluso mejores que las expectativas que teníamos.

P. ¿Cuáles han sido las principales novedades de este congreso?

R. El lema es ‘Reinventando el futuro’, y a este respecto se está hablando mucho de nuestro programa Semicyuc Calidad; en el congreso hubo una ponencia en el auditorio con las enfermeras para hablar de esta iniciativa. Es un plan de gestión integral de la calidad en todas sus dimensiones.  Lo estamos haciendo con la Fundación Avedis Donabedian, una fundación experta en calidad de la Universidad Autónoma de Barcelona y el objetivo fundamental es ofrecer un modelo de referencia a todos aquellos servicios que quieren mejorar sus resultados y ser excelentes entonces.

La primera fase, que era construir un manual de criterios de buenas prácticas, prácticamente está terminado, incluso pilotado. Hemos ido refinando sucesivamente esos criterios y los hemos definido, por lo que tenemos el manual prácticamente construido. Ahora vendrá una segunda etapa que es formar a todos aquellos que quieran participar en el proyecto para que se autoevalúen, se auto auditen y apoyarlos en lo que es ese camino hacia hasta conseguir la certificación, que es donde termina el proyecto. Se trata de una certificación de calidad independiente.

P. ¿Y en ámbitos más específicos de la práctica clínica?

R. Un tema muy importante es el síndrome post UCI, con pacientes que han estado más de cuatro días con ventilación mecánica y sedación profunda. Sobre todo aquellos que han tenido una infección grave, una sepsis, van a tener una debilidad muscular general y van a tardar en recuperarse. Entonces se está hablando mucho de esto, de la analgesia y de la sedación; de cómo aplicar, ajustar o decidir qué sedantes se dan en cada caso, a qué dosis, cuánto tiempo, nivel de sedación… También, de medidas de prevención de síndrome post UCI, como evitar la sedación profunda o iniciar una movilización precoz.

Por otra parte, evitar infecciones adquiridas en la UCI, del papel que juegan otros especialistas en la UCI como rehabilitadores, fisioterapeutas o psicólogos, que es otro tema relativamente novedoso, pero que nosotros también hemos tratado.

P. ¿Qué se ha presentado en este congreso respecto al modelo asistencial?

R. Se abordaron diferentes aspectos, como la estratificación asistencial de las unidades de reanimación o la cooperación con los servicios de urgencias, para atender inmediatamente al paciente grave y ganar tiempo. Se ha hablado también de llevar a cabo una mejor comunicación con los servicios extrahospitalarios, de estratificar la asistencia dentro del hospital, ubicar al paciente en el lugar más adecuado desde el punto de vista de las necesidades que él tenga, pero, sobre todo, pensando en su seguridad, en su confort y en criterios de eficiencia. Nuestra propuesta es a tres niveles: la Unidad de Cuidados Intensivos propiamente dicha, la Unidad de Cuidados intermedios y los Servicios Extendidos de medicina intensiva.

P. ¿Cómo funcionan estos últimos?

R. De los Servicios Extendidos de Medicina Intensiva hemos hablado mucho, porque tienen varias actividades. Una es el seguimiento de los pacientes que damos de alta que todavía están vulnerables y pueden presentar alguna complicación. Otro es participar en rondas con algunos servicios que tienen pacientes de riesgo, como hematología o hepatología a través de los servicios de respuesta rápida o sistemas de respuesta rápida. Son sistemas de seguridad de apoyo a los pacientes ingresados en la planta y, básicamente, su función es primero detectar los pacientes que se están deteriorando clínicamente para aplicar una intervención rápida y efectiva, evitando que se llegue al fallo multiorgánico. Esto habitualmente se hace utilizando una escala clínica que contiene varias variables fisiológicas; las enfermeras pasan por la mañana por las plantas donde está instalado y miden estas variables que son fáciles de obtener y de interpretar. A estas, se les asigna una puntuación dependiendo de la intensidad de la alteración fisiológica.

Con ello, el paciente queda clasificado en un grupo de riesgo y, si es muy alto, se llama inmediatamente a cuidados intensivos. Si es un riesgo intermedio, se llama al médico de la planta, aunque siempre se puede llamar a cuidados intensivos.

Dejamos la libertad de que se nos llame cuando ellos crean necesario no y si es de bajo riesgo, permanece en planta. También estamos hablando de las consultas post UCI que tienen como misión resolver todas las dudas e incertidumbres que tienen los pacientes y familiares cuando han pasado por una enfermedad grave. Por otra parte, coordinarse los servicios que el paciente necesite como Atención Primaria, rehabilitación psicología, o neumología.

P. ¿De dónde surge la necesidad de llevar a cabo este modelo de reorganización?

R. La idea surge de que tenemos muy presente que el resultado de los pacientes que tratamos en la UCI no solamente depende de nuestro trabajo. Depende también de lo que se ha hecho antes y después. Pensamos que es una cuestión de responsabilidad, cooperando en las diferentes etapas asistenciales y trabajando con los diferentes especialistas con la idea de anticiparnos, conseguir ganar tiempo y mejorar los resultados.

La enfermedad grave tiene diversas etapas y en muchas ocasiones el paciente transita por diferentes lugares geográficos: el servicio de emergencias extrahospitalario, la urgencia, la planta, la UCI… Entonces la idea es coordinar y mejorar la comunicación, sobre todo con el fin de ganar tiempo y aplicar las intervenciones apropiadas en el menor periodo posible.

P. ¿Qué pasos hay que seguir para que, con esta base, se cumplan objetivos?

R. Lo primero sería una buena comunicación con los servicios de emergencias extrahospitalarias, de tal manera que ellos nos vayan diciendo cuál es la condición clínica del paciente y así cuando llegue al servicio de urgencias, tanto nosotros los intensivistas como los urgenciólogos podamos tener todo más o menos preparado, planificado e incluso llamando a otros especialistas que tendrán que concurrir en el tratamiento. Hemos podido ya planificar la solicitud de pruebas urgentes, como puede ser un TAC. En definitiva, adelantar la planificación.

Luego, dentro del hospital, la estratificación asistencial. Sobre todo, en los servicios extendidos, los servicios de vigilancia de los pacientes ingresados en la planta son importantísimos porque se reducen las muertes inesperadas con los ingresos rápidos, cuidados intensivos y mejorando la experiencia del paciente a su paso por el por el hospital. Es decir, disminuye las vivencias traumáticas que se pueden dar cuando te vas deteriorando y nadie lo nota y de repente te dicen que tienes que bajar a cuidados intensivos. Realmente, es una angustia, un estrés para los pacientes y para sus familiares, y con estos sistemas nos anticipamos y evitamos eventos adversos inesperados y graves.   

P. ¿Cómo interviene Semicyuc en la formación de los futuros especialistas?

R. Contamos con un plan de formación en competencias. Se basa fundamentalmente en hacer muchas evaluaciones con carácter formativo para aprender a pie de cama. Así, formamos a los tutores para enseñarles cómo hacer esas evaluaciones a pie de cama o en el laboratorio de simulación y les damos cursos para que aprendan no solamente eso, sino también cómo proporcionar una retroalimentación efectiva. Para eso, tenemos un plan piloto en el que están participando 18 UCI de todo el país con estas herramientas: formación de los tutores evaluaciones formativas a pie de cama y un portafolio electrónico. Esto es una aplicación que permite recopilar toda la experiencia que va adquiriendo el residente, los resultados de las evaluaciones y demás para poder hacer un seguimiento y que él en todo momento se comprometa también con su desarrollo profesional, viendo qué competencias adquiere y cuáles faltan.

P. ¿Qué aspectos se han tratado en cuanto al uso de la tecnología en las UCIs?

R. Todo lo relacionado con la tecnología y su apoyo a las funciones orgánicas hasta que se resuelva el problema que originó estas disfunciones; es lo que da sentido a esta especialidad. Esta es una especialidad muy tecnológica y, por lo tanto, tenemos que estar continuamente actualizados con nuevos avances y con los efectos y riesgos asociados a estas técnicas.

P. ¿Cómo se ha incluido en el congreso la potenciación del trabajo en equipo?

R. Hemos organizado un concurso que se llama ‘Somos el mejor equipo’, con seis UCIs participantes. Esto se hizo el último día del congreso y consistió en que los participantes tuvieron que manejar durante 15 minutos un caso clínico simulado con un maniquí en un escenario que recrea una UCI, con monitorización, respiradores, y todos los elementos que hay en una UCI real. Esta iniciativa se ha puesto en marcha, sobre todo para resaltar la importancia del trabajo en equipo, de resolver problemas complejos. Demostrar que un equipo bien coordinado bien liderado y que se comunica bien entre los miembros que lo componen, puede conseguir resultados muy buenos. Desde Semicyuc queremos potenciar este trabajo en equipo.

P. Más allá de los aspectos mencionados, ¿Destacaría algún otro tema de los incluidos en el programa?

R. El programa ha sido muy completo, con lugar para el cuidado del paciente neurocrítico, el del paciente trasplantado o los cuidados postoperatorios. También ha habido espacio para hablar sobre la donación, ya que la gran mayoría de coordinadores en nuestro país son intensivistas, y se han tocado temas como la necesidad de optimizar el manejo del donante; también, de lo que se llaman órganos marginales, por ejemplo, de personas mayores o de si hay alguna nueva técnica o solución para mejorar la preservación de los órganos.

Es una especialidad muy horizontal, atendemos muchas patologías muy diversas de todos los aparatos y sistemas, siempre enfocados a la disfunción orgánica y al paciente grave. Por ello, tenemos que aprender mucha fisiología, mucha fisiopatología cómo funcionan las máquinas en condiciones de un paciente con disfunción orgánica. Es un campo muy amplio.

P. Para finalizar, ¿Cuáles diría que son los principales retos a los que se enfrenta la especialidad?

R. El reto es conseguir una UCI más segura, con procedimientos menos invasivos, más confortable y humana y que enseña e investigue. Una UCI también que, desde el punto de vista organizativo, apoya a otros servicios y es flexible en su organización. Es decir, que cuando toca expandirse, seamos capaces de hacerlo y también cuando toque contraernos. Para lograrlo, necesitamos programas potentes como el que comentaba, ‘Semicyuc Calidad’. Necesitamos también una formación sólida.

El hecho de que en esta edición del congreso hayamos batido récord de inscripciones significa que la especialidad está muy viva. Que estamos muy activos, muy motivados por aprender, por innovar y por aplicar las mejores soluciones posibles a los problemas que nos plantean los pacientes, que suelen ser complejos.


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