La irrupción del COVID supuso una revolución en toda regla, era una realidad inhóspita. La irrupción de pandemias se asociaban a situaciones pasadas en nuestra historia. La última vez que se tuvo que hacer frente a esta situación fue un siglo atrás, con la gripe española. En ese momento, los medios de comunicación ocupaban una posición radicalmente diferente a la actual. El acceso a la información era limitado así como los canales de información, donde la inmediatez apenas tenía peso informativo.

Los medios especializados, fueron un faro ante la oleada de desinformación que comenzaba a merodear.

En cambio, con la aparición de la COVID-19 los medios de comunicación tuvieron que afrontar a un panorama totalmente novedoso y desconocido. Los flujos de información eran ingentes y muchas de ellos contradictorias. La información sanitaria copaba las primeras planas de todos los medios, lo que puso sobre la mesa la dificultad de comunicar una información tan delicada como especializada. La información era muy escasa por lo que los medios tenían que realizar una labor de adaptación constante para poder dotar a la población de una información correcta y eficaz.

Importancia de los medios especializados

José Manuel González, de Servimedia, moderó la sesión para desgranar la experiencia en television, prensa escrita y medios especializados sobre la pandemia. En ese momento los medios especializados, fueron un faro ante la oleada de desinformación que comenzaba a merodear. En este sentido, Santiago de Quiroga, presidente y editor de GM ha destacado que “los medios especializados teníamos la suerte de conocer a las fuentes autorizadas y sabíamos a quién preguntar. No obstante, eso convivía con los planteamientos y las fuentes distintas, incluyendo las oficiales, que a veces iban con un poco más de retraso. De hecho, en ocasiones “nos encontrábamos con que las fuentes no iban de acuerdo con lo que los especialistas nos contaban”. Además, de Quiroga ha añadido que “veíamos que los expertos estaban más preocupados al principio que las fuentes oficiales. Nadie tenía ni idea de la trascendencia real en los organismos oficiales. Veíamos evidencias suficientes pero no se tomaban en consideración, ya que los decisores realmente no sabían la trascendencia y la importancia de lo que estaba pasando“.

En un origen, se tildó a los medios de comunicación de alarmistas, acusándoles de vaticinar una situación apocalíptica que distaba mucho de la realidad que se vivía. En este sentido, Susanna Griso, presentadora y directora de Espejo Público ha afirmado que “durante las primeras fases de la crisis se nos acusó de tremendistas. Decían que estábamos siendo responsables por generar alarma social. “Hubo muy poca pedagogía, se paso de la nada al todo”, asegura. Asimismo, ha añadido que “la pandemia fue una cura de humildad para los medios generalistas“. “Éramos totalmente ignorantes de lo que ocurría tuvimos que recurrir a expertos para poder entender y hacer entender que es lo que ocurría. Tuvimos que realizar un aprendizaje constante para poder comunicar correctamente lo que estaba sucediendo”, asegura la periodista.

En contraposición con los medios especializados que ya contaban con un aprendizaje previo “los medios especializados teníamos una comunicación más fluida porque preguntábamos a los expertos y expertas para poder ir descifrando lo que iba ocurriendo y no teníamos que ir descubriendo un mundo nuevo”, ha señalado Santiago de Quiroga.

“La pandemia fue una cura de humildad para los medios generalistas”

Susanna Griso, presentadora y directora de Espejo Público

En esta línea, Susana Quadrado, periodista de La Vanguardia ha subrayado la dificultad de comunicar ante esta nueva situación. “Los expertos salían hasta debajo de las piedras, era necesario confirmar las fuentes. Estábamos ante un mundo nuevo que desconocíamos”, ha apostillado Quadrado. No obstante, ha incidido que también tuvieron que hacer frente a la opacidad y al hermetismo de los gabinetes de comunicación. “La información llegaba a cuentagotas y nos complicaba mucho nuestro trabajo. Nos obligaba a cambiar nuestras fuentes de información porque los gabinetes no eran fiables” ha lamentado Quadrado.

Fake News

Esto puso sobre la mesa otro problema, los bulos y las fake news. Ante tanta demanda de información la desinformación comenzó a coger protagonismo en la sociedad. Surgían teorías conspiratorias que alejaban el foco de lo que realmente era importante y aún más se alimento con la irrupción de las vacunas o la politización de la pandemia. En este sentido, Susana Griso ha indicado que “cuando se politizó la pandemia se empezó a generar mucha inseguridad. Daba la sensación que los datos eran arbitrarios. Además de ellos, tuvimos que luchar contra fake news de personas públicas, ‘influencers’, que eran totalmente delirantes”.

No obstante, Quadrado hace una valoración positiva del camino recorrido. “El periodismo ha dado un salto para bien. Hemos sabido poner el foco donde correspondía y ser un altavoz para la comunidad científica. Gracias a la pandemia hemos sido realmente conscientes de la trascendencia de la comunidad científica.

Como conclusión, Santiago de Quiroga ha ensalzado el crecimiento en la consideración de la importancia y el peso de la salud pública y la medicina preventiva en la información. Se ha ganado la confianza y el protagonismo necesario de una parte de la medicina que estaba algo relegada y que se convirtiron en las fuentes intensivas de información a través de sus expertos. Se ha dado la importancia que merece a la atención sanitaria y a la informacion que proviene de la comunidad científica. No obstante, la presentadora de ‘Espejo Público” ha señalado que ahora hay que hacer frente a un nuevo problema, el hartazgo informativo sobre la COVID.


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