La pandemia de COVID-19 ha puesto a prueba la flexibilidad de la atención sanitaria en nuestro país y su capacidad de respuesta. Sin duda alguna, ha sido una prueba de estrés sin precedentes en la que algunos centros, gracias a la iniciativa y la experiencia de sus profesionales sanitarios y a la visión de sus gestores, han podido mostrar su solvencia y su capacidad para anticiparse.

José Antonio Rodríguez del Portal, Ángela López Bauza y Cecilia López Ramírez.

Es el caso del Hospital Virgen del Rocío, uno de los centros pioneros a nivel nacional en protocolizar la atención al COVID persistente. No han perdido de vista que, tras la etapa ‘aguda’ de la pandemia, este es el auténtico desafío a medio y largo plazo para el sistema sanitario.

Cecilia López Ramírez, especialista del Servicio de Neumología del centro hispalense, explica a GACETA MÉDICA cómo se gestó la respuesta de estos especialistas a las nuevas necesidades que comenzaron a detectar. No en vano, el impacto del virus en el sistema respiratorio fue lo más visible al inicio de la pandemia.

López Ramírez recuerda que a mediados de mayo de 2020 comenzaron a recibir llamadas y derivaciones de pacientes dados de alta tras la primera oleada. “Tuvimos que organizarnos”, remarca. A partir de ahí, se creó una consultad centralizada en el edificio Laboratorio del hospital, donde se pasan las consultas de neumopatía intersticial, y en junio empezó a funcionar.

“Solo tras esta ola pasaron por la consulta más de 200 pacientes. En nada, se unieron los de olas sucesivas hasta llegar a ver más de 1.500 pacientes entre derivaciones por ingreso y consultas desde atención primaria”, repasa.

Una de las preocupaciones principales al principio, relata la especialista, era la posibilidad de que el virus dejara algún tipo de lesión permanente de inicio en el pulmón: “pronto comenzamos a detectar otro tipo de secuelas en otros órganos y vimos que había trabajaren equipo, de forma multidisciplinar”.

A partir de ahí, se creó un circuito de atención exclusivo para pacientes con COVID, en colaboración con Enfermedades Infecciosas y Medicina Interna. “Todo paciente dado de alta por neumonía moderada o grave por COVID-19 era derivado. Posteriormente, hemos recibido también un gran número de pacientes sin ingreso y procedentes de atención primaria”, apunta. Esto es así, prosigue, “porque un porcentaje alto de pacientes, aún sin presentar neumonía refieren sensación de falta de aire, tos persistente o debilidad muscular pasado el COVID, por lo que la demanda asistencial sigue siendo elevada.

Detección precoz de las secuelas

En la actualidad, desde esta unidad se realizan pruebas de función pulmonar y de imagen para detectar de forma precoz secuelas a nivel pulmonar, sobre todo en pacientes con neumonías más graves. “También valoramos la capacidad de esfuerzo de los pacientes de forma conjunta con rehabilitación. Esto último es importante, porque hemos detectado una debilidad en la musculatura no solo respiratoria, sino también en la musculatura periférica de los pacientes que los limita tanto para la actividad física como en su vida cotidiana y que se prolonga en el tiempo”, asegura la experta. De ahí que remarque que el desarrollo de un programa de rehabilitación y entrenamiento adecuado ayuda a una recuperación más precoz y evite cronificar algunos síntomas.

En la actualidad, cuatro miembros del Servicio de Neumología del hospital son los encargados de valorar a los pacientes COVID: tres neumólogos (José Antonio Rodríguez Portal, Ángela López Bauza y ella misma) y una rehabilitadora, la doctora Cejudo, junto con la enfermería.

“Podemos realizar todo tipo de análisis, pruebas funcionales y de esfuerzo cardio pulmonar y contar con la colaboración de cardiólogos para realizar ecocardiografías, así como de otras muchas especialidades cuando ha sido necesario”, asegura.

Coordinación con Medicina Interna

Un punto fundamental en la actividad de este servicio de Neumología en la atención a COVID persistente tiene que ver con la coordinación con la unidad específica que dirigen los médicos internistas del centro.

“Ha sido fundamental para nosotros crear un circuito con ellos para derivar a los pacientes sin demora. Detectamos que algunos pacientes, después de varios meses, continuaban con secuelas o problemas crónicos que catalogamos como COVID persistente y que debíamos abordar. Hoy en día sigue siendo un reto”, sentencia.

Un ejemplo de este abordaje conjunto es la atención a pacientes que seguían refiriendo disnea o fatiga muscular sin una causa que la justifique ni en las pruebas de imagen ni en la espirometría. “Como este síntoma, muchos otros: cefalea, dificultad para la concentración y memoria, caída del cabello o pérdida del gusto y olfato. Medicina Interna lo ha centralizado todo en su consulta postcovid y es de gran ayuda”, admite López Ramírez.

El origen de la consulta monográfica de COVID persistente

Marta Pérez e Isabel Martín, especialistas del Servicio de Medicina Interna, explican cómo se gestó la consulta monográfica de COVID persistente. En sintonía con la explicación de la neumóloga, las doctoras subrayan que desde inicios del verano de 2020 se hablaba ya de pacientes con síntomas persistentes más allá de la infección aguda. “Sin embargo, la actuación de emergencia sanitaria no permitía en ese momento atender de manera adecuada a esta población. En nuestro centro se abren las consultas específicas de COVID persistente en marzo de 2021, a pesar de que ya se habían visto pacientes antes, pero no de forma monográfica”, indican a GACETA MÉDICA.

Las secuelas que se abordan en este servicio son las mismas que en muchos otros: fatiga extenuante, cansancio postesfuerzo, taquicardia, dolor torácico, niebla mental, disnea, cefaleas, dolores articulares…

Todavía hoy faltan datos para estimar qué porcentaje de pacientes con COVID presentan síntomas persistentes. Las especialistas destacan que existen diferentes estudios a nivel internacional que encuentran persistencia de síntomas más allá de la semana 12 entre el 5 y el 40 por ciento. “Se necesitan más estudios para valorar esta prevalencia, ya que, además, existen pacientes que irán mejorando y en los que desaparecerá la sintomatología. En este sentido, parece que no existen diferencias según el tipo de variante o de si hay inmunidad previa con la vacunación en presentar COVID persistente”, remarcan.

Marta Pérez e Isabel Martín, especialistas de la consulta monográfica de COVID persistente del servicio de Medicina Interna del centro.

Actualmente, un total de seis internistas del Servicio de Medicina Interna participan en la consulta monográfica, una actividad que compaginan con otras consultas y actividades.

Las especialistas explican cómo se planteó inicialmente la atención a estos pacientes y su evolución en este tiempo. En principio se abrieron dos agendas específicas para consultas de COVID persistente de forma monográfica y en estos dos años tenemos cinco agendas para ello. Son pacientes principalmente derivados desde sus centros de salud por síntomas relacionados con la infección.

En función de su sintomatología, los profesionales perfilan la atención sanitaria. En coordinación con Neumología se llevan a cabo pruebas básicas analíticas y de función respiratoria. “Hacen una labor excelente con los pacientes con disnea persistente”, subrayan.

Además, hay pacientes en los que la COVID funciona como trigger y se inician síntomas de enfermedades inflamatorias, como derrames pericárdicos o artritis, de manera que el estudio va en ese sentido, detallan.

En cuanto a la niebla mental y la fatiga o astenia persistentes, el equipo intenta hacer una valoración cuantitativa de la pérdida de funcionalidad y autonomía del paciente mediante escalas, insistiendo siempre en la importancia de programar los descansos entre actividades para evitar mayor fatiga y frustración.

“En las revisiones, reevaluamos estos síntomas y su impacto en la calidad de vida del paciente. En algunos pacientes iniciamos tratamientos para mejorar la falta de atención, aunque por ahora ninguno ha demostrado evidencia sólida la mejoría del cuadro persistente”, indican.

Además de una relación íntima con el servicio de Neumología y Rehabilitación Respiratoria, la consulta monográfica comparte pacientes con Digestivo y otros servicios, al igual que con Atención Primaria, destacan las portavoces.

La importancia del seguimiento a medio y largo plazo

En ambos servicios son conscientes de la importancia de mantener un seguimiento a medio y largo plazo de estos pacientes. En el caso de Neumología, por ejemplo, Celia López asegura que es necesario seguir a los pacientes con síntomas respiratorios y neumonías graves, ya que en muchos de ellos hay alteraciones pulmonares tras más de un año de la infección. Por otro lado, añade que los pacientes con COVID persistente que mantienen los síntomas que han surgido durante la infección más allá de las doce semanas se ha visto que aparecen independientemente de la gravedad de la infección, limitando su calidad de vida.

Desde Medicina Interna, las doctoras explican que al igual que con otras enfermedades, en el seguimiento de los pacientes se van descubriendo patrones y observando resultados de tratamientos, además de analizar la evolución de la sintomatología, lo que les permite conocer mucho mejor a lo que se enfrentan. “Además, son pacientes con mucha sintomatología que necesitan respuesta por parte del sistema sanitario”, sentencian las internistas del centro.

Comprometidos con la investigación

En un momento en el que la evidencia científica disponible sobre COVID persistente se está gestando, la labor de investigación de estos servicios resulta fundamental. La consulta monográfica liderada por los internistas realiza investigación a nivel local, pero también participa en un estudio internacional sobre predisposición genética y acaban de concederles un estudio nacional en una convocatoria de investigación, según explican a este periódico.

Neumología también ha participado en varios ensayos multicéntricos a nivel nacional. El objetivo, recuerda López Ramírez, era ver la evolución de la función pulmonar y los hallazgos radiológicos en el tiempo, así como medir biomarcadores de fibrosis.

En otro ensayo, emplearon un fármaco antibiótico para medir su capacidad terapéutica tratando pacientes con signos clínico-radiológicos iniciales de fibrosis pulmonar después de haber superado una neumonía grave provocada por la COVID.

Este hospital, también es uno de los 40 centros que han participado en el registro nacional de pacientes afectados por COVID, liderado por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). De este modo, concluye López Ramírez, han podido ver cómo ha trabajado cada centro y recopilar y registrar numerosos parámetros demográficos, clínicos y del tratamiento.


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