La fachada de la maternidad del Gregorio Marañón, ayer por la tarde

El ambiente en la tarde del gran apagón era muy raro en las calles de Madrid. Las marquesinas de los autobuses están a reventar de trabajadores que no pueden trabajar, los policías conducen el tráfico como buenamente pueden porque no hay semáforos y los niños están en los parques porque no hay actividades extraescolares. Los hospitales, mientras tanto, no pueden permitirse el lujo de parar. Por causas desconocidas hasta el momento, España entera se ha apagado, pero los hospitales han logrado continuar prestando atención, aunque sea prácticamente en servicios mínimos.

La clave está en los sistemas electrógenos y protocolos con los que cuentan estos centros para tener electricidad en caso de una emergencia similar a la que estamos viviendo. “Aquí nos han dicho que podemos seguir funcionando. Tenemos autonomía para unos tres días nos han comentado”, explican a Gaceta Médica dos profesionales sanitarios que han salido a la puerta del Hospital de La Princesa, al finalizar su turno.

Esa autonomía, como explican, la consiguen gracias a los generadores con los que están dotados los hospitales. Como añaden, “también hay tanques de gasoil” que permitirán al complejo seguir funcionando si la situación se alarga en los próximos días.

“Lo imprescindible”

Pese a que los hospitales están funcionando, solo “se está haciendo lo imprescindible”, como señalan otros facultativos a las puertas del Gregorio Marañón: “Todo lo que no es urgente, nada”. En este sentido, explican que gracias a los sistemas de generación de energía alternativos están pudiendo responder a las urgencias, igual que a las intervenciones que son imprescindibles. Toda la electricidad, bien preciado hoy más que nunca, está destinada a “lo imprescindible”, remarcan.

Se trata, entre otros servicios, de la UCI, las citadas Urgencias y los quirófanos. Lo que sin embargo se ha fundido a negro son la mayoría de tareas burocráticas propias de los hospitales. Las plantas de administración están teniendo muchos más problemas y, en la mayoría de los casos, no están pudiendo trabajar.

Lo mismo pasa en los centros de salud. Como expone un grupo de enfermeras en la puerta de la Maternidad del Marañón, “no están operativos”. De igual modo, una de ellas lamenta que el colapso eléctrico, que a su vez ha provocado un colapso del tráfico y los servicios de transporte en toda España, sí haya provocado que muchos compañeros “no hayan podido” acudir hasta su puesto de trabajo. En el mejor de los casos, los que han llegado, han llegado tarde, y los que ya estaban, no se han podido ir.

Pese a todo ello, los hospitales han resistido en un momento crítico. El gran apagón ha colapsado España y nos ha puesto contra el espejo. Sufrimos una pandemia que nos avisó de que no estábamos preparados y, ahora, este episodio pone de manifiesto que no podemos bajar la guardia y que debemos de estar preparados, también en materia sanitaria, para amenazas de este tipo.


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